La conquista del espacio es una de las grandes aventuras que el ser humano ha emprendido a lo largo de su historia. Salir del planeta que nos vio nacer y explorar los confines de lo que hay más allá ha sido una quimera hasta mediados del siglo XX, cuando los primeros astronautas y cosmonautas dejaron la atmósfera terrestre para dar los primeros paseos espaciales y aterrizar en la Luna.
Uno de los protagonistas indiscutibles de esta superación ha sido la NASA. Aunque sus logros y metas parezcan alejados del día a día del cualquiera de nosotros, agencias como esta contribuyen a la sociedad de muchas más maneras de las que puede parecer en un primer momento. Lo hace con su desarrollo tecnológico e innovación.
La salud que viene del espacio
Un elemento tan común como los termómetros ha sido mejorado gracias a la innovación espacial. Los infrarrojos, que se colocan en el oído para medir la temperatura del paciente, utilizan la tecnología de la NASA para medir la temperatura de las estrellas. Además, son los más adecuados, porque no entran en contacto con las mucosas del cuerpo humano, como sí lo hacen los que se colocan en la boca, convirtiéndolos en los más seguros.
También ha contribuido a la salud cardiovascular. La tecnología de turbinas que se emplea en los cohetes propulsados por líquidos también se ha empleado en la creación de dispositivos de asistencia ventricular, unos aparatos que reemplazan las funciones que un corazón dañado no puede realizar. Incluso las gafas de sol que utilizamos han evolucionado gracias al estudio de la radiación sobre el ojo humano que han llevado a cabo.
Paneles solares y detectores de gas
Incluso los proyectos que la NASA no llego a desarrollar satisfactoriamente para sus necesidades han llegado a ser útiles a posteriori. Es el caso de los paneles solares, ideados en un primer momento para dar potencia a las naves espaciales y que no llegaron a funcionar como habían previsto. En lugar de perder todo lo que se había avanzado en ese campo, acabaron por ponerse a disposición del público general gracias a la creación de la empresa Powerfilm.
En un plano todavía más práctico para el ciudadano de a pie, los detectores de monóxido de carbono instalados en los vehículos espaciales han acabado también por formar parte de los hogares de Estados Unidos. Este gas es tóxico e imposible de detectar sin las herramientas adecuadas (es incoloro e inodoro), por lo que un dispositivo como este detector es imprescindible.
Manteniendo esta constante
La organización Penny4nasa.org conoce bien esta realidad y quiere compartirla con el mundo. Su misión consiste cambiar la percepción que los ciudadanos de a pie tienen de la agencia gubernamental responsable de los programas espaciales de Estados Unidos, dando a conocer todos los logros que contribuyen a mejorar nuestra vida diaria.
Pero no quieren quedarse ahí. También quieren que el dinero que recibe la NASA del gobierno se incremente en, por lo menos, un uno por ciento del total del presupuesto del país. En un gráfico que aparece en la propia web se ve cómo la curva de la financiación de la agencia ha ido cambiando a lo largo de su historia, desde su fundación en el año 1958 hasta nuestros días. Hay un pico enorme que abarca los años 60, cuando la carrera espacial estaba en pleno apogeo. A partir de ahí, el aporte económico se ha ido reduciendo.
Penny4nasa.org quiere que esta tendencia cambie para seguir en la misma línea de desarrollo e innovación que ha seguido a lo largo de los años. Considera que el aporte que hace a la sociedad la agencia espacial es tan importante que debe incrementarse. En una época en la que la economía es un tema caliente, organizaciones como esta apuestan por el desarrollo.
Imágenes | Fotopedia, Wikipedia