La Comisión Europea mide la digitalización de los 28

El informe Digital Economy and Society Index (DESI) analiza parámetros como la conectividad, las competencias digitales de la población, o la oferta de servicios públicos digitales para elaborar el mapa comunitario de la digitalización.

La Comisión Europea publicó recientemente el Digital Economy and Society Index (DESI), un informe que recoge los indicadores más relevantes del proceso de digitalización que Europa experimenta, y compara la evolución de los 28.

El resultado del DESI de los países que mejor se están adaptando a la transformación digital no difiere mucho de los resultados de otros tantos informes a nivel europeo en cualquier otro campo. Así, a la cabeza de los estados con las economías digitales más desarrolladas, encontramos a Dinamarca, Finlandia, Suecia y Países Bajos, seguidos por Luxemburgo, Bélgica y Reino Unido.

Por el contrario, aquellos países a los que más les está costando actualizarse son Rumanía, Bulgaria, Grecia, e Italia. España ocupa la decimocuarta posición, bajando una posición desde el DESI de 2016.

Respecto al ejercicio del 2016, aquellos países que más han avanzado son Eslovaquia y Eslovenia, y los que más lentamente progresaron son Portugal, Letonia, y Alemania.

Midiendo la 4ª revolución industrial

Pero, ¿cómo se mide la digitalización? La Comisión Europea ha analizado varios factores considerados como claves para mantener la competitividad de un país. Conectividad, capital humano y competencias digitales, uso de Internet por parte de la población, asimilación del tejido empresarial de las tecnologías digitales y la oferta de servicios públicos digitales son, así pues, los indicadores que mejor muestran, según la CE, cuán digitalizado está un país.

La conectividad, que muestra la infraestructura y calidad del ancho de banda, es considerada como requisito indispensable para asegurar la competitividad.

El 76% de los hogares europeos tiene acceso a banda ancha de alta velocidad (al menos 30 Mbps), y realizan actividades online como consultar diarios (con un 70% de la población que se conecta con este fin), realizar videollamadas (39%), visitar redes sociales (63%), comprar online (66%) o efectuar operaciones en banca online (59%).

En cuanto al capital humano, se miden las habilidades de la población para beneficiarse de las posibilidades que ofrece la sociedad digital. Estas habilidades van desde un nivel básico, que permitiría al usuario una interacción online y un consumo digital de bienes y servicios, hasta aquellas habilidades más avanzadas, que ofrecerían al usuario un crecimiento económico y una productividad elevada. Además, el número de graduados en las STEM (carreras de ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas, por sus siglas en inglés) ha aumentado ligeramente.

La adopción de las tecnologías digitales aumenta también en las empresas, si bien las cifras son aún bajas.

Y es que, a pesar de que el uso de las nuevas tecnologías favorece una mayor eficiencia, reduce costes, mejora el engagement con los clientes, colaboradores y socios, y permite acceder a nuevos mercados, sólo un 20% de las empresas en Europa utiliza las redes sociales para comunicar con sus clientes, un escaso 18% elabora facturas electrónicas, y un limitado 36% usa software empresarial para la compartición de información.

El tema de los servicios públicos digitales es otro punto que el informe DESI valora ya que, como el estudio recoge, “la modernización y digitalización de los servicios públicos conlleva una mayor eficiencia y una mejora en la atención al ciudadano”. En este apartado, Finlandia, Estonia, y Países Bajos siguen liderando el ranking.

Y España, ¿cómo evoluciona?

Según el informe, el progreso en conectividad es particularmente relevante, así como la oferta de servicios online por parte de la Administración pública, donde nos situamos por encima de la media de la UE. La empresa privada también destaca por su utilización de tecnologías digitales.

En general, hemos avanzado en todos los puntos menos en capital humano. Los españoles estamos cada vez más online, pero nuestras competencias digitales siguen siendo inferiores a la media de la UE, a pesar de que en este apartado hemos avanzado del puesto 14 al 16 desde el DESI 2016. Participamos en numerosas actividades online, pero muchas otras, como el comercio o la banca electrónicos, se nos siguen resistiendo.

El consumo de noticias y el entretenimiento (vídeos, música, juegos, redes sociales, y contenido audiovisual a la carta) continúan siendo nuestras actividades online favoritas.

Como numerosos informes destacan, la falta de personal especializado es uno de los mayores obstáculos a los que las empresas se enfrentan a la hora de adaptarse a las nuevas tecnologías, y hasta el 40% de ellas tiene problemas a la hora de encontrar aquellos perfiles más demandados: expertos en Big Data, técnicos en I+D e ingenieros informáticos.

La formación, una vez más, se posiciona como clave en nuestra competitividad digital.

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