Julio Verne fue un autor de novelas de aventuras y ciencia ficción que imaginó elementos inexistentes en su época que se harían realidad más de cien años después. En el blog, hemos hablado de algunas de sus obras más conocidas y de sus predicciones más acertadas, como el submarino o el helicóptero. Pero durante más de un siglo, uno de sus textos permaneció oculto al gran público. Uno en el que imaginaba el futuro… y no lo hacía nada desencaminado.
Fue escrito en 1863 y se titula París en el siglo XX. De una forma pesimista y dramática, Julio Verne mira al futuro y narra cómo iba a ser el mundo a cien años vista. Cuando el editor de Verne lo leyó, le envió una carta en la que, de forma tajante, expresaba su descontento con el libro y su reticencia a publicarlo. Tan categórico fue que París en el siglo XX pareció desaparecer del mundo. Entre las críticas, se hacía especial hincapié en el contenido tétrico del escrito, cuando las novelas de aventuras de Julio Verne siempre habían tenido un cariz mucho más optimista y juvenil.
El año 1963, según Julio Verne
Para Verne, el futuro del siglo XX está centrado en la tecnología y una sociedad que se ha deshumanizado poco a poco. En un pasaje, una cena en familia transcurre sin que nadie le dirija la palabra a nadie. Tal vez Verne pecó de pesimista, pero este mismo miedo a una sociedad demasiado centrada en los avances de la tecnología lo seguimos sintiendo hoy en día.
Uno de los puntos que hacen importante París en el siglo XX es que, mientras que en la mayoría de sus novelas se atrevía a aventurar inventos o tendencias, aquí imagina el futuro de una civilización en su totalidad. No se contenta con prever el auge del automóvil, al que describe como un coche sin caballos sino con un motor que funciona con gas, sino que lo hace extensible a todo París (y, por consiguiente, a toda Europa).
Cuando el protagonista empieza a trabajar en un banco, se enfrenta al reto de aprender a utilizar una máquina «parecida a un piano» con la que hacer sumas, restas y otras operaciones apretando, simplemente, un botón, tal y como lo hacemos con los ordenadores actuales. También el telégrafo había dejado de ser popular en el París de Verne. En cambio, ahora cada casa tenía unos cables propios por los que la información llegaba directamente, ya fuese texto o imagen. ¿Internet, eres tú?
El manuscrito encontrado
No fue hasta 1989, casi 130 años después de su creación, cuando París en el siglo XX salió a la luz. La noticia de que una novela inédita de Julio Verne había sido encontrada fue motivo de regocijo tanto para sus lectores casuales como para los estudiosos de su obra. En él, encontraron la visión oscura de un genio de la literatura, una forma de ver el futuro que, sorprendentemente, todavía compartimos.
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