Mucha música hoy se produce y se visualiza a través del software. ¿Cómo influye el contexto y la interfaz? ¿Cómo altera a quien compone, a quien musicaliza? He aquí una breve introducción a lo que se ha llamado ‘geometría de la música’, con aparición especial de San Isidoro de Sevilla y Frank Zappa, de telonero.
¡Qué atávico, qué fashion y qué pintoresco que Internet tenga su propio santo patrono! Extraoficialmente, eso sí. Solo falta la aprobación en mesa técnica, entiéndase, el Vaticano. Pero el consenso es que sí, que a cargo de San Isidoro de Sevilla queda lo relacionado con la Red.
No gratuitamente fue un académico excepcional, que en el año 634 publicó las Etimologías, un colosal proyecto que buscaba abarcar todo lo que el humano conociese y alojarlo en tres volúmenes. Durante casi mil años, Etimologías fue, a todo efecto, lo único equivalente a una enciclopedia en esta parte del mundo.
En esa obra, San Isidoro hizo una división del conocimiento que algún griego ya había usado, física, lógica y ética. Lo que me atrajo poderosamente fue lo siguiente: contrariando la idea general de que la música es creatividad, inspiración y ‘duende’, más que otra cosa, Isidoro la ubica en la dimensión de lo físico, junto a la geometría y la aritmética. Más estructura, que espíritu.
En las partituras se puede apreciar, desde luego, una cierta armonía gráfica, pensé, una repetición de siluetas y contornos. En los primitivos cantos sacramentales hay repetición, hay letanía; nos encontramos frente a una disciplina algorítmica y rítmica, para acercarse a Dios.
Ah, pero más interesante aún es que, cientos de años después, en un mundo tan distinto, muchos confeccionan música con un acercamiento más geométrico que sinuoso y temperamental.
Cuando comencé a fabricar mis primeras pistas de electrónica, opté por Fuity Loops (hoy FL Studio) y Reason, weapons of choice en ese momento. Pros y amateurs, siguen usándolos, al igual que LogicPro, GarageBand, Ableton live, ProTools, etc.
Ahora, si se concentran en la interfaz de algunos de estos software y aplicaciones, notarán que se impone lo geométrico. Son bloques, son láminas, son frisos y patrones, franjas, cubos… cubismo 8-bits .
Tienen una armonía casi independiente de lo que sonará cuando la tecla espaciadora despierte al track. Parece Mondrian, Hans Hofmann, o Carlos Cruz-Diez. Parece un acertijo geométrico de cuando uno iba al colegio. Parece la versión oficial de Tetris para NES.
¿Hasta qué punto condimenta al proceso de composición este panorama de cuadrados y rectángulos, este código de barras? ¿Nos contagiamos de ese «paisaje estructural»?
Hay un juego allí, interesantísimo, entre lo geométrico y lo melódico, entre lo rígido de un compás visto en la pantalla y un riff de guitarra que es inexacto y en zigzag. Un poco Wagner, un poco Liszt. Un tanto Rush, un tanto Zappa.
Aquí comparto un par de links interesantes sobre el tema (en inglés)
Revista TIME: The Geometry of Music