Los tediosos viajes de larga duración en avión podrían cambiar por completo en los próximos años. Y todo gracias a un proyecto europeo que tiene como objetivo hacer posible los vuelos hipersónicos –en los que es posible viajar a velocidades al menos 5 veces superiores a la del sonido–, compitiendo así con Estados Unidos y China, dos potencias mundiales que también llevan años queriendo lograr este hito. En concreto, la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) se encuentra trabajando en Invictus, un proyecto que consiste en desarrollar el primer avión hipersónico europeo. De hecho, hasta tiene una fecha aproximada para su primer lanzamiento.
A diferencia de otras aeronaves hipersónicas, el proyecto Invictus de la ESA, en el que también trabaja la consultora británica Frazer-Nash, consta de una plataforma hipersónica experimental diseñada para despegar horizontalmente –y regresar de una sola pieza para poder ser reutilizada–. Es decir, aunque pueda alcanzar velocidades similares a las de un cohete, no se lanzará de manera vertical.
Además, Invictus no solo está diseñado para usos militares. La ESA espera usarlo también para aplicaciones civiles de todo tipo. Esto hace que el desarrollo del proyecto sea mucho más complejo y, por consiguiente, la Agencia Espacial Europea deba superar diferentes retos.
El gran obstáculo de Invictus: el calor extremo

Es importante mencionar que el avión hipersónico que prepara la ESA es mucho más avanzado que los aviones supersónicos como el Concorde. El Invictus estará diseñado para superar velocidades cinco veces mayores que la velocidad del sonido, mucho más que lo logrado en su momento por el avión de Aérospatiale y BAC.
Este tipo de velocidades se mide en Mach, siendo Mach 1 la velocidad de sonido en el aire, y Mach 2 el doble de velocidad del sonido. El Concorde era capaz de volar a velocidades de hasta Mach 2. El Invictus, en cambio, tiene previsto alcanzar velocidades que superan el Mach 5. La diferencia, por tanto, resulta abismal.
Esta diferencia en la velocidad es, sin duda, uno de los mayores retos en el desarrollo de Invictus. No porque no existan tecnologías capaces de alcanzar las mismas —que las hay—, sino porque existe un obstáculo fundamental: la temperatura extrema. Alcanzar velocidades tan elevadas hace que la fricción entre el aire y la aeronave provoque un calentamiento intenso. Esto, a su vez, afecta considerablemente al motor: el aire que entra se calienta tanto que su densidad disminuye drásticamente, dificultando así su compresión en el interior del mismo y comprometiendo su funcionamiento.
¿Cuál es la solución que ha buscado la ESA?
Tal y como ha confirmado la Agencia Espacial Europea, se ha diseñado un “sistema de propulsión aeróbico preenfriado alimentado con hidrógeno”. Este es capaz de enfriar los gases que se distribuyen al motor en apenas unos segundos, permitiendo que el oxígeno alcance temperaturas óptimas para su compresión. David Perigo, ingeniero de propulsión química de la ESA y responsable técnico del programa, ha detallado que dicho sistema se utilizará tanto para el despegue como para el vuelo hipersónico de Invictus.
Por el momento, la ESA ha realizado diferentes ensayos que demuestran que es posible solucionar el principal reto del avión hipersónico gracias a este sistema de propulsión. Si el proyecto avanza según lo previsto, el prototipo inicial vería la luz en 2026 y despegaría por primera vez en 2031.
No va a ser el único avión hipersónico

Europa, eso sí, no es la única gran potencia que está desarrollando un avión para realizar vuelos hipersónicos. Estados Unidos cuenta con diferentes proyectos en marcha, algunos de la NASA o de empresas como Boeing o Lockheed Martin.
En China, asimismo, hay actualmente dos proyectos en marcha. Uno de ellos para el desarrollo de vehículos hipersónicos con fines militares y civiles. El otro es el Starry Sky-2, un vehículo de planeo hipersónico que podría alcanzar velocidades Mach 6.