Oran Knowlson, de 13 años, es el primer niño en el mundo con un neuroestimulador dentro de su cráneo. Fue diagnosticado con una forma grave de epilepsia, además de incorporado a un ensayo clínico llamado «proyecto CADET».
Después de su caso, se anunció que otros tres niños recibirían el mismo tratamiento. Estas pruebas iniciales se consideran un primer paso crucial para mejorar el tratamiento de las epilepsias que no responden a las terapias convencionales.
¿Cómo es el neuroestimulador para tratar la epilepsia?
«Picostim» es el nombre del dispositivo que recibió Oran. Fue diseñado por la empresa Amber Therapeutics y colocado por el equipo médico del Hospital Great Ormond Street de Londres.
Es pequeño y cuadrado y genera pulsos eléctricos para provocar estimulación cerebral profunda. Estos pulsos interfieren con las descargas anormales de las neuronas que provocan las convulsiones. De este modo, se regulariza la actividad eléctrica del cerebro y hay menos probabilidades de que sucedan ataques epilépticos. De hecho, el método podría sumarse como tratamiento del Párkinson.
El dispositivo se aloja en un espacio tallado en un hueso del cráneo. Unos finos cables conectan al neuroestimulador con dos electrodos, que están insertos en el tálamo. Esta región del encéfalo es particularmente importante en la epilepsia, ya que allí se regulan las señales nerviosas que entran y salen del cerebro.
Cuando se terminó con la instalación de este dispositivo en Oran, se esperó el tiempo de recuperación posquirúrgica. Transcurrido ese período, el aparato se activó para que comenzara a emitir los pulsos.
¿Cuál es la diferencia con otros dispositivos?
Hasta ahora, los aparatos para estimulación cerebral profunda se implantaban solo en el tórax. Desde allí, los cables eran llevados hasta el cerebro.
Ahora, con el implante dentro del cráneo se gana en precisión, ya que todo el mecanismo está más cerca del tálamo. Teniendo presente el caso de Oran, su crecimiento no afecta a los cables, algo que sí sería una desventaja si se le hubiese instalado el del pecho.
Con este nuevo neuroestimulador, la recarga de las baterías se hace con auriculares portátiles. Es otro beneficio que aporta comodidad en comparación con los demás.
El primer niño con un neuroestimulador implantado
Oran vive en Somerset, Reino Unido. Desde sus 3 años vivió con convulsiones severas y regulares debido a que padece el síndrome de Lennox-Gastaut.
La epilepsia resistente a los tratamientos convencionales, como la de Oran, suele estar asociada a otros problemas. Ésta reduce la calidad de vida y el riesgo de lesiones aumenta considerablemente. Así que, la cantidad de crisis convulsivas que estos pacientes pueden sufrir es enorme. Algunos de los ataques son tan severos que se interrumpe la respiración. La muerte súbita inesperada por epilepsia es una de las circunstancias más temidas.
De acuerdo con declaraciones de su madre, Oran sufrió un deterioro notable de sus capacidades funcionales desde que empezaron los ataques. Ahora, con el neuroestimulador, la perspectiva es distinta. Su cantidad de convulsiones durante el día se redujo en un 80 %.
¿Qué significa este avance para la medicina?
Vivir con un neuroestimulador no es la situación ideal; sin embargo, ante una enfermedad que no tiene cura, el implante es una esperanza.
Pero lo cierto es que no todos los métodos de neuromodulación son efectivos para todos los pacientes. La estimulación del nervio vago, la estimulación cerebral profunda y la estimulación magnética transcraneal son distintas alternativas que deben adaptarse al contexto particular. La experiencia que pueda ganarse con el implante en Oran sumará evidencia para que otros niños se beneficien del avance.
Debido a la falta de ensayos clínicos de larga duración sobre el tema, la información que pueda recolectarse con el proyecto CADET es crucial. Aunque hay buenas perspectivas, se necesitan más datos para certificar la seguridad de los implantes.
No obstante, el neuroestimulador que tiene Oran Knowlson ya es un alivio para él y su familia. Se espera que en el futuro cercano sea un alivio para muchas más personas.