Como todos los empleos, éste exige una serie de condiciones previas. Vamos a conocerlas.
¿Has soñado alguna vez con trabajar como astronauta? Probablemente sí. Viajar al espacio es una aventura con la que todos hemos fantaseado alguna vez. Sobre todo, a raíz de las numerosas historias a las que nos transportan películas como Interstellar, Marte o Ad Astra, entre otras muchas.
Pues bien, este sueño ahora es posible: a principios del mes de marzo la NASA anunció que busca astronautas para llevar a cabo sus próximas misiones. Los proyectos de viajar a la Luna en 2024 y a Marte, en 2030, han provocado que la agencia norteamericana decida ampliar sus filas: actualmente cuenta con solo 48 astronautas en activo.
Sin embargo, como podemos entender, no se trata de algo sencillo. Tripular una nave espacial y permanecer largos periodos de tiempo en ella, sin gravedad y en entornos tan diferentes, lo convierten en un trabajo muy exigente que requiere, además, de una formación técnica concreta. En el comunicado oficial desde el que anuncian la noticia, también detallan los requisitos mínimos para los puestos ofertados.
Los requisitos
El primero de ellos es una criba geográfica: “Ser ciudadano estadounidense”. Su explicación es que la NASA es la agencia aeroespacial de Estados Unidos, del mismo modo que otras potencias, como la Unión Europea, Rusia o China tienen las suyas propias.
Le sigue la preparación académica. Es necesario o bien tener un máster universitario en alguna carrera de la rama STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas) o un doctorado en Medicina o el título de piloto de drones. Pero no basta con haber obtenido el título: otro requisito, precisamente, es tener al menos dos años de experiencia profesional en este campo de estudios. En el caso de los pilotos, un mínimo de 1.000 horas de vuelo.
En este punto llegan otras cribas: las pruebas. La NASA busca astronautas, pero quiere solo a los mejores: Estados Unidos destina una gran cantidad de dinero a la exploración espacial. Por ello, los candidatos deben superar, primero, un examen online de dos horas de duración. Es la primera vez que la NASA realiza una prueba de este tipo en los procesos de selección. Después, pasarán a un segundo examen físico de vuelo espacial de larga distancia.
El proceso de selección
¿Cuántos aspirantes hay? Para hacernos una idea, al último proceso de selección se presentaron 18.000 personas para solo 11 plazas.
Pero ¿qué buscan exactamente? Los curriculums de los cosmonautas que trabajan en la agencia incluyen los requisitos mínimos mencionados, pero son bastante más impresionantes. Puedes conocer algunos ejemplos en su página web, donde muestran una breve biografía de cada uno junto a su trayectoria.
Muchos de los nuevos reclutas son pilotos que provienen de las Fuerzas Armadas. Aproximadamente, la mitad. No es de extrañar: al fin y al cabo, ¿quiénes mejor que ellos para pilotar las naves? Neil Amstrong y Alan Shepard, el primer estadounidense en viajar al espacio, por ejemplo, eran también militares.
Una vez seleccionados, ¿qué?
A partir de este momento, empieza su formación en la NASA: dos años en el programa de entrenamiento en el Centro Espacial Johnson en Houston (Texas). Allí aprenden todo lo que van a necesitar en su desempeño diario. Por ejemplo, conocer a fondo la estación, a donde enviarán a los primeros astronautas. También, por supuesto, conocimientos en robótica y de cómo pilotar la nave. Esto incluye simulacros que les acercan la realidad a la que tendrán que enfrentarse. Y aprender ruso. Sí, lo necesitarán para comunicarse con los otros cosmonautas de la estación.
Resulta un proceso arduo, pero también estimulante. Jim Brindestine, administrador de la NASA, considera que “ahora es un momento increíble”. Los desafíos que tienen por delante, sin duda, pondrán a prueba sus capacidades y supondrán hitos históricos: como la primera mujer en llegar a la Luna o el aterrizaje en Marte.
Pero mejor preguntarles a ellos, a los propios cosmonautas, que son quienes mejor conocen el trabajo. Para animar a los candidatos han realizado un vídeo con sus opiniones y recomendaciones. Su experiencia es la mejor fuente de información.
Ilustración de la cabecera: Mónica La Mola.
