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Los pagos móviles no han conquistado Occidente… pero África sí

Los pagos móviles en África han tenido más éxito del que están teniendo en Occidente, especialmente si se tienen en cuenta las diferencias en el acceso a la tecnología.

La promesa de pagar con el móvil lleva coleando desde hace varios años entre los fabricantes de smartphones, las plataformas de pago y demás actores implicados en el proceso. Tecnologías como NFC, que a estas alturas incluyen la mayoría de los smartphones de gama media-alta, se han promocionado como punto de partida, sin que acaben de arrancar. Sin embargo, a través de un sistema más sencillo y adaptado a las condiciones locales, los pagos móviles en África han despegado antes que en Estados Unidos, Europa o Japón.

En África no se ha empleado el NFC ni ninguna otra tecnología inalámbrica. Ni siquiera son necesarios los smartphones para operar con el sistema que existe en Kenia, Tanzania o Nigeria. Aún así, el servicio de pagos móviles M-Pesa cuenta con más de 18 millones de usuarios en todo el continente, repartidos en su mayoría entre Kenia y Tanzania. La startup nigeriana Paga, también dedicada a este mismo sector, creció un 847% en su primer año en marcha.

M-Pesa tiene más recorrido. La operadora local Safaricom estableció el servicio en 2007, con el fin de aprovechar el cada vez más intenso uso de los móviles para dar solución a la escasez de bancos en muchos países de África. Y es que en el continente existe una gran cantidad de personas que habita en zonas rurales. Son áreas con baja densidad de población, en muchas ocasiones mal comunicadas. De ahí que las entidades bancarias no pongan sucursales.

También está el problema añadido de la seguridad. Una sucursal bancaria en medio de un poblado rural no tiene las garantías con las que cuenta en una ciudad. La gente que vive en estos lugares se veía, por tanto, impedida para hacer o recibir transferencias de dinero. M-Pesa ofrece la posibilidad a los usuarios de un teléfono móvil de llevar a cabo estas operaciones mediante SMS.

El servicio funciona gracias a una red de agentes autorizados. Cuando alguien quiere transferir dinero acude a uno de ellos, que recoge el efectivo y proporciona un código al cliente. Este envía un SMS con el código al receptor de la transferencia, quien recurre a otro agente autorizado, que comprueba los datos y le da en efectivo la cantidad correspondiente.

Con este ingenioso sistema, en Kenia se movieron 12.000 millones de dólares a través de M-Pesa en los seis primeros meses de 2014, lo que representa un crecimiento del 30% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Tanzania, que cuenta con la mitad de la población del país vecina pese a tener una extensión mayor, las transacciones llegaron a los 820 millones de dólares.

Ahora el servicio se está expandiendo de forma agresiva en Sudáfrica, donde entró en 2010 sin mucho éxito. Esta vez M-Pesa ha adaptado su sistema a las necesidades locales de este país. Los usuarios podrán pagar en los comercios usando la red y se ha ampliado la red de agentes autorizados. En los primeros cuatro meses lograron pasar de 100.000 clientes a 650.000, con más transacciones realizadas que en los años anteriores de actividad del servicio.

Imágenes:  Wayan Vota y CGIAR Climate

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