Habrás oído hablar de los NFTs. ¿Qué es un NFT? ¿Para qué sirven? ¿Qué puedes hacer con un NFT? NFT es el acrónimo de Non-fungible Token. Un token no fungible es un token criptográfico que representa algo único del mundo físico o del mundo digital. Y tiene la particularidad que no puedes copiarlo, sólo intercambiarlo de forma idéntica. Un NFT destaca porque es único, indivisible y transferible. Ese token hace referencia a un bien digital que puede ser una obra de arte, una canción, un vídeo o cualquier elemento del metaverso o de un juego, como una casa, una armadura o las armas de un personaje.
Cualquier elemento digital que imaginemos puede convertirse en un NFT. Desde una entrada para ver a tu equipo favorito, los personajes de un videojuego, una colección de arte… Precisamente, la particularidad de los NFTs los convierte en algo único que tiene un valor añadido y que puede servir a empresas, particulares, marcas, productos o eventos deportivos o culturales. Es más, el metaverso se nutre de elementos NFT. Vamos, que más pronto que tarde acabaremos por toparnos con NFTs con la naturalidad con la que hoy enviamos mensajes de WhatsApp o escuchamos música en Spotify.
El NFT está emparentado con las criptomonedas. Que a su vez se basan en la tecnología blockchain. Mientras que criptodivisas como Bitcoin o Ethereum se pueden crear, comprar y vender, obteniendo varios tokens idénticos que equivalen a la misma moneda digital, el NFT también se puede comprar y vender, pero no se puede reproducir ni copiar. Solo crearlo. Una vez creado, es un token único.
¿Qué hacer con un NFT?
Según sus defensores, quien posee un NFT tiene una copia original de un archivo digital. O dicho de otra forma, una copia original de una pieza de arte física. Precisamente, ése es uno de los usos que se le han dado a los NFTs. Hacer que cualquiera pueda tener una copia digital de obras de arte exclusivas y expuestas en museos de todo el mundo. Pero como comenté antes, un NFT puede ser una canción, un vídeo, elementos de un videojuego, fragmentos de un evento en directo, un contrato, una entrada para un evento, etc.
Para poseer un NFT podemos crearlo o comprar uno. Cualquiera puede crear un NFT. Pero que tenga valor dependerá de qué incluya ese NFT. Primero elegimos un elemento digital, basado o no en un elemento físico. Luego elegimos la tecnología blockchain para cifrar ese elemento. La más popular es Ethereum, nombre que hace referencia tanto a una moneda como a su protocolo de cifrado. Pero hay muchas más. También necesitaremos un monedero o cartera digital, que sirve para albergar criptomonedas y cualquier activo criptográfico. Y el último paso consiste en elegir un marketplace o plataforma en la que exponer tu NFT. Y, ya de paso, venderlo. Precisamente, la gran mayoría de NFTs se han creado para ser vendidos.
Así, podemos crear NFTs, venderlos y comprarlos. La compraventa se hace en marketplaces de NFTs. Hay muchos. Los más populares son OpenSea, Rarible y SuperRare. También los hay más exclusivos o específicos, como el que creó la NBA para vender sus NFTs de baloncesto. Por regla general, para comprar un NFT necesitaremos disponer de criptomonedas como Ethereum, Bitcoin o Solana. Normalmente, el precio de un NFT se indica en esas monedas o, a lo sumo, en dólares.
Y por descontado, puedes vender tus propios NFTs, como creador, pero también como propietario, en el metaverso o en Internet. El trading de NFTs está ahí, es una posibilidad más para mover dinero. Quien lo tenga, claro. Pero como todo sector de trading está sujeto al vaivén de la especulación, por lo que si inviertes en NFTs para su posterior venta, hazlo con dinero que estés dispuesto a perder.
Como curiosidad, hay artistas que están creando NFTs como tal pero que los están exponiendo bajo licencia CCO. Es decir, que ellos poseen la pieza de arte original pero cualquiera puede descargar, editar y transformar el arte que muestra el NFT sin riesgo a infringir los derechos de autor.
¿Dónde guardamos los NFTs?
La wallet o crypto wallet es el lugar virtual donde guardamos los NFTs. Y también las criptomonedas que nos servirán para adquirir otros productos como los propios NFTs. Dentro o fuera del metaverso. Todo queda en casa. De los monederos o carteras virtuales hablé en un artículo anterior. Son el equivalente digital de nuestro bolsillo físico pero más seguro gracias a las contraseñas, claves, verificaciones en dos pasos, etc.
Podemos delegar la custodia de nuestra wallet a una empresa o ser nosotros los custodios. En el primer caso, tenemos la ventaja de que si olvidamos las claves podemos recuperarlas. Pero si esa plataforma es víctima de un ciberataque, podemos perder nuestras divisas y NFTs. Por contra, una wallet propia, sin intermediarios, es más segura. Pero procura no olvidar tus contraseñas a riesgo de quedarte sin acceso al contenido del monedero virtual.