La Gran Barrera de Coral australiana se redujo un 93% en 2018. El calentamiento global no permite a los corales desarrollarse y produce su blanqueamiento.
El calentamiento global está llevando a la Gran Barrera australiana a desaparecer. Un estudio sobre los corales revela que las nuevas larvas se han reducido en un 93% en 2018.
Nunca se había producido un descenso tan alarmante
Los corales se ven afectados por las altas temperaturas que producen su blanqueamiento o decoloración. Cuando el agua se calienta, los corales expulsan zooxantelas (un tipo de alga que les aporta color), adquiriendo un tono blanquecino. Aunque las temperaturas se normalicen, los corales necesitan entre 5 y 10 años para recuperarse.
La Universidad James Cook colocó 1.000 paneles fijados a los arrecifes a lo largo de la Gran Barrera de Coral antes del desove de los corales, y los recogieron después obteniendo una estimación de las larvas creadas por el arrecife.
La Gran Barrera es tan grande que puede verse desde el espacio. Se sitúa en el mar del Coral, cerca de Australia, y está formada por más de 2.000 arrecifes individuales a lo largo de 2.300 kilómetros. El ecosistema que forma es el hogar de, aproximadamente, el 25% de las especies marinas. A medida que estos desaparecen, también lo hacen los organismos que viven en ellos.
Los corales son la base del arrecife
La única forma de salvar una obra de la naturaleza tan brillante como esta es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar así el calentamiento global. Las energías renovables son la respuesta al problema de la Gran Barrera.
Una iniciativa llamada 50 Reefs está protegiendo a los corales de otros factores de estrés, además de servir como “guarderías” para después trasplantar estos corales sanos a otros arrecifes, restaurando poco a poco la Barrera.
La biotecnología también se pone de mano de los corales, repoblando con variedades adaptadas genéticamente a condiciones cálidas. Esto se consigue gracias a especies del Golfo Pérsico que, al mezclarse con los corales nativos, les transmiten sus genes y mejoran su tolerancia al calentamiento global.
Andrew Baird, de la Universidad James Cook, resalta que no son medidas milagrosas y no conseguirán salvar la Gran Barrera si no se frena el calentamiento global.