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Dejar de fumar favorece la aparición de células protectoras que regeneran los pulmones

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature revela que cuando se deja de fumar un grupo de células, desconocidas hasta ahora, se despierta y restauran parte de los pulmones reduciendo el riesgo de sufrir cáncer de pulmón.

Los factores de riesgo y las causas del cáncer de pulmón son variables, pero, sin duda, el tabaquismo es considerado como el principal peligro para desarrollar esta enfermedad.

De acuerdo con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), cerca del 80 por ciento de estos tumores se dan en personas fumadoras o que han dejado de hacerlo recientemente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que cerca del 30 por ciento de fallecimientos por cáncer se deben a factores de riesgo que se pueden prevenir como la falta de actividad física, el consumo de alcohol, el tabaquismo o una mala alimentación.

Dejar de fumar es el primer paso para reducir los efectos nocivos del tabaco en nuestro organismo, sobre todo en los pulmones, y un nuevo hallazgo científico acaba de descubrir cómo las células que no han sido dañadas son capaces de proteger los pulmones y disminuir el riesgo de padecer cáncer.

Células sanas se despiertan para proteger los pulmones

Nunca es tarde para dejar de fumar. La investigación, elaborada por un equipo del Wellcome Sanger y del University College London, revela que, cuando se deja de fumar, un grupo de células, desconocidas hasta ahora, se despierta y restauran parte de los pulmones.

El estudio, que ha sido publicado en la revista especializada Nature, se ha basado en la secuenciación del ADN de un grupo de fumadores, exfumadores, personas que no habían fumado nunca y niños. En total, los investigadores han analizado el ADN de 632 células individuales de 16 participantes para ver cómo actúan ante la exposición del tabaco.

En primer lugar, el grupo de personas que nunca había probado un cigarro había experimentado un ritmo regular y constante en el número de mutaciones celulares en su organismo. En este caso, tal y cómo argumentan los investigadores, la cifra natural de mutaciones en una persona de 60 años es de 1.000 a 1.500. Tras analizar todas sus células, se dieron cuenta de que tan sólo el 5 por ciento había sufrido alguna mutación conductora (alteración del gen de la célula menos indicada que puede favorecer la aparición de tumor).

Los fumadores tienen 5.000 mutaciones más

Pero, ¿qué pasó con el grupo de fumadores? Cada célula presentaba cerca de 5.000 mutaciones más que en personas no fumadoras, lo que también conlleva al incremento de mutaciones conductoras.

Una vez llegados a este punto, el equipo de investigadores descubrió un importante avance. Las personas que habían dejado de fumar tenían dos tipos de células: unas con mutaciones celulares similares a las de los fumadores y otras células normales con características de las personas que nunca habían fumado.

¿Qué quiere decir esto? Nuestro organismo, al dejar de fumar, regenera células que no están dañadas por el tabaco para proteger los pulmones y, por tanto, reducir el riesgo de sufrir cáncer.

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