¿Hay algún sector al que la inteligencia artificial (IA) no esté afectando? Desde luego, en cuando hay tareas creativas por medio, parece complicado pensar en uno que no. Y entre los sectores creativos, la industria musical, es uno de los que más está sufriendo ya el terremoto que iniciaron el año pasado DALL-E 2, ChatGPT y el resto de IAs generativas.
En poco tiempo hemos visto canciones generadas por IA que emulan a la perfección voces de cantantes estrella. También dúos imposibles hechos íntegramente de manera artificial. Y, por supuesto, melodías generadas por estos modelos que son tan pegadizas como cualquier canción del verano.
Por ahora, aunque no ha habido una respuesta tan virulenta como las huelgas que se han generado en la industria del cine, estudios y artistas ya han comenzado a mover ficha… ¿O a sacarle partido?
Todo lo que la IA ha sacudido en menos de un año en la industria musical
Desde la creación hasta la distribución, la IA está redefiniendo el que es uno de los mercados más lucrativos del mundo. Esta tecnología ha tocado algunos de los cimientos que hasta ahora había sido de consenso para todos los actores que se reparten el pastel. Entre ellos, las complejas normas sobre los derechos de autor y el futuro de la industria musical.
La primera muestra clara llegaba en el mes de mayo. Jered Chavez, un estudiante universitario en Florida, experimentó con herramientas de IA y posteó un video en TikTok en el que aparentemente aparecían Drake, Kendrick Lamar y Ye (Kanye West) cantando distintas canciones, algunas de ellas en japonés.
Chavez ha estado generando nuevos clips de forma constante, obteniendo millones de vistas en decenas de videos. «Me sorprendió lo fácil que era. Directamente de la IA, suena bastante bien. Suena real», explicó Chavez a The Verge. «Sinceramente, da un poco de miedo lo fácil que es hacer estas cosas”, decía él mismo.
Con el paso del tiempo, Chavez ha borrado los vídeos de las cuentas a su nombre, aunque siguen siendo sencillas de encontrar. No se ha revelado si ha habido una presión específica por parte de las distribuidoras de las artistas o si el creador ha tenido miedo a las consecuencias.
Pero eso fue solo el comienzo. Con el tiempo, las empresas más poderosas de la industria musical han empezado a reclamar a todas las plataformas la retirada de cualquier canción generada por IA imitando las voces de sus estrellas alegando infracciones de los derechos de autor.
¿Quién posee los derechos de algo creado con IA?
Sin embargo, ese argumento no es nada sencillo. No hay precedentes sobre si el Drake real puede detener al Drake AI basándose en los derechos de autor. Sin embargo, los derechos de autor se han convertido una vez más en la forma más eficaz de retirar de internet algo que a alguien no le gusta. Como vemos, al final los cambios tecnológicos en lo que respecta a internet nos devuelve a debates que parecen cíclicos.
«Es fácil utilizar los derechos de autor como garrote en este tipo de circunstancias para perseguir nuevos contenidos creativos que crees que cruzan algún tipo de línea, incluso si no tienes una base legal realmente sólida para ello, debido a lo fuerte que es el sistema de derechos de autor», explica Nick García, asesor político de Public Knowledge, una organización dedicada a defender el acceso abierto a la cultura a través de internet.
Ese es el caso de la canción generada por IA más notable hasta la fecha, Heart on My Sleeve. Esta se hizo viral a principios de mes por su pantomima un tanto convincente de una canción de Drake (quién parece el rapero favorito para la IA) y The Weeknd.
La canción, publicada por un TikToker anónimo llamado Ghostwriter, acumuló millones de reproducciones antes de que Spotify, Apple Music, TikTok y YouTube la retiraran. En el caso de YouTube, el culpable de la retirada fue lo que parecía un error no forzado: la canción, por lo demás original, incluía inexplicablemente una etiqueta de producción del también rapero Metro Boomin al principio. Universal Music Group alegó que se trataba de una muestra no autorizada y consiguió retirar la canción. En este caso, la reclamación de derechos de autor por parte del gigante de la industria musical funcionó cumpliendo con su uso habitual por ese pequeño detalle.
Universal contra la IA
Universal, la mayor disquera de la actualidad y que firmó con Drake un acuerdo en 2022, es la que se ha posicionado de forma más combativa contra las canciones generadas por IA. Su base legal defiende que las empresas de IA están violando la ley de derechos de autor al entrenar sus modelos con las canciones de los artistas.
Es el mismo argumento que se esgrime en otras industrias creativas: Getty Images, por ejemplo, ha demandado a los creadores de Stable Diffusion, alegando que Stability AI «copió y procesó ilegalmente millones de imágenes protegidas por derechos de autor» cuando entrenó su sistema de IA.
Algunos medios han hecho lo propio con ChatGPT, al igual que en la industria del cine las huelgas actuales van encaminadas —entre otras muchas cosas— a que no se utilicen registros de los actores para recrear su imagen o su voz.
El problema de seguir el camino de los derechos de autor para eliminar canciones como estas es que no copian nada concreto protegido por la ley. Ambas canciones parecen escritas por un humano que no es Drake e introducidas en un software de clonación de voz, por lo que las composiciones son obras nuevas y originales.
Si un artista escribe su propia letra, hace un ritmo sencillo, graba la voz y la pasa por una IA para obtener la voz de The Weeknd, no se está copiando ninguna obra individual existente. Promocionar el nuevo tema como si fuera una canción de The Weeknd sería otro tema, pero eso sería más un problema de marca registrada que de derechos de autor.
¿Cómo funciona estos sistemas?
El modelo por el cual una IA generativa consigue generar estas canciones en similar en cierto modo a cómo funciona ChatGPT. Roberto Nickson, fundador de la plataforma Eluna AI, que permite trabajar con música en otros formatos, lo explicaba en Twitter .
Básicamente, primero podemos pedir a este tipo de máquinas que generen ritmos en base a prompts o muestras que le demos, generándola después en combinación con la información de su propio dataset de canciones. Después, alguien puede cantar una canción y pedirle de nuevo a la máquina que la module o la cambie al artista que queramos (siempre que esté en sus registros).
Dilemas en la industria musical que parecen de Black Mirror
Existe además otra cara de este dilema. ¿Y si los artistas establecidos usan la IA para sacar nuevos temas con más facilidad? O, ¿y si una disquera saca adelante una canción de un artista en un bajón creativo a pesar de que él no es capaz? ¿Cubriría ese uso su actual vinculación contractual? ¿Y los derechos que algunas distribuidoras siguen explotando de artistas fallecidos?
El mundo de la música ya ha superado polémicas que afrontaron problemas similares, como el uso de samples (pequeños extractos) en canciones de hip-hop, que procuró que muchas antiguas obras firmaran acuerdos de colaboración nuevos para poder ser sampleados y también que hubiera jurisprudencia para dar como aceptado el uso de pequeños extractos en algunos casos.
También hay perspectivas más optimistas. Este tipo de tecnología puede cambiar la forma en que se produce la música. Podría permitir a los artistas experimentar con nuevos estilos y sonidos, o incluso crear música completamente nueva basada en su propio estilo.
No es la primera ni la última gran crisis de la música
La llegada de la IA a la industria musical no supone la primera vez que este sector se enfrenta a una revolución tecnológica. Napster, el servicio de intercambio de archivos peer-to-peer, y la llegada del streaming y Spotify también provocaron cambios drásticos de los que ha salido transformada pero generando cada vez más dinero.
Napster, el servicio de intercambio de archivos peer-to-peer, cambió la forma en que se consumía la música. Los usuarios podían descargar música gratis, lo que llevó a una crisis de derechos de autor y finalmente a la desaparición de Napster.
De forma más reciente, la llegada del streaming y Spotify también cambió la forma en que consumimos música. Ahora, los usuarios pueden escuchar millones de canciones por una pequeña cuota mensual, lo que ha llevado a un cambio en la forma en que se generan los ingresos en la industria de la música.
En conclusión, la IA está cambiando la forma en que se crea y consume la música. Y ese primer punto (la creación) quizá sea el más disruptivo con respecto a otros cambios que ha vivido la industria musical, que aún está viendo cómo se asienta el polvo para ver por dónde actuar. ¿Crearemos nuestra propia música con las voces de nuestros artistas favoritos? ¿Deberemos pagar derechos por ello? ¿Ganará por ello más peso el directo? Son grandes cuestiones que, al menos, no puede contestar con certeza ni una IA.