Pese a que parezca que el mercado se mueve poco, no dejan de llegar nuevas tecnologías a los televisores que quizá nos hagan dar el salto a nuevos modelos. 4K, HDR o una mejor representación de negros son las grandes claves.
A diferencia de otros sectores tecnológicos, el audio y el vídeo suelen parecer algo estático a lo largo de los años. Y la realidad es que en los últimos dos se han dado cambios muy significativos, lejos de aspectos que acaban pasando de moda relativamente como las curvas o el vídeo en 3D, por su poca e incómoda aportación en el ámbito doméstico. Estos son los factores que a día de hoy pueden marcar la diferencia a la hora de adquirir un televisor.
4K/UHD
Que un televisor posea un panel 4K no es raro hoy en día, y es que la que será dentro de poco la nueva resolución por defecto está llegando ya a televisores de gama media e incluso a alguno de gama media-baja. Que se popularice sólo indica que el coste de producir los paneles, pero sus ventajas llegan intactas a todos los públicos.
La resolución es cuatro veces mayor al Full HD que hasta ahora imperaba en los salones, con lo que la nitidez también es mucho mayor, con ciertos peros. Y es que, tal y como pasó entre 480p, 720p y 1080p, todo dependerá de la distancia a la que el espectador se siente del televisor. En el cuadro que se observa a continuación se indica a qué distancia debemos situarla para que merezca la pena. Si por distancia y tamaño te sales, no merece la pena la inversión extra.
HDR y el nuevo espacio de color
El HDR es lo mejor que traen los nuevos televisores de gama media alta y alta desde hace aproximadamente año y medio, y es lo que marca la diferencia en calidad de imagen, ayudando a que zonas con mucha luminosidad y otras muy apagadas se vean correctamente sin que unas se quemen y otras se oscurezcan hasta no ser visibles.
La clave de todo la tiene el soporte a picos de brillo de 1000 nits (lo convencional era una cifra entre 300 y 600), aunque puede ser más. Así, ante la necesidad de mostrar luces muy brillantes, la tele no tiene problemas con la reproducción. HDR también viene acompañado por el espacio de color rec.2020, que aporta una viveza y una gama de colores mucho mayor que el anterior estándar. Gracias al soporte a 10 bit, la profundidad de color que se obtiene es también mucho mayor, con 1023 sombras por cada color.
A estas novedades más o menos universales, se unen implementaciones propias de cada marca como los nanocristales o Quantum Dots, que si bien tienen una esencia similar, cada una aplica a su manera.
Los negros, mas puros que nunca
Obtener un gran contraste y unos negros puros es, desde hace mucho tiempo, el gran objetivo de cualquier fabricante de televisores, una vez se deja pasar el filtro del marketing y la resolución. La lucha entre el plasma y el LCD se libró en los términos del negro, y aunque ganó el plasma, por diversas razones no pudo ser. La llegadas de los televisores OLED lo cambió todo hasta el punto de mejorar mucho el nivel de negros del plasma, ya que dada su naturaleza el apagado de los píxeles es perfecto.
El mercado devolvía a los consumidores lo que merecían, pero a un gran coste. Por ello, y por los costes de producción del OLED, marcas como Sony o Samsung han apostado por intentar lograr las ventajas de OLED sin salir del terreno LED/LCD. Y se puede decir que cada vez afinan más. Samsung fue de las primeras en mostrar que se podía innovar sin recurrir a lo orgánico. Su apuesta era full-array local-dimming backlight, con la que apagaba por zonas el televisor. Así, combinaba zonas de poco brillo y negros casi perfectos aplicando la iluminación donde la imagen requiera.
Ahora, Sony y Panasonic han ido un paso más allá, y han logrando controlar cada LED individualmente, lo que sumado a lograr menor propagación de la luz alrededor de los objetos, hace que la experiencia se acerque mucho, aunque no completamente, a la realidad del OLED, y en algunos casos, a un precio inferior.