Prácticas en LinkedIn que quizá deberías abandonar

LinkedIn es la red social que más puertas puede abrirnos a futuros empleos, pero también puede suponer una barrera si no cuidamos la imagen que deja en ella nuestra presencia.

Las redes sociales son uno de los retos que nos han dejado los últimos años, especialmente al sector corporativo. Desde cuidar la reputación en redes sociales hasta aprovecharlas como oportunidad de crecimiento. También como una forma de aproximarse a los usuarios por parte de las empresas, de crear un vínculo cercano con ellos en el que responder sus dudas o atender sus quejas o peticiones. Luego está el ámbito personal. Y ahí es donde es vital cuidar la marca personal en la red, especialmente de cara a guardar la imagen en nuestro empleo o para empleos futuros.

LinkedIn está lleno de cazatalentos, y en cualquier caso será nuestra carta de presentación para reclutadores que quieran darnos un primer vistazo, ya sea mediante una búsqueda activa por su parte, o para responder a la nuestra. Aquí entran en juego muchas prácticas que siendo más o menos habituales en esta red, pueden arruinar nuestras posibilidades, o al menos darnos una imagen poco deseable. Aquí van nueve ejemplos que quizás deberías evitar:

  • Adornar el cargo: ¿qué sentido tiene proclamarse CEO cuando no se es? Y no sólo CEO. Hay varios ejemplos de cargos con nombres rimbonbantes en inglés cuando es evidente que no son los reales. No implica que cualquier cargo en inglés sea falso, pero en muchos casos se opta por complicarlo y cambiarle el nombre en lugar de simplificarlo y darle la naturalidad que tiene el original.
  • Sobrecargarlo de información irrelevante. Un cazatalentos o un responsable de RR.HH. estará interesado en comprobar tus puestos anteriores de una categoría similar al que aspiras. No tiene sentido convertir tu perfil en una biografía en la que incluyes incluso tus primeros trabajos eventuales, colaboraciones puntuales, etc.
  • Omitir períodos es contraproducente. Por ejemplo, dejando vacío totalmente el período entre 2001 y 2009, lo cual es casi sospechoso. Supone querer borrar parte del pasado, y en períodos largos, incita a pensar que ocurrió algo que el sujeto pretende esconder. Empleo de perfil inferior al que aspiramos a enfocar nuestra carrera, larga actividad parado, o directamente algo a ocultar.
  • Mentir de forma descarada. Esto aplica sobre todo a quien incluye licenciaturas acabadas en 4 años (cuando no fue así), o ciclos académicos que conllevan 8 o 9 años, en apenas 5. O anacronismos: con 30 años, es complicado tener 10 de experiencia en abogacía, y más para alguien que acabó la carrera con 23. También los anacronismos de otro tipo: es imposible tener seis años de experiencia desarrollando Android en 2013, el primer terminal con el sistema operativo móvil de Google se lanzó a finales de 2008.

LinkedIn

  • Compartir artículos personales sin relevancia profesional. Los artículos académicos o relacionados con el ámbito profesional dan un fuerte valor añadido a un perfil, sobre todo si son propios, pero también si son de terceros como muestra de recopilación de contenido de diferentes fuertes, o de mantenerse actualizado en una materia. Compartirlos de forma compulsiva e indiscriminada es, nuevamente, contraproducente. Tanto por un número excesivo como por una calidad que no sea la óptima.
  • Dejar protegido el perfil. Una de las funciones de LinkedIn es, como dije antes, servir de gancho a cazatalentos y responsables de RR.HH. Vetar la visualización de nuestro perfil únicamente a quien nos haya agregado como contactos es cerrarse puertas, sobre todo si se quiere cambiar de empleo o se está buscando uno de forma activa. Ese cazatalentos probablemente no tenga ningún deseo de tener que agregar a alguien (y así, manifestar de forma prematura su interés) para simplemente ver su perfil.
  • Hablar de uno mismo en tercera persona. LinkedIn lo escribe uno mismo, no alguien encargado para ello (al menos, en la inmensa mayoría de los casos). Hablar de uno mismo en tercera persona supone mostrarse alejado, y en cierta forma por encima, lo cual deja una sensación negativa tras visitar el perfil. La lógica dice que prima la forma impersonal, o en cualquier caso la primera persona, pero nunca la tercera.
  • Cuidar la página corporativa. Los perfiles personales no lo son todo. Las páginas de empresas también han de ser cuidadas, con una presentación adecuada, datos de contacto, descripción adecuada, logo, etc. Si tenemos un negocio, una empresa, una startup, etc., su imagen será una extensión de la nuestra. Una mala presentación implicará una falta de talento o de atención por parte de su creador, y en menor medida, de sus trabajadores.
  • Agregar contactos de forma indiscriminada. Nuevamente, esto hace perder valor a nuestro perfil, y hace caer nuestra marca personal, si agregamos a personas con la que jamás tuvimos relación alguna. De hecho, LinkedIn pregunta de qué le conocemos antes de enviar la solicitud, y la restringe si no la conocemos de nada.

Imagen: Nan Palmero (Flickr)

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