3,2,1… emails que se autodestruyen tras haber sido enviados

Se patenta un novedoso sistema de control de los correos enviados que permitirá, entre otras cosas, autodestruir los correos en la bandeja de entrada de los destinatarios, incluso después de haber sido leídos.

Hasta ahora el remitente de un correo electrónico, una vez enviado a su destino, no tenía  posibilidad alguna de saber qué uso hacía del mismo el destinatario. Para ello AT&T tiene la patente de una tecnología que permitirá al remitente de un correo electrónico controlar qué uso se hace de la información compartida por correo electrónico.

La patente número 20130159436 que se expuso a información pública recientemente describe el esquema del conjunto de tecnologías que van a transformar el uso del correo electrónico y los sistemas de seguridad en un futuro próximo. Entre las novedades que introduce esta tecnología tenemos la posibilidad de que el remitente pueda controlar y/o restringir a quien reenvía el destinatario un determinado correo electrónico recibido. También se podrá establecer un periodo de vida útil al correo enviado, estableciendo una fecha tope de vencimiento, momento a partir del cual el mensaje quedará totalmente ilegible.

Pero quizá la opción más interesante, sobre todo para los administradores de seguridad de las empresas, sea la posibilidad de activar la opciónself destructed’ para programar la autodestrucción definitiva del correo electrónico de la bandeja de entrada del destinatario o ejecutar su destrucción por control remoto.

Para entender cómo funciona esta patente y el potencial estratégico que tiene este novedoso servicio para las empresas, supongamos que somos el jefe de producto de una multinacional especializada en dispositivos electrónicos. Estamos gestionando la fabricación del nuevo dispositivo estrella de la marca y enviamos un correo electrónico confidencial adjuntando los esquemas definitivos de diseño del dispositivo para solicitar presupuesto a un proveedor. Con las opciones que ofrece la patente desarrollada por AT&T podríamos programar la autodestrucción del correo electrónico y de todas las copias realizadas de la bandeja de entrada del proveedor en el momento que respondan con la citación para la posible reunión, evitando así que el proveedor guarde copias no autorizadas del mensaje con la información enviada.

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Si por el contrario el proveedor decide reenviar sin consentimiento el correo a terceras personas, el sistema podría avisar de inmediato del reenvío del mensaje confidencial al remitente y ejecutar de inmediato la autodestrucción por control remoto del mensaje y de todas las copias del mensaje, las respuestas y reenvíos, como medida de seguridad para salvaguardar información confidencial y la privacidad del remitente.

En cambio, según explican los responsables de AT&T, el sistema no funciona con todas las plataformas de correo electrónico. Para que el sistema pueda ejecutarse tal y como se ha explicado en el ejemplo expuesto anteriormente, el receptor debería operar con un software compatible con esta tecnología, para garantizar que el envío y la lectura de los mensajes confidenciales se realizan en un entorno seguro y controlado por el mismo sistema. No obstante, el sistema de seguridad de AT&T podría implementarse en un futuro en la gran mayoría de plataformas de servicio de correo electrónico que operan actualmente, para incorporar un grado de confianza y confidencialidad entre aquellas compañías u organizaciones que utilizan habitualmente el correo electrónico como herramienta de información principal.

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No obstante, AT&T hace hincapié es que el sistema patentado no pretende sustituir los actuales sistemas de correo electrónico. De hecho defiende que quizá utilizar una cuenta de correo ordinaria no sea el medio más apropiado para compartir información confidencial, ya que es imposible controlar el destino de los mensajes enviados y el uso que hace el receptor de la información compartida.

Posiblemente, en un futuro próximo no nos resulte tan raro recibir mensajes en nuestra cuenta de correo de la oficina acompañados del botón de autodestrucción –kill button–, o comprobar que al compartir de forma intencionada un correo de un compañero, este ha ejecutado de inmediato su autodestrucción por control remoto al no autorizar dicho reenvío. Una tecnología con la que nos podríamos haber ahorrado algún que otro dolor de cabeza hace unos años.

Por cierto, este post se autodestruirá en 30 segundos…

Imágenes | vía Flickr por Nieve44/Luz y Jon Gosier

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