En los años de la guerra, Hedy Lamarr aunó todos los conocimientos que poseía de la Alemania nazi para crear un sistema secreto de comunicaciones. Una técnica en la que se basan gran parte de las tecnologías inalámbricas que conocemos hoy en día.
En los peores momentos es cuando más se agudiza el ingenio humano. Las dos Guerras Mundiales constituyeron un gran periodo de desarrollo tecnológico. En esta época nació el enclave estratégico de Bletchley Park, donde se llegaron a descifrar 84.000 mensajes en tan solo un mes. Allí se desarrolló la conocida máquina Enigma de Alan Turing.
Las mujeres también tuvieron un papel fundamental en esta etapa. De hecho, la mansión victoriana albergó a más de 6.600 entre sus trabajadores.
Al otro lado del Atlántico, la mujer tampoco se mantuvo al margen de la contienda bélica. Este fue el caso de la actriz Hedy Lamarr. Conocida como la mujer más hermosa de la historia del cine, llegó a inventar un sistema de control por radio de torpedos.
Sin embargo, su vida comenzó lejos del sueño americano. Hedwig Eva María Kiesler, como en realidad se llamaba, nació en Austria en 1914. Era de origen judío, y desde muy temprana edad se interesó por la tecnología y la innovación. De hecho, comenzó a estudiar ingeniería, pero abandonó sus estudios para centrarse en su carrera como actriz.
Hedy Lamarr crea un sistema secreto de comunicaciones
Tras sus primeros pinos en la industria cinematográfica se casa con el alemán Friedrich Mandl, proveedor de armamento de Hitler y Mussolini. Pero la actriz termina huyendo a Estados Unidos, donde se convierte en una estrella de Hollywood y en una gran aliada para ganar la guerra.
Hedy Lamarr pone en manos de la inteligencia de EEUU todo el conocimiento que poseía sobre la tecnología nazi y sus maniobras. A la par, decide aplicar todo lo aprendido para desarrollar, junto con el compositor George Antheil, un sistema secreto de comunicaciones.
Así nació el conocido como “transmisión en espectro ensanchado por salto de frecuencia”. Se trataba de un sistema basado en las teclas de un piano, así se formó con ochenta y ocho frecuencias. Tenía la capacidad de saltar de frecuencia en frecuencia sincrónicamente para evitar las escuchas del enemigo, emitiendo una señal muy difícil de interceptar. De esta forma, los proyectiles disparados no podrían ser neutralizados o devueltos al emisario.
Este es el sistema en el que se basan las tecnologías inalámbricas que se desarrollaron más tarde y con las que trabajamos hoy en día. Hedy Lamarr permitió implantar la comunicación de datos Wi-Fi.
Una vida de película
Finalmente, se patentó en 1942, pero nunca llegó a ser utilizado por el gobierno estadounidense en la IIGM por la dificultad de pasar de un sistema mecánico a otro electrónico.
Su invención pasó desapercibida tras los años de la guerra. No fue hasta 1957 cuando la empresa estadounidense Silvina Electronics Systems Division comenzó a desarrollar esta técnica. Mientras que años más tarde, en 1962, el Gobierno de Estados Unidos empezó a utilizarlo en las comunicaciones militares como, por ejemplo, en la crisis de los misiles con Cuba.
Sin embargo, Lamarr no llegó a sacar beneficio de esta expansión al haber caducado la patente tres años antes. En Blogthinkbig.com ya hemos hablado de la importancia de las patentes a la hora de proteger la Propiedad Intelectual para las empresas tecnológicas. Y es que, las patentes potencian a las empresas haciéndolas más fuertes y competitivas.
No hay duda de que Hedy Lamarr tuvo una vida “de película” pero sus logros fuera de los focos también se han plasmado en la gran pantalla gracias al reciente documental Bombshell: The Hedy Lamarr Story. Como curiosidad, el Día del Inventor se celebra el 9 de noviembre, fecha de su cumpleaños.