La inteligencia artificial se ha unido con la fotografía en lo que conocemos como fotografía computacional, pero en lo que respecta a edición aún tiene mucho que mejorar.
En los últimos meses hay una tendencia fuerte en fotografía móvil: el uso de inteligencia artificial. Y no, no hablamos de toda la fotografía computacional, sino de lo que los fabricantes llaman «mejora de la imagen por reconocimiento de escena». Gracias a un entrenamiento previo y al uso del aprendizaje automático, las aplicaciones de cámara de los smartphones «logran ajustar mejor todas las variables de una fotografía»: velocidad de exposición, balance de blancos, color, sensibilidad ISO, etc.
A la vista de los resultados, y sin dudar de la aplicación de técnicas y cálculos avanzados que implican lo que conocemos como inteligencia artificial, lo que en la mayoría de casos llega al usuario final realmente son fotos saturadas. La mejor noticia es que si estos modos de enriquecimiento no nos convencen, podemos desactivarlos. La mala es que, si no nos gustan, y los hemos dejado activados, ya no podremos recuperar las fotos sin este aspecto procesado y artificial, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de modos retrato, que suelen ofrecer la posibilidad de tener una foto sin efecto de desenfoque.
Alternativas de edición a la inteligencia artificial
Para mejorar una foto, los smartphones de gama alta (los que ofrecen inteligencia artificial) ofrecen desde hace tiempo mejores opciones. La mejor es guardar las fotos en formato RAW. De esta forma, al usuario le llega la foto en «crudo», tal y como el sensor la ha tomado, sin que intervenga el procesador de imagen. Además, las fotografías en formato RAW siempre permiten volver a la toma original sin pérdida, a diferencia de lo que ocurre con formatos como el JPEG, o el novedoso HEIC/HEIF.
La otra opción es hacer uso de aplicaciones tradicionales de edición fotográfica en el móvil, como son Snapseed o VSCO. Los filtros avanzados que ofrecen no dejan indiferente, y las fotos editadas con ellos llegan a parecer de otra época si ese es el objetivo. En cinco minutos podemos conseguir resultados similares a los que las compañías ofrecen con sus modos de inteligencia artificial, pero sin estar obligados a tener unos look tan destructivos en según qué casos. Estaría bien que al igual que por ejemplo Huawei permite ajustar el desenfoque, eligiendo aperturas entre f/16 y f/0,95, también se pudiera elegir el grado de desenfoque.
Dentro de esta solución, lo más fácil es hacer uso del editor de fotografía que cada terminal integra en su software de fábrica. No son tan avanzados como los propuestos por terceras partes, pero son suficientes para la mayoría. En el caso de querer un procesado con inteligencia artificial superior, el que Google ofrece con Google Photos con el ajuste automático, sin ser natural del todo, se acerca más a un resultado que un aficionado a la fotografía realizaría.