La idea de poder percibir una historia cinematográfica en 360º ya es real. Los espectadores tienen la oportunidad de elegir dónde mirar y con qué interactuar a lo largo del filme. Las sensaciones reales como el peligro, la tensión o la curiosidad forman parte de la nueva receta del cine.
La realidad virtual ya no sólo se limita a los videojuegos, así lo ha demostrado el Festival Internacional de cine fantástico en Cataluña. La conferencia protagonizada por Alexandre Aja -quien después de ganar en 2003 el premio a la mejor dirección en Sitges por “Alta tensión” regresa al origen del género fantástico para romper todos los esquemas con una propuesta de terror en formato de realidad virtual, “Campfire Creepers” serie de Future Lighthouse que consta, de momento, de dos capítulos y que ha dejado atónitos a todos los asistentes al festival –ha conseguido despertar gran curiosidad entre la audiencia.
Englund, un viejo conocido del festival –veterano de 70 años que lleva más de cuatro décadas en la industria del cine –aseguraba que todos los actores están al servicio de la cámara con la realidad virtual. Esta innovadora forma de trabajar permite al espectador vivir en primera persona toda la acción que se narra en 360º grados. El primer capítulo estará disponible para Halloween, y el segundo para Navidad, según Aja.
El director afirma que se ha basado en la búsqueda de emociones terroríficas para trasladarlas a una atmósfera atractiva que le ha obligado a esforzarse más a la hora de lograr un gran impacto y una mayor intensidad en el espectador.
La realidad virtual plantea complejidad en la narrativa cinematográfica, donde destacan los problemas técnicos -la calidad de la imagen no es todavía excelente, desaparecen planos y recursos claves del cine- y el notable aumento de presupuesto. Aja confía en que la tecnología irá avanzando y en un par de años será mucho más fácil producir y consumir este tipo de cine.
El Festival de Venecia ha sido otra oportunidad donde la realidad virtual se ha hecho aún más real. Venecia ya acogió el año pasado el primer largo en VR. Una experiencia sensacional sobre la vida de Jesucristo en 360º. Este año el festival recibía más de cien obras, donde entre las seleccionadas había tres cineastas españoles.
El público vivía una experiencia única pudiendo navegar con una ballena, visitar un campo de concentración junto a un superviviente del Holocausto o sumarse a la Camorra. Sólo es necesario un visor para poder viajar al centro del filme. La inmersión en la historia es inevitable.
Como mencionábamos, las inversiones son millonarias. Hay compañías como The Void que proponen incluso un híbrido: caminar con un visor por un mundo virtual y a la vez empírico. Es decir, si el visor muestra una estantería y se intenta tocar, ahí estará. Si las sensaciones se dispara, los precios también, llegando a alcanzar el millón de euros por minuto de producción.
En definitiva, los resultados prometen, y parece que cada vez estamos más cerca de vivir en nuestra piel historias sorprendentes de otro mundo.