Energías renovables

5 minerales que hacen posibles las energías limpias

Aunque las llamamos energías limpias, por contraste con otras fuentes más contaminantes como el carbón o el petróleo, las también llamadas energías sostenibles no son 100% limpias. El motivo es que para convertir la luz del sol o la fuerza el viento en electricidad es necesaria una tecnología que requiere ocupar un espacio y construir una infraestructura que necesita determinadas materias primas y minerales para funcionar. Con todo, es mejor eso que nada.

Pero siempre es bueno conocer cómo funcionan las energías limpias. Y en el caso que nos ocupa, saber qué minerales y materias primas necesitan los paneles solares o los aerogeneradores para crear electricidad con un impacto mucho menor en el planeta.

Hace poco hablé del litio, el mineral más demandado si hablamos de energías limpias o de vehículos eléctricos. El litio es clave para fabricar baterías para cualquier dispositivo. Y su peso será mayor a medida que se generalice su uso en, por ejemplo, almacenes de electricidad para aprovechar los excedentes de energías limpias y compensar los días menos productivos. Veamos qué más materiales son piezas clave para el presente y futuro de las energías limpias.

Níquel (Ni): energías limpias y baterías

Junto al litio, el níquel es uno de los minerales más demandados en los últimos años. Tal es su peso en el futuro de las energías renovables o limpias y otros ámbitos económicos que en 2022 su precio llegó a subir un 43% con respecto a años anteriores. Solo superado por el litio, cuyo precio subió más del 72%.

El níquel destaca por ser uno de los metales más versátiles. Según el Departamento de Geología de Estados Unidos, el principal uso del níquel está en aleaciones y galvanoplastia. Pero su papel más relevante si hablamos de energías limpias tiene que ver con que es un componente de las baterías de los vehículos eléctricos.

Precisamente, las baterías de níquel y cadmio fueron de las más populares en la década de 1990. Y en la década de 2000 se empezaron a usar baterías de níquel y metalhidrudo. Luego llegarían las baterías de iones de litio. De estas últimas, hay de distintos tipos. Todas emplean litio. Pero combinado con otros materiales como cobalto, ferrofosfato, manganeso u óxido de aluminio.

El principal extractor de níquel es Indonesia, con 1,6 millones de toneladas en 2022. Le siguen a cierta distancia Filipinas (330.000 toneladas), Rusia (220.000), Nueva Caledonia (190.000 toneladas), Australia (160.000), Canadá (130.000 toneladas) y China (110.000).

Las energías limpias requieren minerales para su captura y procesamiento

Platino (Pt): el catalizador ideal

Aunque el platino es un metal muy popular en joyería, su principal uso se encuentra en los convertidores catalíticos de toda clase de automóviles: camiones, autocares, coches… El motivo es que el platino es muy eficaz para convertir las emisiones del motor del vehículo en productos de desecho menos nocivos. Y más allá de la automoción actual, el platino también tendrá un papel importante en la futura industria del transporte basado en hidrógeno. Esta otra fuente de energía limpia emplea también platino en los componentes que hacen posible esta tecnología.

También se emplea como catalizador para producir ácido nítrico, silicona y benceno. Y en la industria de la electrónica para discos duros, fibra óptica, pantallas LCD y otros componentes. Por lo demás, es un metal no tóxico.

El principal extractor de platino es Sudáfrica con 130.000 kilogramos en 2019. Le siguen Rusia (22.000 Kg), Zimbabwe (15.000 Kg), Canadá (7.400), Estados Unidos (3.600) y China (2.500 Kg).

Plata (Ag): paneles solares y turbinas

La plata es uno de los metales con los que el ser humano lleva más tiempo trabajando. Lo encontramos en toda clase de ámbitos. Pero centrándonos en las energías limpias, la plata es uno de los ingredientes principales de los paneles solares. Y también se emplea en las turbinas de viento o aerogeneradores.

Con datos de 2018, los principales extractores de plata son México (6.120 toneladas), Perú (4.160 toneladas), China (3.570 toneladas), Rusia (2.100 toneladas), Polonia (1.470), Chile (1.370), Bolivia (1.190), Australia (1.220), Argentina (1.020) y Estados Unidos (930 toneladas).

Coche eléctrico de Volkswagen

Aluminio (Al): clave en las energías limpias

El aluminio y el cobre son dos de los minerales más necesarios para las tecnologías que hacen posibles las energías limpias. Su utilización es imprescindible en paneles solares, aerogeneradores, centrales hidroeléctricas y también en las propias redes e infraestructuras de transporte y almacenamiento de electricidad. Baterías y vehículos eléctricos también emplean aluminio y cobre en grandes cantidades.

Los principales motivos de que el aluminio sea omnipresente en todo lo que se refiere a energías limpias tiene que ver con su ligereza, resistencia a la corrosión y durabilidad inigualables. Por eso encontramos aluminio en latas, láminas, utensilios de cocina, marcos de ventanas, barriles de cerveza o piezas de aviones. La lista es prácticamente interminable.

¿Dónde hay aluminio? Con datos de 2018 y 2019, el principal extractor de aluminio del mundo es China con más de 36.000 toneladas. Le siguen a mucha distancia India (3.700), Rusia (3.600 toneladas), Canadá (2.900), Emiratos Árabes Unidos (2.700), Australia (1.580 toneladas), Baréin (1.400), Noruega (1.300) y Estados Unidos (1.100 toneladas). 

Cobre (Cu): otro pilar de la electricidad y las baterías

Del cobre ya hemos hablado antes. Es otro de los minerales básicos en muchos sectores. Energías limpias como la solar, hidráulica y eólica se basan en el cobre, entre otros materiales. Y también las propias redes eléctricas y las baterías y demás componentes de automóviles eléctricos. También está presente en la construcción, en equipamiento de transporte y en productos de consumo. No hay que olvidar que cableado y motores emplean cobre.

Encontramos cobre principalmente en Chile, principal extractor. Con datos de 2020, extrajo 5.7 millones de toneladas. Le siguen Perú (2,2 millones), China (1,7 millones de toneladas), República Democrática del Congo (1,3 millones) y Estados Unidos (1,2 millones). En la lista también se incluyen India (900.000 toneladas), Australia (870.000), Rusia (850.000) o Zambia (830.000 toneladas).

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