Hace unos años se puso de moda el afterwork para compartir con nuestros compañeros de trabajo un rato distendido al terminar la jornada laboral. Lo veíamos en series de la tele como Friends o Ally McBeal, por ejemplo. Incluso ha habido quien ha querido reinventar esta forma de hacer vida social: “el afterwork at work”, habilitando, una vez a la semana, un espacio en las propias oficinas para que quienes lo deseen puedan pasar un momento relajado y ameno con sus compañeros. Pero si todo esto suena muy sofisticado, seguro que quien más y quien menos ha practicado las cañas al salir de trabajar. Y brindemos por ellas, ya que con frecuencia las mejores relaciones entre empleados se forjan a través de experiencias más allá de lo estrictamente laboral.
Las grandes compañías de todo el mundo lo saben y por eso apuestan por fomentar las relaciones sociales entre sus empleados. Está demostrado que mejoran el rendimiento y la motivación de sus trabajadores: encuentros fuera de la oficina en los que se combinan negocio y ocio: actividades deportivas, paintball, y hasta cursos de cocina para construir equipos… Todo vale para conseguir una mayor productividad, y más aún en tiempos difíciles.
A veces ocurre que no ponemos cara a alguien con quien nos cruzamos correos electrónicos habitualmente y está en el otro ala de nuestra planta, desconocemos a qué se dedica la gente del edificio de al lado, o de pronto oímos hablar de un proyecto que nos suena a chino dentro de nuestra compañía. El día a día nos absorbe y muchas veces no sabemos ni quién es esa persona con la que nos encontramos mientras esperamos delante de la máquina del café y con la que hemos coincidido en alguna reunión.
Para fomentar y mejorar las relaciones laborales, promover que los empleados se conozcan mejor e interactúen con compañeros de otros departamentos, Telefónica ha puesto en marcha una interesante iniciativa: Mystery Lunch. Esta “comida misteriosa” es idea de unos jóvenes alemanes que se incorporaron al Programa Think Big de Telefónica el año pasado. En el país germano ha sido todo un éxito, con la participación de casi 300 personas y, tras estos estupendos resultados, Mystery Lunch ha traspasado fronteras: Irlanda, Reino Unido, República Checa, y hace poco llegaba a España, en concreto a Telefónica Corporación.
La logística es muy sencilla: los usuarios se registran en la plataforma, indican cómo de frecuentes quieren que sean estas comidas y qué días les viene bien y, a través de un sistema aleatorio, a los interesados se les propone un compañero de mesa un día determinado. A partir de ahí, se les da a ambos los datos del otro para que puedan concretar sitio y hora y estar en contacto para cualquier imprevisto que pueda surgir.
Todos los participantes coinciden en que este tipo de encuentros informales acercan a las personas y propician relaciones fluidas muy beneficiosas para generar intercambio de ideas, contactos y colaboración en proyectos entre áreas diferentes.
Algo tan sencillo se convierte en una magnífica oportunidad para salir del entorno cercano y escuchar lo que ocurre en otras partes de la organización a través de los propios compañeros. Por poner un ejemplo, quizá en Ingeniería desconozcan lo que desde Comunicación se está haciendo en el ámbito de las redes sociales y a alguien dedicado al desarrollo de nuevos servicios puede interesarle mucho los retos diarios que se encuentran en Asesoría jurídica o Regulación.
Hasta ahora, sumando los países en los que está implantada la idea, se han organizado ya 1590 comidas para 700 participantes registrados y sólo hay elogios: unen a compañeros, reducen los silos de información y favorecen el networking interno, entre otros beneficios. También permiten tener una visión más amplia y completa, incrementa el orgullo de pertenencia a la empresa. Como mínimo, es una manera sencilla y divertida de conocer a otros compañeros y ofrece la oportunidad de descubrir el trabajo que se realiza en otras áreas y departamentos de la empresa.