En julio de este año se cumplieron 50 años desde que el hombre llegó a la Luna. Para conmemorar este evento que cambió la vida del ser humano, Movistar+ estrenó el documental *La Luna: la cara oculta del cine*. En él se charla con directores de cine, científicos y expertos en esta área, que cuentan su visión de cómo este arte ha mostrado la carrera espacial.
Georges Méliès fue el primero en llegar a la Luna con su película Le voyage dans la Lune en 1902, donde mostraba cómo una nave impactaba contra la Luna. Evidentemente, era ciencia ficción basada en libros, pues era lo que había en ese momento. Sin embargo, fue pionero en mostrar aquello que no vemos y tanto nos intriga: el espacio.
Después se sucedieron infinitas películas con esta temática, entre las que destacan 2001: Odisea en el Espacio de Stanley Kubrick o Apolo 13 de Ron Howard. Entre una y otra hay 30 años de diferencia, pero los expertos las congratulan por su respeto hacia las leyes del espacio.
El cine nos ha convencido de que en el espacio hay sonido
Todos somos conscientes de que el espacio siempre ha tenido un hueco en el cine, aunque muchos de los aspectos que muestra son completamente de ciencia ficción. En el documental, directores de cine y científicos expertos en la carrera espacial certifican qué hay de verdad y qué no en algunas de las películas más significativas.
Uno de los puntos que más sorprende es la presencia de sonido, pues en el espacio gobierna el silencio. Como decían en la película de Ridley Scott Alien, el octavo pasajero: “Aquí nadie puede oír tus gritos”, y no les faltaba razón. Años más tarde, en 2013, Alfonso Cuarón al rodar Gravity sí mencionaba que habían tenido esto en cuenta y que el sonido solo estaba presente cuando los personajes interactuaban entre sí.
Otra de las licencias que se ha tomado el cine se da al mostrar que las naves despegan en línea recta. Y ahora es cuando nos preguntamos: Ah, ¿que eso no es así? La respuesta es no. En la realidad se utiliza la gravedad asistida, que consiste en “escapar” del campo gravitatorio de la Tierra para entrar en el de la Luna. Y esto se consigue haciendo órbitas cada vez más elípticas que permiten ir transfiriendo de una órbita a otra. Por eso, el viaje a la Luna es tan largo, porque se van haciendo cambios y cambios hasta alcanzar la órbita lunar.
De momento, esta es la única forma de llegar con combustible suficiente. En Apolo 13, la favorita de los expertos, se muestra el temor de no poder regresar con vida a la Tierra sin recurrir a artificios del cine para emocionar más al espectador.
Más allá de que el cine se haya agarrado a ciertos aspectos no del todo ciertos para demostrar que la llegada a la Luna fue algo sensacional, realmente fue un evento decisivo para la vida del hombre. Gracias al desarrollo en la carrera espacial, hemos conseguido ordenadores más pequeños, mejores telecomunicaciones, el teflón y marcapasos. Neil Armstrong y sus compañeros llevaban uno, que desde la Tierra se utilizó para saber si sus pulsaciones eran adecuadas o no. La historia del primer hombre que pisó la Luna se puede ver en el film First man, de Damien Chazelle, que se estrenó en 2018.
La animación no se ha querido quedar atrás en la conquista del espacio. Películas como Atrapa la bandera o Planet 51 enseñan a los más pequeños –y no tan pequeños- en qué consiste la vida fuera de nuestro planeta. En este tipo de películas la ciencia también saca la lupa. Aunque los expertos afirman que, en estas ocasiones, prefieren dejar a un lado su perfil más científico y disfrutar del espectáculo del séptimo arte.