El premio Nobel de Física 2018 Gérard Mourou afirma que es posible destruir residuos nucleares de forma permanente empleando láser.
La energía nuclear resulta mucho más eficiente que otras formas de energía. Con un poco de uranio es posible obtener la misma electricidad para la que se necesitarían kilos y kilos de carbón, por ejemplo. Sus apologistas dicen, además, que atmosféricamente es una fuente de energía limpia. No lanza emisiones al aire.
Pero tiene un gran inconveniente. Los residuos nucleares, aunque de varios tipos, son por lo general altamente radioactivos y tienen largos ciclos de vida. Esto significa que hay que almacenarlos en un sitio seguro durante décadas, incluso cientos de años. El problema de dónde guardarlos sigue siendo un quebradero de cabeza sin solución.
A no ser que se puedan destruir. Es lo que propone y ve viable Gérard Mourou, premio Nobel de Física 2018. El trabajo de este científico, junto a su colega el profesor Toshiki Tajima, plantea un método para eliminar los residuos radiactivos mediante un láser potente.
El proceso en el que trabaja Gérard Mourou se llama transmutación, y consiste en cambiar la composición del núcleo de los átomos. Para hacerlo se bombardean con láser de forma intensa. Los científicos se proponen crear un acelerador de alta velocidad mediante láser para producir un haz de protones que pueda penetrar los átomos.
El objetivo es reducir en 10.000 veces la distancia que el haz de protones tiene que recorrer. Esto no se puede lograr con los aceleradores tradicionales, y sería necesario para penetrar los átomos. De esta manera, se podría cambiar la composición de su núcleo y convertirlos en moléculas no radioactivas.
La ambición de eliminar los residuos nucleares
Encontrar una fórmula para eliminar los residuos nucleares es desde hace tiempo una ambición de los expertos. Ha habido múltiples intentos por lograrlo y son varias las líneas de investigación.
Una corriente trata de extraer energía de los residuos nucleares. Estos compuestos reducidos, que en principio no se antojan aprovechables, ¿podrían aún aportar electricidad? Si es así, sería factible menguar su tamaño y obtener un beneficio con ello. El propio Bill Gates se ha implicado en la consecución de este objetivo.
Otra de las vías para reducir estos residuos sería gracias a una bacteria voraz. Este microorganismo podría alimentarse de estos compuestos. Mientras que otra línea de investigación explora la posibilidad de usar el material desechable para hacer baterías.
Se trataría, en este caso, de calentarlos para que parte del carbono-14 se evaporara en forma de gas. Después, se procesaría y se obtendría una estructura diamantina. Y, sometida a un campo radioactivo, generaría una corriente eléctrica.
Imágenes: École Polytechnique, II