Marcus Cooper no necesita mucha presentación. El piragüista, a sus 29 años, ya ha sido dos veces medallista olímpico. Este año tendrá el honor de portar la bandera española en la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Olímpicos de París como abanderado de la delegación española.
Pero si por un casual aún no lo conoces, deja que te cuente que si algo caracteriza a este atleta es su ambición y sus ganas de superarse a sí mismo. Tras ganar el oro en Río de Janeiro en 2016, con solo 21 años, Marcus se preguntó, ¿y ahora qué? Y así, de esa pregunta, de esa ambición, dio el paso de competir en K1 (en solitario) a competir en la modalidad de equipos, K4, en los Juegos de Tokio en 2020, donde ganó la medalla de plata junto con sus compañeros.
Este año competirá en París en dos modalidades, K2 y K4, con la esperanza de obtener los mejores resultados.
París 2024: representando a España en dos modalidades
Este año en los Juegos de París, Marcus tiene un doble reto: va a participar en dos modalidades. Volverá a competir en K4 formando equipo con Saúl Craviotto, Rodrigo Germade y Carlos Arévalo, y también competirá en K2 junto a Adrián del Río.
Será la primera vez que Marcus compita en dos modalidades en unos Juegos Olímpicos, aunque ya lo ha hecho en otras competiciones. Lo que hace posible esta dualidad es que en ambas modalidades remarán la misma distancia: 500 metros.
Participar en dos modalidades distintas conlleva una larga lista de retos, retos a los que tanto Cooper como sus compañeros se han tenido que enfrentar a lo largo de su preparación. Su entrenador, Miguel Ruiz, nos cuenta que la complejidad de combinar los entrenamientos en K2 y K4 reside en que ambas modalidades son altamente demandantes, y sus respectivos entrenamientos son de muy alta intensidad.
Para no agotar a ninguno de los integrantes, la organización de los entrenamientos conlleva hacer una especie de «rompecabezas», donde se combinan las sesiones tanto de canoa, como de gimnasio, para que todos los atletas puedan tener el mejor rendimiento.
Enamorado del piragüismo desde los 12 años
Marcus comenzó sus andaduras en este deporte en Porto Petro, un pequeño club de Mallorca, la isla donde creció. Probó el piragüismo gracias a un amigo, y fue amor a primera vista.
Siempre me ha gustado el entorno acuático, especialmente el marino, donde empecé. Siempre me ha gustado el deporte también y este es un deporte que encaja muy bien conmigo: es un deporte muy completo, es un deporte donde es importante la fuerza, la resistencia y los detalles técnicos.
A los 15 años ya logró entrar en el equipo Junior, se mudó a Asturias y comenzó a competir a nivel internacional. En este punto, ya tenía decidido que quería dedicar su vida al deporte.
El camino hacia las primeras olimpiadas: Río 2016
La primera vez que Marcus se clasificó para unas olimpiadas tenía 21 años. Nos cuenta entre risas que cuando llegó a la meta y se dio cuenta de que era el primero, le costó asimilar lo que acababa de ocurrir. Esa medalla de oro en Río significaba el reconocimiento a todo el trabajo y el esfuerzo que había invertido en el deporte desde que era un niño.
Para Marcus no existe ningún deporte individual. Aunque la piragua en la que consiguió el oro fue individual, considera que cuando sube al pódium, lleva consigo a todo el equipo que lo hizo posible.
Uno de los grandes impulsores de la carrera de Marcus fue el Programa Podium de Telefónica. Tuvo la suerte de ser uno de los becados en la primera edición, y esto le permitió acceder al mejor material, los mejores profesionales y a poder viajar más para participar en distintas competiciones internacionales: “Me impulsó de manera, pues bueno, hablando claro, de manera brutal”. Hoy es uno de los embajadores de estas becas, que siguen ayudando a jóvenes deportistas españoles a cumplir ese sueño de convertirse en olímpicos.
Tokio 2020: unas olimpiadas diferentes
Tras su victoria en Río, era hora de plantearse nuevos retos. De cara a las Olimpiadas de Tokio, Marcus pasó de la categoría individual (K1) a la de equipos (K4), en la que compitió junto a sus compañeros: Saúl Craviotto, Rodrigo Germade y Carlos Arévalo, y consiguieron la medalla de plata.
Fueron unos Juegos diferentes, a causa de la pandemia del COVID. Los atletas tuvieron que tomar las más altas medidas de seguridad para evitar contagiarse y llegar en condiciones óptimas a la competición, además de jugar con la incertidumbre del momento.
En Tokio la experiencia de los Juegos la recuerdo por el silencio. Fue una de las experiencias más especiales y raras que he vivido: competir sin público. Había algún entrenador, fisioterapeutas, el equipo más cercano. De repente, pasar a no escuchar nada más que tu propia respiración, y el chapoteo de nuestras palas.
Cuatro años de entrenamiento para los JJ.OO.
Hay deportes que, aunque no los sigamos específicamente, forman siempre parte de nuestras vidas. Pero los deportes minoritarios “desaparecen” del panorama público para volver a atraer nuestra atención cada cuatro años, coincidiendo con los Juegos.
Los Juegos Olímpicos son un foco, una ventana para mostrar al mundo ese trabajo muchas veces invisible, el sacrificio que atletas como Marcus, y muchos otros, realizan dedicando su vida a esos deportes.
Durante los cuatro años entre los Juegos, los atletas compiten en muchas pruebas para clasificarse como olímpicos. Este tiempo alojado entre las olimpiadas se denomina Ciclo Olímpico, y en el caso del piragüismo, el entrenador de Marcus, Miguel Ruiz, nos ha contado cómo se divide el trabajo durante esos cuatro años.
El Ciclo Olímpico
El primer año tras las olimpiadas es un año de transición, donde lo más importante es recuperar al atleta, tanto física como mentalmente. El trabajo nunca para, pero es un año tranquilo, y el menos exigente de los cuatro.
En el segundo año comienza el trabajo específico, donde se ubica al atleta: se decide en qué distancia va a competir, con qué tipo de embarcación y en qué modalidad. En el caso de Marcus, ese fue el momento en el que se decidió que participaría en K2 y K4 500 metros.
El tercer año es igual de importante, o incluso más, que el año de los Juegos. Es el año donde los atletas se “juegan las clasificaciones”, ya que los resultados de las competiciones serán lo que decida si se clasifican o no para los Juegos. Es un año muy complicado, donde uno de los principales objetivos es que los nervios no jueguen malas pasadas.
Por último, el año de los Juegos Olímpicos es crucial, es donde los atletas que ya se han clasificado se lo juegan todo, y muestran al mundo el resultado del arduo trabajo de esos cuatro años.
El honor de ser el abanderado español en París
Representar a tu país en unos Juegos Olímpicos es un gran honor. Este año, Marcus Cooper será, además, quien portará la bandera Española en el acto de inauguración de los Juegos, junto a la regatista Támara Echegoyen.
Cooper recoge este año el testigo de Saúl Craviotto, su compañero de equipo, que tuvo el honor de ser el abanderado en Tokio 2020, junto con Mireia Belmonte.
La emoción es palpable cuando, en esta entrevista para el Blog Think Big, le preguntamos sobre lo que significa para él ser el abanderado de estos juegos, y lo resume en dos palabras: orgullo y amor. Orgullo por representar al país que lo ha llevado a tener estos resultados, el país que lo ha criado y le ha dado la oportunidad de llegar a donde está ahora.
Marcus afirma que afronta estos próximos juegos “igual de ilusionado que de humilde”, y con grandes esperanzas de que tanto él, como sus compañeros, volverán victoriosos. Su objetivo es el mismo que para los anteriores juegos: dar su mejor versión, una estrategia que, por ahora, nunca le ha fallado.
Mi truco, un consejo que puedo dar a las personas, es que al final es tan sencillo como dar tu mejor versión. Entonces mi objetivo para estos juegos, igual que para los anteriores, es dar mi mejor versión. Si llego a meta y he sido mi mejor versión, habré cumplido.
