La técnica de solidificación del C02 podría combinarse en un futuro con el desarrollo y la aplicación de energías renovables para combatir el cambio climático.
La emisión de gases de efecto invernadero como el CO2 está detrás del calentamiento global que produce efectos devastadores (sequías, inundaciones, hambrunas, etc.) para millones de personal alrededor del mundo. Por ello, frenar el cambio climático es, desde hace tiempo, uno de los principales retos tecnológicos a los que se enfrenta la comunidad científica.
Ya hemos visto cómo los científicos buscan reducir los niveles de contaminación con vías de transporte alternativas como la producción de coches eléctricos o la potenciación de energías renovables basadas en energía solar, eólica o de biomasa.
Otro camino para reducir la contaminación consiste en atrapar el CO2 para evitar su acumulación en la atmósfera. En este ámbito, un grupo de investigadores de la Universidad RMIT de Melbourne (Australia) ha conseguido desarrollar un método para capturar el CO2 y solidificarlo, transformándolo en un material similar al carbón. Todo ello mediante un proceso eficiente que se lleva a cabo a temperatura ambiente, lo que abre la puerta a su aplicación en entornos industriales.
Europa Press recoge los principales resultados de este estudio, que ha sido publicado en la revista Nature Communications.
Una aleación de galio no tóxico es la clave
Hasta ahora, solo se había conseguido solidificar el CO2 con temperaturas extremadamente altas. De hecho, las tecnologías actuales lo que hacen es comprimir el CO2 en estado líquido para inyectarlo bajo tierra. Esto implica un alto coste económico y logístico, así como problemas medioambientales derivados, fundamentalmente, del riesgo de fugas.
Para solidificar el CO2, los investigadores australianos han diseñado un mecanismo catalizador basado en metales líquidos, más concretamente en una aleación de galio no tóxico. Según explica el doctor Torben Daeneke, investigador de RMIT: «Hasta la fecha, el CO2 solo se ha convertido en un sólido a temperaturas extremadamente altas, lo que lo hace industrialmente inviable. Al utilizar metales líquidos como catalizador, hemos demostrado que es posible convertir el gas en carbono a temperatura ambiente, en un proceso que es eficiente y escalable. Aunque se necesita hacer más investigación, es un primer paso crucial para suministrar un almacenamiento sólido de carbono».
Con esta técnica, el CO2 se disuelve en un recipiente relleno de un líquido electrolítico y metal líquido que se carga de corriente eléctrica. Como resultado, el carbono del CO2 se va descomponiendo en finas láminas sólidas que quedan depositadas en la superficie. Además, mediante este proceso, se produce combustible sintético como residuo y carbono dotado de carga eléctrica que puede servir como superconductor en dispositivos electrónicos.
De momento los investigadores han conseguido solidificar el CO2 en sus laboratorios, pero aún queda camino para perfeccionar el modelo y hacerlo funcional a gran escala. Además, capturar todo el C02 que se produce requeriría grandes dosis de demanda energética, por lo que frenar las emisiones sigue siendo la principal prioridad para luchar contra la contaminación.
La técnica de solidificación del C02 podría combinarse en un futuro con el desarrollo y la aplicación de energías renovables para combatir el cambio climático.
Un ejemplo más del decisivo papel que juegan la innovación tecnológica y la investigación científica para conseguir un futuro mejor para el medio ambiente y para las personas.
