Redes sociales y trasplantes

¿Traen los medios sociales más democracia?

Uno de los debates más encendidos en la actualidad 2.0 es el relativo a las relaciones entre los medios sociales y el sistema democrático.

¿Profundizan las redes la transparencia política y la participación del ciudadano en la toma de decisiones de los asuntos públicos, o por el contrario, se han convertido en un método de control y manipulación de la opinión pública controlados por los poderes públicos y económicos?

Existen diversas opiniones sobre el particular, algunas claramente divergentes que podríamos etiquetar como la de los ‘ciberutópicos’, que ven la tecnología como el camino hacia una democracia verdaderamente participativa, y la de los ‘ciberescépticos’, vertiente que considera exagerado el papel que se otorga a los medios sociales como elemento de presión ciudadana sobre los poderes públicos.

Cada vez más usuarios usan el móvil en redes sociales

Este debate protagoniza el dossier central del número 98 de la revista TELOS, que bajo el título Democracia y nuevos medios digitales, recorre a través de una serie de artículos los distintos temas y las diversas posturas ideológicas que emergen al hablar de los procesos políticos en la sociedad digital.

Una de las primeras cuestiones que aborda el dossier es el fenómeno que ha sido denominado como “monitorización de la democracia”, entendido como el escrutinio público de los centros y relaciones de poder posibilitado por los medios digitales. Se trata de la vigilancia por parte del ciudadano de la actividad de los poderes políticos y económicos, y a la vez, del uso de las redes sociales y medios afines como plataformas de reivindicación y protesta. En concreto, este proceso implica:

“La democracia monitorizada entiende que sistemas democráticos representativos como el español se encuentran frente a la irrupción de nuevas dinámicas políticas que alteran la arquitectura del autogobierno en tanto que los partidos políticos, las elecciones y el parlamento, aun permaneciendo esenciales, pierden cierto protagonismo frente a actores periféricos que ejercen un constante escrutinio y evaluación sobre los centros donde se acumula el poder.”

Otro de los factores impulsados por los medios de comunicación digital es el activismo ciudadano. Las redes sociales se han convertido en canales idóneos para reclutar y organizar a ingentes masas de ciudadanos en torno a una causa, campaña u objetivo común, siendo el paradigma de ello fenómenos como el movimiento 15-M.

15M Sol

La fuerza de las relaciones entre personas que se generan en las redes sociales ha llevado a que muchas ONG reorienten su estrategia y pasen a no intentar controlar campañas temáticas, dejando que el público se comprometa entre sí en distintas causas. Como se afirma en el artículo De los medios de comunicación de masas a las redes sociales

“En muchas campañas, las organizaciones patrocinadoras pasan a un segundo plano, mientras apoyan a organizaciones en línea que coordinan múltiples vías de involucración individual con múltiples objetivos políticos. Este fue el modelo en la campaña de la Tasa Robin Hood en Reino Unido, que no logró el apoyo del gobierno británico para un impuesto sobre las transacciones financieras especulativas en Gran Bretaña y, sin embargo, sí dirigió con éxito la presión pública sobre la Unión Europea, donde once Estados Miembros adoptaron versiones del impuesto.”

Resulta sorprendente que muchas de las grandes movilizaciones de esta era no tienen una organización central y carecen de líderes identificables como tales. Tampoco responden a coaliciones entre organizaciones y reposan sobre las relaciones individuales entre las personas. Son acciones colectivas basadas en compartir iniciativas personales en las redes sociales, que para los organizadores suponen un esfuerzo y coste de movilización extremadamente bajo.

Pero no todos ven en los medios digitales un vehículo para aumentar la trasparencia democrática y la participación ciudadana. Se da la opinión de que no existe el aparente igualitarismo en las redes y que, de hecho, se producen relaciones de poder asimétricas, que implican un control corporativo de los medios y una vigilancia estatal que limitan el abanico de libertades ciudadanas inherentes al estado de derecho.

Es lo que Christian Fuchs denomina en su artículo Medios sociales y esfera pública el “Internet colonizado”, un modelo que a su juicio ha derivado en una red controlada económica y políticamente. Por oposición a éste, el autor defiende el Internet de servicio público, que representa por ejemplo BBC On line, y el Internet entre iguales, cuyo paradigma es Wikipedia. En este sentido, Fuchs añade:

“Lo que necesitamos no es más mercado, anuncios, comercio con los medios sociales ni Internet; lo que necesitamos son más plataformas basadas en la lógica de los pares y la lógica del servicio público. Necesitamos más visibilidad y recursos para ellos. Necesitamos la descolonización del mundo y de Internet para que se basen menos en el poder económico y burocrático y más en la racionalidad comunicativa y la lógica de la esfera pública. Las instituciones de servicios públicos, como canales de televisión, museos, bibliotecas y archivos, son repositorios enormes de nociones culturales compartidas. Hacer que estas nociones estén disponibles para el público de forma digital y permitir que puedan reutilizarlas y rediseñarlas para fines no comerciales puede hacer avanzar tanto los derechos digitales como la cultura participativa.”

Medios sociales, ¿catalizadores de la transparencia democrática o recortadores de las libertades públicas? El debate está servido.

Imágenes Pablo G. Villaraco

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