“Como la lectura de una obra dramática al margen de su representación, como la audición de un disco al margen del concierto, al margen del museo se ofrece el más vasto dominio de conocimientos artísticos que el hombre haya conocido.”
André Malraux
El escritor André Malraux propuso en 1947 el concepto de Museo Imaginario (Le Musée imaginaire), un concepto de museo totalmente abierto que trascendiese las limitaciones del espacio físico de un edificio y de una disposición específica. El autor propuso que cada persona confeccione su propio museo, que suponga un ejercicio de subjetividad de quien lo crea, y que escape a barreras impuestas por el tiempo y el espacio. El único criterio expositivo sería el que guía el gusto del que imagina las obras de su museo ideal.
Hoy, gracias a la tecnología, los museos cobran vida a la manera que soñó Malraux. El concepto tradicional de salas estáticas está dando paso a centros que, gracias a los medios digitales, en vez de limitarse a exponer piezas de valor artístico o de interés cultural, pretenden generar una experiencia para el visitante. Las salas expositivas cada vez en mayor medida adaptan sus instalaciones para que puedan ser personalizadas por el visitante, para que éste se pueda crear su propio museo imaginario.
Actualmente es habitual encontrar en muchos museos distintas aplicaciones interactivas táctiles en pantallas o proyecciones de apoyo que ofrecen información personalizada sobre sus diferentes obras y piezas (textos, vídeo, audio, reconstrucciones en 3D de las piezas), juegos relacionados con los contenidos del museo para los niños, el catálogo en distintos formatos digitales, o información útil sobre el museo (con un uso como directorio interactivo de las instalaciones, acceso a planos 2D o 3D, localización de obras, agenda de eventos y actos).
El Espacio Fundación Telefónica de Madrid no es ajeno a estas tendencias y ha creado Kaleidoscopio, que más que tecnología es una nueva filosofía para ofrecerle al público las obras que integran la Colección Telefónica, formada por piezas de arte moderno y contemporáneo, fotografías originales del archivo histórico de principios del siglo XX en España y objetos tecnológicos sobre la historia de las telecomunicaciones. En conjunto más de 1.000 obras.
Hablo de un concepto expositivo inédito porque tiene varias implicaciones innovadoras:
- Relaciona y reagrupa las obras de las distintas colecciones, interrelacionándolas en función de las preferencias del usuario. A cada una se le han asignado diferentes etiquetas que la identifican y que van desde lo general a lo particular (período temporal, movimiento artístico, artista, etc) y que, a través de la navegación, permiten establecer relaciones con las otras piezas.
- La sala de Kaleidoscopio convierte el visionado en una experiencia sensorial mediante la proyección de las obras en el suelo y las paredes, así como a través de un juego de pantallas espejo que muestra una serie de documentos fílmicos: desde la restauración de un cuadro de Paul Delvaux, al funcionamiento de los primeros teléfonos de disco, la construcción de este edificio en 1929 o el montaje de exposiciones como la Colección Cubista en el Espacio.
- Por último, mediante la lectura de los códigos QR repartidos en las paredes de esta sala en dispositivos móviles, el usuario podrá interactuar con obras que se encuentran fuera de este espacio físico, por ejemplo, las que tiene Fundación Telefónica en depósito en museos como el MACBA, el IVAM o el Reina Sofía. También podrá acceder por este medio a información sobre las actividades que se desarrollan en el Espacio Fundación Telefónica o podrá conectarse a la red social de geolocalización History Pin para reinterpretar fotografías de los años 20 desde la misma ubicación a día de hoy.
Adicionalmente, y abandonando el espacio físico del edificio para ofrecer la colección al mundo entero, Kaleidoscopio tiene una proyección en Internet en kaleidoscopio.fundaciontelefonica.com que permite navegar a través de los fondos artísticos y tecnológicos de Fundación telefónica adaptándose tanto a las tabletas como a los teléfonos móviles.
Se trata en suma de una propuesta cultural y sensorial que nos acerca a la idea del museo imaginario de Malraux con la que abríamos este post.
