El 99% del tráfico internacional de datos en el mundo se transporta mediante los cables submarinos. Es decir, la inmensa mayoría de esas comunicaciones no se transmite por el aire, ni a través de satélite ni por otros medios, sino que discurre por esas auténticas autopistas submarinas que surcan las principales rutas mundiales de tráfico.
La capacidad de transmisión de un cable submarino de última generación es más de un millón de veces superior al de nuestro internet de casa. El último mapa de referencia de los cables submarinos de Telegeography refleja la existencia de 486 de estos cables en el mundo, ya sean activos o en construcción. Telxius cuenta con una red de más de 80.000 kilómetros de cable submarino, dos veces la circunferencia terrestre por el Ecuador.
El papel de los cables submarinos en la capacidad para proporcionar servicios
Una red de cable submarino es mucho más que conectar los puntos “A” y “B”, aunque todo parte de ser capaces de tender esos auténticos colosos hechos de fibra óptica para unir ciertos puntos del mapa en los que se sitúan las estaciones de amarre (lugar donde se conectan dichos cables a tierra). Desde esos puntos, es preciso garantizar las máximas opciones de interconexión, para Telxius, para Telefónica (propietaria del 70% del capital de Telxius) y para cualquiera de nuestros clientes, incluyendo a las tecnológicas, a las grandes multinacionales o a las redes sociales. Sí, es muy probable que el video en streaming que viste el otro día y que no se generó en España llegara inicialmente al servidor que te lo está dando a través de uno de estos cables. Lo mismo que el perfil de LinkedIn de esa persona que tiene su sede en el otro extremo del océano.
La red de cables submarinos se completa con una potente red terrestre para lograr la interconexión deseada y la capacidad de proporcionar los servicios allí donde se necesitan. Dicha red incluye las estaciones de amarre que hemos mencionado, así como otras infraestructuras como los Puntos de Presencia (PoPs) y los hubs de comunicaciones. Telxius cuenta con 25 estaciones de amarre, casi 100 PoPs y 2 hubs. Este es nuestro mapa de red.
Dichos hubs de comunicaciones, uno en el norte de España y otro en Estados Unidos, conectan con las zonas del mundo con mayor concentración de centros de datos. Como sabemos, en los centros de datos (o data centers) se almacena y gestiona la información que nutre la actividad de los principales organismos y empresas que mueven la actividad económica mundial. De manera que se puede decir que el ecosistema formado por la conjunción de los centros de datos y los cables submarinos crea múltiples oportunidades para las personas y las empresas a lo largo y ancho del globo. Oportunidades de negocio, entretenimiento y aprendizaje.
Detrás del funcionamiento de estas redes de cable submarino, que de partida están diseñadas para ser robustas y seguras, hay equipos humanos y sistemas de operaciones de gran envergadura y alta cualificación. Se busca la robustez del propio cable y del diseño de la red internacional, lo que incluye que pueda haber redundancia en las rutas, es decir, que sea factible enviar tráfico entre 2 puntos por al menos 2 cables distintos. Lo que incrementa la seguridad ante el posible fallo de uno de ellos. La seguridad es siempre una prioridad para el equipo de operaciones, que cuenta entre sus actividades las de despliegue, supervisión, mantenimiento y reparación de los cables submarinos. Los centros de operación y supervisión de la red (que operan 24/7), también llamados Network Operations Centers (NOCs), incorporan parte de estas funciones mientras que hay otras que sólo se pueden realizar en persona.
El mantenimiento de los cables submarinos
En este mismo blog, hemos contado cómo desplegamos nuestros cables Marea (2017) y Brusa (2018). Ambos dan servicio a importantes rutas atlánticas de tráfico. El despliegue de un cable submarino es una auténtica epopeya del mundo moderno, que requiere a los especialistas embarcarse durante semanas, algo que poco ha cambiado respecto al primer tendido de cable submarino transatlántico en la segunda mitad del siglo XIX (la primera comunicación sobre él se llevó a cabo en 1858). Lo mismo ocurre cuando hay que reparar un cable, algo poco frecuente, que va precedido de la puesta en marcha de opciones para que no se interrumpa el servicio. Estos cables sufren daños ocasionalmente, especialmente debido a las labores de barcos pesqueros cerca de la costa y a distintos fenómenos naturales.
Los miembros del equipo de operaciones también incorporan dentro de sus actividades ordinarias la atención a situaciones extraordinarias, como una pandemia o un huracán. Todos tenemos el reciente ejemplo de la pandemia causada por el virus COVID-19. La red de cable submarino mundial soportó entonces volúmenes de tráfico nunca vistos, sin interrupción del servicio. En menos de 24 horas, dicha red mundial pudo gestionarse remotamente y muchas personas encontraron un cierto alivio a través de las comunicaciones y el entretenimiento en línea.
Por otro lado, la infraestructura de Telxius en la zona del Caribe afronta huracanes todos los años entre los meses de junio a noviembre. Es una de las situaciones en las que más se pone a prueba la robustez de la red. Las estaciones están preparadas para soportar el paso de huracanes gracias a que cuentan con estructuras reforzadas, diques de contención para evitar la entrada de agua a los equipos, bombas extractoras de agua y grupos electrógenos con autonomía para varios días, entre otras medidas. En la memoria de los que formamos Telxius está muy vivo aún el episodio del huracán María de septiembre de 2017, que arrasó República Dominicana, las Islas Vírgenes de Estados Unidos y Puerto Rico.
Durante esta catástrofe el equipo de la estación de San Juan Puerto Rico se encerró en nuestras instalaciones (en lo que se llama una operación de lock-down) durante dos semanas para garantizar la continuidad del servicio, pues en una estación de amarre hay una serie de actividades que sólo se pueden realizar en persona. Aunque la isla estaba completamente arrasada y sin energía eléctrica, contaron con víveres, agua y combustible. De todo aprendemos, y esta experiencia nos llevó a implementar una serie de mejoras que a su vez han dado lugar a una red más segura.
Las tareas de nuestros equipos de operaciones de las estaciones de amarre no terminan ahí, pues también preparan todo lo necesario para que podamos alojar ciertos equipos de nuestros clientes en las propias estaciones, en los PoPs o en los hubs de comunicaciones. Asimismo, realizan un auténtico control de calidad de los proveedores de estos equipos. El resultado de todo el trabajo anterior es una operación altamente segura y fiable. Por eso nos gustaría dedicar este pequeño artículo a todas nuestras personas del equipo de operaciones de la red de cable submarino, tanto en lo relativo a la planta submarina como a la terrestre, y en particular a los equipos de las estaciones de amarre, que con su trabajo altamente cualificado, especializado y silencioso nos permiten descansar tranquilos sabiendo que estamos en manos de unos auténticos “guardianes de internet”.
Si quieres entender cómo funcionan, los desafíos que enfrentan y su impacto en la economía digital, no te pierdas La infraestructura invisible que mueve el mundo digital: cables submarinos, un artículo imprescindible para descubrir el papel crítico de estos gigantes tecnológicos ocultos.
Imagen cedida por la autora.