La Microsoft de Nadella es otra, en todos los ámbitos.
Microsoft ha evolucionado más que cualquier otra empresa del sector en los últimos años, y no porque las otras lo hayan hecho poco. Los de Redmond pasaron una década pasada sin saber jugar prácticamente ningún papel. Apostar por Windows XP hasta, literalemente, la muerte agónica. Intentar abrazar la modernidad con Windows Vista y fracasar, y finalmente, estabilizarse con Windows 7. Desde ahí, aunque ha habido muchos baches como dejar de lado Windows Phone o hacer cambios muy drásticos como en Windows 8, la tendencia siempre ha sido alcista.
Y ayer quedó muy claro, no tanto en las novedades de Windows 10 Creators Update, que es una apuesta de software centrada en 3D, realidad virtual y realidad aumentada, con los que pretenden democratizar la creación de contenidos, como en el hardware. Microsoft colaborará con Dell, Asus, Acer, Lenovo y HP para diseñar y fabricar kits de realidad virtual (desde 299€) compatibles con Windows 10 y las aplicaciones de HoloLens.
Pero las grandes estrellas de la tarde fueron Surface Book i7 y, sobre todo, Surface Studio. El primero es una muy buena evolución del modelo que vimos el año pasado, con el doble de potencia gráfica y 16 horas de autonomía, aunque ha ganado cierto grosor por la implementación de un segundo ventilador. Todo ello para seguir formando, sin dudas, el concepto más aspiracional dentro de la familia Surface. Tener un portátil tan potente, y tan cómodo respecto a la Surface 4 Pro, con la capacidad de convertirse en una tablet independiente para tomar notas es algo que pocas compañías pueden decir.
Donde Microsoft sobresalió realmente fue con el Surface Studio, un todo en uno muy alejado de lo que se pensaba que presentaría la compañía. Los rumores decían que veríamos un competidor del iMac, pero la propuesta de Studio va mucho más allá. Como todo en 1, no ofrece la máxima potencia del mercado, pero tampoco la necesita el público al que va enfocado, diseñadores e ilustradores. Frente al ordenador de Apple y a otros de Dell o HP, Surface Studio ofrece una pantalla táctil de 28″ y alta resolución (192 píxeles por pulgada) que permite ser utilizada como lienzo para dibujar, el gran sueño de todo diseñador.
Y es que, en ese mercado, el producto favorito son las tabletas gráficas Cintiq de Wacom, pero su gran problema es el sobrecoste que añaden al desembolso que supone adquirir un buen ordenador y una pantalla con calibración profesional, no son una solución integrada. Surface Studio es un todo en 1 también en este sentido. Gracias a los movimientos que permite hacer su brazo, en un momento se puede pasar de utilizarlo con teclado y ratón a reclinarlo y utilizarlo como panel para dibujos con un stylus y Dial, un accesorio exclusivo (aunque también funciona con pantallas como la de Surface 4) que brinda accesos directos a herramientas y mejor control en aplicaciones profesionales.
Su precio, eso sí, dejó frío a muchos, porque parte de 2.999 dólares, cifra que al cambio será probablemente muy superior. Comparando directamente con el iMac no sale mal de precio, pero el público no está acostumbrado a pagar tanto por un producto que no sea de Apple. Y lo que hay que comprender, sobre todo, es que aunque puede ser para todos los públicos, como el iMac lo es, Surface Studio es un producto enfocado al mercado profesional, factor que, por otra parte, puede alejarle de tener una cifra considerable de ventas.
Dejando al margen la aparente brillantez de los nuevos productos, que habrá que probar para sacar conclusiones claras, lo único que se le puede achacar a la presentación es la falta de ritmo de los presentadores, y a nivel de empresa, no haber dado explicaciones sobre el futuro de la casi extinta división móvil, sobre la que aún recaía alguna esperanza en forma de un Surface Phone que parece que no va a llegar.