Los insectos parecen desempeñar un papel irrelevante en el funcionamiento del ecosistema, pero su extinción podría desencadenar una hambruna mundial.
La revista Science ha publicado reicientemente varios artículos para concienciar sobre el estado de la extinción masiva de especies debido a las acciones del ser humano.
Entre los vertebrados terrestres se han extinguido, según un proyecto de la Universidad de Stanford, 322 especies, desde el año 1.500.
Los datos son aún peores para los invertebrados
El 67% de las especies de invertebrados tiene un 45% menos de abundancia, y ese declive está causando una cascada de efectos secundarios en el funcionamiento de los ecosistemas, y repercutiendo en el ser humano.
La extinción de ciertos insectos se debe principalmente a la pérdida de su hábitat. Las acciones de los seres humanos transforman bosques para ganar terrenos de cultivos, viviendas o carreteras. Esta apropiación de territorio hace que muchas especies de insectos no puedan adaptarse y desaparezcan.
Otra acción humana que es muy dañina es el uso de pesticidas. El declive de las abejas está estrechamente vinculado al uso de estos químicos. Se creía que su uso directo en las semillas y frutos de las plantas impedía que el producto se mantuviera en los terrenos de cultivo, sin embargo, los pesticidas se quedan en los campos durante mucho tiempo afectando a los seres vivos que habitan en ellos.
La contaminación también es una causa de la desaparición de insectos. La contaminación de las aguas, debido a los residuos que se arrojan en ellas, suponen un deterioro del hábitat natural de los insectos, y la contaminación lumínica desorienta a los insectos nocturnos, como las luciérnagas.
Si se extingue una especie concreta de insecto, probablemente, no suceda nada. Pero, ¿qué pasaría si se extinguieran todos?
Aunque hay insectos que desempeñan papeles muy importantes en la vida de los ecosistemas, como la abeja Apis mellifera que es la principal polinizadora del planeta; la mayoría de insectos tienen funciones muy comunes.
Aun así, la diversidad es crucial para la salud de los ecosistemas, por lo que si desaparecieran varias especies de insectos a la vez, el ecosistema podría colapsar.
Sin insectos desaparecería la agricultura
Aproximadamente, el 80% de las plantas que cultivamos se debe a los animales polinizadores, en su mayoría insectos, aunque también incluyen otros como pájaros o lagartijas. Dentro de los insectos, los himenópteros, como abejas y avispas, realizan la mayor parte del trabajo.
La falta de polinización desembocaría en la extinción de la mayoría de plantas herbáceas. Aunque árboles y arbustos podrían perdurar durante años, la falta de frutos e insectos conllevaría a la extinción de aves y otros vertebrados terrestres. Los insectos también son responsables de la rotación de suelo, por lo que se aceleraría aún más el colapso vegetal.
La mayoría de helechos y coníferas son polinizados por el viento, por lo que podrían llegar a perdurar, pero la baja calidad del suelo terminaría con ellos. Los humanos podrían seguir alimentándose de granos polinizados por el viento y animales marinos, pero estos recursos no serían suficientes para toda la población.