Mosquitos modificados genéticamente

Desarrollan un hongo modificado con veneno de araña para combatir la malaria

Un equipo de científicos ha desarrollado un hongo transgénico, modificado con una toxina que proviene del del veneno de la araña tela de embudo de las Montañas Azules de Australia, capaz de combatir la malaria.

La malaria o paludismo es una enfermedad hemolítica causada por un protozoo denominado Plasmodium, que se puede presentar en diferentes especies y de la que existen, por tanto, varios tipos. Este parasito pasa a la hembra del mosquito Anopheles, única especie que transmite la enfermedad.

Se trata de una enfermedad prevenible y curable, siendo África el continente con más morbilidad y mortalidad a causa de esta enfermedad. En 2017, el 92% de los casos y el 93% de los fallecimientos por la enfermedad se produjeron en esta región, según la Organización Mundial de la Salud. Esta enfermedad, desgraciadamente, está ligada a la pobreza y afecta en mayor medida a las mujeres.

Todavía no existe cura contra esta enfermedad a pesar de los esfuerzos por lograrlo, pero si tratamientos para prevenirla y curarla. Sin embargo, estos tratamientos pocas veces llegan a las zonas más empobrecidas por su elevado precio.

Una toxina que proviene del veneno de una araña

Los científicos han comenzado a modificar genéticamente a los mosquitos y otros organismos que pueden ayudar a erradicarlos. En un reciente artículo de investigación publicado en la revista Science, un equipo de científicos de la Universidad de Maryland en EE.UU. y del Instituto de Investigación en Ciencias de la Santé/Centre Muraz de Burkina Faso ha desarrollado un primer ensayo de un hongo transgénico capaz de atacar al mosquito de la malaria.

El análisis demostró que un hongo creado para administrar una toxina a los mosquitos que ha reducido su capacidad de reproducirse o diseminar la enfermedad en más de un 99% en un pueblo simulado en Burkina Faso. El equipo de científicos lleva tiempo analizando un tipo de hongo utilizado en la agricultura para atacar las plagas, el Metarhizium Pingshaense.

malaria

El propósito de los investigadores era utilizar este hongo y que actuara en un tiempo corto, por lo que lo han modificado genéticamente con la toxina de un insecticida llamado Hybrid que proviene del veneno de la araña tela de embudo de las Montañas Azules de Australia. Un veneno que ha sido aprobado por la Agencia para la Protección Ambiental de los EE.UU., por lo que es seguro para el medio ambiente.

«La simple aplicación de los hongos transgénicos a una sábana que colgamos en una pared en nuestra área de estudio provocó que las poblaciones de mosquitos colapsaran en 45 días. Y es tan eficaz para matar mosquitos resistentes a los insecticidas como los no resistentes», han destacado los autores del estudio.

Además de la introducción del ADN necesario para la creación de dicha toxina, también han llevado a cabo una modificación en el interruptor genético del hongo, para activar cuándo el hongo debe construir una capa protectora alrededor de sí mismo que lo oculte del sistema inmunitario de los mosquitos. Por otra parte, los científicos probaron el hongo transgénico en otros insectos y encontraron que no era dañiño para especies como las abejas.

Desarrollado en un espacio rural de Burkina Faso

Para llevar a cabo el grueso del estudio, una vez que tenían el hongo modificado y había sido probado en el laboratorio, los expertos estudiaron su eficacia en un espacio controlado en un área rural de Burkina Faso, zona endémica de malaria.

El área tenía una estructura de 2.000 metros cuadrados y estaba equipada con cámaras experimentales, plantas, charcos de cría de mosquito, fuentes de alimento para los mismos y, en cada cámara, tres sábanas negras con aceite de sésamo. En una de las sábanas se agregó el hongo modificado, en otra un hongo silvestre y en la otra nada.

Los expertos liberaron 1.000 mosquitos machos y 500 hembras en cada cámara durante un periodo de 45 días. Tras finalizar este tiempo encontraron que la primera cámara (con el hongo modificado) contenía sólo 13 mosquitos adultos vivos, mientras que la segunda tenía 455 y la tercera 1.396. Se demostró que solo en la cámara con el hongo transgénico se había producido un descenso de la población de mosquitos para evitar la transmisión de la enfermedad.

El último paso de este estudio será probarlo en una aldea local. Parece un gran paso para combatir esta enfermedad en países endémicos.

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