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IBM se inspira en el cerebro para crear transistores

El cerebro es el órgano más misterioso del cuerpo humano. Uno de los temas preferidos de la ciencia ficción es describir cómo las máquinas llegan a reproducir su capacidad e incluso la superan. También es una de las ambiciones de la computación (evitando la parte en la que los robots se descontrolan, claro está). Mientras tanto, la investigación médica desea crear modelos cerebrales precisos para entender el funcionamiento de un órgano central, cuna de muchas enfermedades degenerativas e incurables.

Partiendo de esta fascinación por el cerebro, desde IBM han procurado inspirarse en él para sus investigaciones. El último resultado, publicado en la revista Science, es el desarrollo de transistores de base líquida, que tratan de imitar la función de los fluidos cerebrales en los humanos.

Un equipo de científicos de la compañía ha optado por utilizar un nuevo tipo de materiales, que se combinan con un líquido iónico o una mezcla en la que la mitad de las moléculas están cargadas positivamente y la otra mitad tienen carga negativa. Aplicando un voltaje mínimo al líquido se produce un movimiento de las cargas. Éstas abandonan una parte oxidada y se introducen en el líquido. El resultado es que éste cambia su estado de aislante a conductor o viceversa.

La novedad del proceso es que con este reducido voltaje se mantiene en estado conductor el circuito, por lo que sigue en funcionamiento hasta que se vuelve a aplicar una carga. Es decir, el transistor no necesitaría más energía para funcionar de la que ya se le ha proporcionado. Actualmente, los chips de silicio presentes en los componentes electrónicos requieren un voltaje constante para mantener su funcionalidad.

Ganando eficiencia para los chips

Los transistores constituyen una parte básica en los chips que a su vez son la base de los dispositivos electrónicos. El avance logrado por IBM hace pensar en las posibilidades de reducir el consumo energético en esta industria. Particularmente en smartphones y otros terminales móviles, donde la duración de la batería es escasa para las necesidades de los usuarios.

Gracias a estos transistores se podrían construir chips mucho más eficientes, que funcionaran solamente aplicando un voltaje. “Es un medio para construir dispositivos de bajo consumo y alta eficiencia, encendiendo y apagando su estado conductor. Convertimos este material en un metal y lo mantenemos sin ninguna alimentación energética”, destaca Stuart Parkin, líder del proyecto.

Dar una vuelta de tuerca a los chips

La Ley de Moore, enunciada en 1965 por el presidente de Intel Gordon Moore, afirma que el número de componentes en un chip se dobla cada año. Desde aquella fecha, la observación ha resultado bastante acertada, pero los investigadores están llegando a los límites de la tecnología de semiconductores. Lo que se impone ahora es abrir nuevos caminos y trabajar de distinta forma para renovar la industria.

Existen investigaciones que están produciendo avances significativos. El Instituto de Tecnología de California (Caltech) ha creado unos chips con propiedades hasta ahora nunca vistas. Son capaces de regenerar sus funciones tras ser dañados. Los científicos hicieron la prueba, erosionando algunos componentes con un rayo láser y los circuitos volvieron a ponerse en marcha.

Así, la innovación no se centra en mejorar la potencia de los chips sino que profundiza en otros aspectos. En cuanto a IBM, también aparece como protagonista del progreso en la computación cognitiva. Este campo entronca con la inteligencia artificial y la línea de actuación de la compañía tiene sus raíces en tomar como modelo al cerebro humano: precisamente lo que han hecho para crear los chips de base líquida.

IBM no busca construir una máquina equivalente al cerebro humano, pero sí se inspira en él para sus desarrollos. La supercomputadora Watson marcó un antes y un después en la industria de la computación a gran escala. No era el sistema más potente, pero sus características le permiten entender preguntas de hechas por una persona y encontrar las respuestas en una enorme base de datos. El objetivo de la compañía va más allá y están trabajando con el punto de mira puesto en proporcionar a los ordenadores la capacidad de sentir, adaptarse y aprender.

Imagen: Rod Senna

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