Fuente: Closca.

El casco de bicicletas español que arrasa en Estados Unidos

La startup Closca lanza su casco urbano “Fuga” que se puede doblar y personalizar. Un producto pionero que pretende revolucionar el mercado “Bike to work”.

La seguridad siempre ha sido una gran preocupación para la tecnología. Cada día se perfecciona y mejora, no solo para hacer más fácil nuestra vida, sino también más segura. Dentro de este escenario surgen iniciativas precisamente para impulsar esa seguridad tecnológica. Pero, en la actualidad, seguro no significa feo. De hecho, dentro de estos proyectos es de vital importancia que seguridad y diseño vayan de la mano. Por tanto, un diseño atractivo y seguro para un producto se convierten en los parámetros que definen su éxito.

Una iniciativa española persigue este fin a través de la startup Closca que ofrece un nuevo producto, un casco flexible y con un diseño atractivo, que ya ha triunfado en grandes ciudades como Nueva York y San Francisco. Su creador Carlos Ferrando, un ingeniero valenciano amante de las bicis, encontró una gran oportunidad dentro del mercado “Bike to work”.

En este contexto, los ejecutivos han decidido, cada vez más, moverse en bicicleta, pero, eso sí, se encontraban con dos obstáculos a la hora de llevar casco. Uno de ellos era su diseño “sport”, propio de atletas o ciclistas en competición. De hecho, mucha gente era capaz de renunciar a su uso por su combinación casi imposible con el vestuario laboral o urbano. Pero, además del diseño, las dimensiones del casco en cuestión también han jugado en contra. De hecho, el casco, una vez usado para el trayecto en bici, se convierte en un trasto con el que cargar durante todo el día.

Así las cosas, la empresa Closca con su nuevo casco “Fuga” pretende convertir este aparato “anti-tendencia” en un objeto necesario para todos los que elijan a su bicicleta como medio de transporte. ¿Cómo logran que un casco llamativo y rígido se convierta en algo cómodo y atractivo? Una nueva tecnología basada en unos anillos concéntricos subscritos a una patente permiten que el casco se doble para poder guardarlo donde quieras. Además, su diseño urbano y personalizable en las viseras hará las delicias de los ciclistas cosmopolitas. Un producto que tampoco deja a un lado el componente electrónico propio del mundo del Internet de las cosas, donde cada vez más productos se empapan de una función tecnológica. Los cascos se componen, por tanto, de un chip NFC, aportando una funcionalidad extra que ya interesa a grandes como Google. Ya no solo las bicicletas quieren convertirse en objetos inteligentes como os contábamos desde BlogThinkBig.com, sino que complementos como los cascos también quieren serlo. El objetivo de la compañía es generar una tendencia para promover el uso del casco a través de un diseño flexible, funcional y atractivo.

Éxito en Estados Unidos

Una vez definido su proyecto, los creadores de este prototipo no dudaron en lanzar su producto a través de Kickstarter, una plataforma encargada de la financiación, elaboración y venta de los proyectos creativos. La reinvención de este casco urbano ha supuesto un éxito en grandes ciudades como Nueva York o San Francisco con más de 11.000 unidades vendidas. Sin embargo, en España no ha tenido el protagonismo esperado. El país solo agrupa el 12% del total de sus ventas. En este contexto, Ferrando ha explicado que la idea gustó a la gente, pero los españoles no terminaron de creérselo. Esta tecnología pionera abre el debate sobre el uso obligatorio del casco y su legislación en todos los países. En “países bici” como Holanda las autoridades han implantado el casco obligatorio a los mayores de 60 años con motivo del crecimiento de las bicicletas eléctricas.

Al tratarse de una idea española, los creadores del proyecto albergaban la esperanza de que también se fabricara en España. Ferrando cuenta las dificultades que atravesaron a la hora de querer fabricar su producto en España. Para empezar, deberían desarrollar una tecnología que no existía en el país y, en segundo lugar, era necesario un pago previo para la fabricación de los cascos. Todos estos factores provocaron un traslado hacia el continente asiático. China recibió con entusiasmo la fabricación de este moderno casco urbano.

Los cascos se hacen inteligentes

No sólo China se ha interesado en este producto, como ya adelantábamos, Google ya ha puesto el ojo en este casco durante una Demoday de la startup. Para una primera fase pensaron en una funcionalidad informativa privada entre el usuario, la bicicleta y su casco. Además de almacenar, en caso de accidente, su historial médico. Superada la primera funcionalidad, pensaron en hacer pública esta ventaja. El casco se convertiría a través de una tecnología, en una llave capaz de desbloquear las bicis que forman parte del sistema de bicicletas públicas urbanas. Los cascos se convertirían, por tanto, en la nueva tarjeta de transporte público para fidelizar el uso de este tipo de bicicletas. Una iniciativa con sello español que pretende revolucionar el concepto tradicional de los cascos de las bicicletas.

Desde que el barón Karl Drais inventara la bicicleta hace justo 200 años, este transporte ecológico y saludable ha sabido adaptarse a los cambios e integrarse dentro de tecnologías punteras como la que forman el Internet de las Cosas. ¿Qué innovaciones nos esperan dentro de unos años? ¿Podrá una bicicleta volar como ocurría en la famosa escena de la película ET?

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