iPhone X encanta y decepciona por partes iguales, pero sin duda hay algo que ha cambiado para siempre.
Sin que todavía haya dado tiempo a digerir el evento de Apple como se merece pues, a diferencia de otras compañías, el momento de probar los productos cambia brutalmente la visión, podemos decir que fue uno de los mejores eventos en años. Hubo tantas novedades en todos los sentidos que un resumen de todo es complicado. De momento, podemos decir que Apple TV se puso a la altura del mercado con soporte para vídeo 4K HDR y Apple Watch incluye, por fin, soporte para redes LTE. Pero lo relevante del evento, sin duda, fue iPhone, y esta vez llegó en tres variantes.
En primer lugar, Apple presentó iPhone 8 y iPhone 8 Plus, sucesores directos del actual iPhone, que mantienen un diseño muy similar exceptuando el volver a emplear cristal en la parte trasera. El modelo pequeño sigue sin doble cámara, que sí lleva el Plus. En ambos casos, Apple presume de haber mejorado mucho la cámara con nuevo sensor, filtro de color y mejor estabilización. Además, ahora son los primeros del mercado en poder grabar vídeo en 4K a 60 fps y 1080p a 240 fps.
Una gran novedad para la familia es la carga inalámbrica que llevamos mucho tiempo viendo en otros terminales, como Palm Pre en 2009. En este sentido, Apple ha adoptado el estándar universal Qi, y hablan de que trabajarán en su mejora para todos. Pero sin duda, y aunque quizá aburra a muchos, lo más sorprendente a estas alturas sigue siendo cómo Apple logra mejorar año a año sus chips propios. Si los A10 Fusion estaban un año por delante de la competencia, el nuevo A11 Bionic puede estar dos o incluso más. Esto se debe a una potencia bruta comparable a muchos ordenadores de gama alta que, además, llega completamente preparada para realidad aumentada e Inteligencia Artificial.
Más tarde llegó el plato fuerte, el esperado, el iPhone X. Tras conocer su precio base, 1159€ (350€ más que el del iPhone 8), hay que recordar cómo Andy Warhol concebía Coca-Cola y la comparación que de ella hace John Gruber con los iPhone:
What’s great about this country is that America started the tradition where the richest consumers buy essentially the same things as the poorest. You can be watching TV and see Coca-Cola, and you know that the President drinks Coke, Liz Taylor drinks Coke, and just think, you can drink Coke, too. A Coke is a Coke and no amount of money can get you a better Coke than the one the bum on the corner is drinking. All the Cokes are the same and all the Cokes are good. Liz Taylor knows it, the President knows it, the bum knows it, and you know it.
Para Warhol, Coca-Cola es un producto universal en Estados Unidos, un país en el que los hábitos de consumo se homogeneizaron entre clases bajas y altas. Todo el mundo conoce su sabor y sabe que es sinónimo de bueno. John Gruber, uno de los bloggers más relevantes alrededor de Apple, ha comparado esto muchas veces con los iPhone. El experto argumenta que, pese a ser productos tremendamente caros, no eran más costosos que sus competidores. Sobre todo, su modo de comercialización permitía que, aunque fuese un modelo anterior, todo el mundo pudiera adquirirlos, pues pagándolo a plazos, la cuota inicial podía llegar a partir de 0€ en modelos de hace más de un año. La conclusión era clara: frente a modelos de lujo, Apple traía excelencia para las masas. Lo mejor, para todos.
Ayer eso cambió con iPhone X, como cambió en 2014 con Apple Watch. No es malo, simplemente un cambio. El nuevo modelo iPhone X es vendido por Apple como el futuro de la telefonía móvil moderna. Esta innovación, que según la compañía incluye, provoca un aumento de precio y, paralelamente, el alejamiento de las masas. iPhone siempre ha sido aspiracional, pero esto le proporciona exclusividad, que veremos reflejado en poco stock.
Desbloqueo facial y Animoji
Respecto a las características del nuevo modelo, como se esperaba, abandona el botón de inicio para colmatar casi todo el frontal con pantalla. Solo en la parte superior tienen lo que Apple ha llamado «pequeño espacio», una barra negra donde iPhone X aloja una de sus grandes armas: desbloqueo facial (Face ID) mucho más seguro y con menos probabilidades de coincidir que Touch ID, su icónico sistema de desbloqueo por huella. El impresionante juego de sensores permite captar hasta 30.000 puntos distintos de un rostro, desbloquear sin luz o no confundir hermanos gemelos. Además, iPhone X será capaz de hacer fotos en modo retrato con la cámara frontal.
Es el mismo sistema que permite que funcionen los Animoji, unas simpáticas versiones de los emoji que Apple permite animar con todas las partes de nuestra cara para enviar por iMessage. En un mundo millenial, en el que los emoji mandan, es un movimiento que demuestra conocimiento de la realidad y sobre todo, poderío técnico.
Pantalla OLED y estabilización óptica
La pantalla de 5.8 pulgadas del dispositivo es OLED, siguiendo el camino elegido por prácticamente todos los competidores. Esto llevará al iPhone X a conseguir unos negros puros y un contraste que comenzaban a echarse de menos. OLED tiene otras contraindicaciones de producción que tendremos que ver si Apple ha solucionado, pero al resto de marcas parece estarles funcionando. La proporción del iPhone deja de ser 16:9 y se une a la tendencias de los cuerpos más alargados.
Salvo por lo mencionado, el cuerpo es muy similar a lo que hasta ahora tenía la compañía, con un tamaño global ligeramente superior al del iPhone 7. Bordes redondeados y misma configuración de botones laterales, excepto el botón de encendido que es más alargado. La parte trasera también es de cristal y acoge una doble lente en posición vertical especialmente calibrada para realidad aumentada. Cuenta con una doble cámara mejor que la del 8 Plus, pues además de mejorar la apertura de la lente telefoto, ahora incluye doble estabilizador que mejorará las tomas nocturnas y eliminará ruido.
En general, aunque iPhone X no hará nada especialmente nuevo que no hayamos visto antes, sí tiene nuevas aplicaciones como el desbloqueo facial, el modo retrato o la realidad aumentada. Es el primer iPhone en mucho tiempo que puede sentirse innovador por los cuatro costados, aunque algunos sacrificios no se hayan solucionado correctamente, algo que no se esperaba de Apple.
Sí se esperaba cierta racanería, y ha llegado. La carga rápida de la que presume la compañía en la web oficial no será posible con el cargador oficial, y si el usuario desea cumplir con accesorios oficiales para tal cometido tendrá que gastar 90€ adicionales, algo que parece una broma recordando los 1159€ iniciales.
Como ha hecho con sus productos más innovadores, iPhone X no llegará de forma inminente, y habrá que esperar al 3 de noviembre para poner nuestras manos sobre él.