Una investigación australiana destinada ha dado como resultado el LarvalBot, un robot autónomo para repoblar la Gran Barrera de Coral.
Una de las consecuencias más visibles de la huella del ser humano en la naturaleza se puede comprobar en la Gran Barrera de Coral. Esta maravilla oceánica se ha convertido en un símbolo de la degradación que la Humanidad es capaz de provocar. Con el paso de las décadas, los ricos ecosistemas de esta zona se han modificado, el coral ha sufrido blanqueo a causa del aumento de la temperatura y la hermosa maravilla natural se ve en peligro.
A partir de esta situación, muchos conservacionistas han presionado para que se pongan en marcha medidas que preserven los corales. Y desde la Universidad de Tecnología de Queensland y la Southern Cross University, ambas en Australia, han respondido a esta llamada. Al menos en la medida de sus posibilidades, que se cocinan en un laboratorio y no los grandes foros internacionales.
El trabajo resultante de esta unión de fuerzas académicas ha sido el LarvalBot, un robot autónomo capaz de repoblar la Gran Barrera de Coral. La máquina es la respuesta a una iniciativa de la Great Barrier Reef Foundation, una organización sin ánimo de lucro destinada a la conservación de la mayor estructura viva del planeta. El premio, de 225.000 dólares, ha ido a parar a las manos de los creadores de este robot.
Preservar la Gran Barrera de Coral
El objetivo del concurso convocado por la Great Barrier Reef Foundation era dar con un proyecto que ayudara a preservar la Gran Barrera de Coral. El LarvalBot trabaja en dos fases. La primera consiste en recoger larvas de los corales. Para esto se seleccionan aquellos que mejor han resistido al blanqueamiento en los últimos años.
Una vez que se recogen las larvas que generan estos corales, que son los más preparados para resistir en el futuro, hay que identificar las zonas donde es necesario repoblar. Aquí podrían ayudar otros robots, en este caso desde el aire. Y es que, los drones ya se han contemplado como herramienta para monitorizar la Gran Barrera de Coral.
Cuando estas áreas más degradadas se localizan empieza la segunda fase. El LarvalBot se conduce entre los corales y esparce las larvas en los puntos previstos. Todo esto lo hace de forma autónoma el robot, de forma que el trabajo es fácil de escalar. Lo único que se necesitan son recursos económicos.
Está previsto empezar el trabajo con un robot autónomo. En función del resultado se decidirá en qué medida se introducen nuevas unidades. Porque los cientos de kilómetros dañados de la Gran Barrera de Coral no son asumibles para una sola máquina. La iniciativa recuerda a la aspiración de automatizar el proceso de reforestación para ganar efectividad.
Imágenes: CannonNieh, Pror. Matt Dunbabin