El Open Data se ha convertido en una filosofía que cada vez abrazan más administraciones públicas para compartir información y datos con otras entidades públicas y con los ciudadanos, creando un ecosistema en el que se reaprovechan los recursos, se evita la redundancia de esfuerzos y se tiende un puente con los ciudadanos, para rendir cuentas como ejercicio de transparencia en la gestión de los recursos públicos.
La Reutilización de la Información del Sector Público (RISP) es algo más que publicar datos en una serie de portales de referencia como los de la Comisión Europea, el Gobierno de Estados Unidos o el Ayuntamiento de la ciudad de Buenos Aires: es una una cadena de valor que arranca en el seno de la administración pública y comparte su información en formatos que permiten su tratamiento y ponen a disposición de las empresas, los desarrolladores y los ciudadanos fuentes de datos susceptibles de, incluso, ser compartidas en línea. Se trata de empresas que consumen estos datos y los transforman en información útil que se puede distribuir en forma de aplicaciones, mapas o servicios y, cómo no, empresas y ciudadanos que usan toda esta información en su trabajo diario y sus actividades cotidianas.
Esta cadena de valor nos dibuja a algunos de los actores que forman parte del universo del Open Data y el RISP, un ecosistema que es capaz de aportar valor para transformar conjuntos de datos en información y conocimiento que puede sustentar la actividad de negocio de muchas empresas y, por tanto, se ha convertido en un nicho de mercado por explotar que presenta muchas oportunidades.
Las oportunidades de negocio del Open Data y el RISP
Más allá de los proyectos que puedan surgir, por ejemplo, para dotar a las administraciones públicas de las plataformas tecnológicas necesarias para implantar un repositorio de datos públicos y que éstos puedan quedar a disposición de la ciudadanía, el RISP abre la puerta a todo un universo de soluciones y aplicaciones capaces de aprovechar toda esta información (que es gratuita) y de ofrecer a los usuarios servicios avanzados que impulsen la actividad económica empresarial.
Son muchas las administraciones públicas que mantienen (y desarrollan) sus propias aplicaciones oficiales para explotar toda esta información y servicios de peso, como Google Maps u OpenStreetMap, que beben de toda esta información para ofrecernos un mejor servicio y una información mucho más sólida. Sin embargo, no debemos pensar que el mercado está acotado exclusivamente a prestar servicios a las administraciones o para los grandes servicios de la red. El RISP abre la puerta a todo tipo de servicios que, de alguna manera, puedan aportar algo a ciudadanos y empresas.
Solamente tenemos que darnos una vuelta por la App Store de Apple o por Google Play para localizar aplicaciones que nos geolocalizan gasolineras con precios competitivos, aplicaciones que nos ofrecen las rutas del transporte público y funcionan mucho mejor que las oficiales, aplicaciones que localizan centros de salud y hospitales o, incluso, servicios que nos ofrecen información sobre posibles «nichos de mercado» mediante el análisis y la explotación de los anuncios de licitaciones públicas que hacen las administraciones públicas de todo el territorio de la Unión Europea.
Todos estos ejemplos, que podemos encontrar hoy en día en forma de negocios que están ya funcionando, no serían posibles sin el RISP y el Open Data puesto que, para su funcionamiento, beben de todas las fuentes de datos disponibles y las procesan para transformarlas en información útil que se pueda explotar y sea de utilidad para los usuarios.
¿Y todo esto tiene sentido? ¿Hay negocio en la explotación de datos que se comparten de manera gratuita? Aunque se pueda pensar que no hay negocio en la explotación de datos que se publican sin restricciones, el aporte de valor en la transformación de estos datos sí que se traduce en forma de actividad económica que cada vez tiene más peso. Ya en el año 2006, la Unión Europea publicó en el MEPSIR (Measuring European Public Sector Information Resources) que la información de carácter público podría generar en el mercado una actividad alrededor de los 26 a 47 mil millones de euros solamente en la reutilización de la información.
Algunos datos sobre el sector infomediario
Este nuevo nicho de mercado surgido alrededor de la explotación de la información que comparten las administraciones públicas a través de distintas iniciativas de Open Data es lo que conocemos como sector infomediario, un sector empresarial que en el caso de España cada vez tiene más peso y calado.
Durante el año 2011, el sector infomediario en España generó un volumen de negocio entre 330 y 550 millones de euros, una cantidad que supuso el 46% del volumen de la facturación total de las empresas que, dentro de sus líneas de actividad, se dedican al RISP y que, en total, dieron empleo a unas 3.500 personas para procesar datos relativos a cartografías, datos sobre estudios económicos, estudios sociodemográficos y estadísticos o información de carácter legal y jurídico.
Durante 2012, el proyecto Datos.gob.es del Gobierno de España identificó alrededor de 150 empresas infomediarias que versaban su actividad en los sectores de la cartografía, la estadística, la información de carácter cultural (museos, bibliotecas y archivos culturales), la información relativa al transporte público o la información meteorológica. Estas empresas sostuvieron una actividad que generó un volumen de negocio de 400 millones de euros gracias a la reutilización de datos estatales, autonómicos, de administraciones locales, datos de otros países, datos europeos e, incluso, reutilizando datos ya procesados por otras empresas.
¿Y cómo se puede hacer negocio con el RISP? Procesar los datos, de por sí, ya es un aporte de valor importante a la información, sin embargo, eso no basta para llegar al usuario o al cliente, sino que es necesario distribuir la información en los formatos adecuados o a través de canales de distribución que estén conectados con los usuarios y sean de uso común por estos. En este sentido, la mayor parte de los ingresos de las empresas que trabajan en RISP procede del pago por uso/acceso a la información seguido de modelos de suscripción en tarifa plana o modelos premium de acceso a la información. Aunque, claro está, también existen modelos de acceso gratuito que compensan el esfuerzo mediante la inserción de publicidad o el cobro de la descarga de la aplicación que sirve como contenedor de la información.
Alrededor del 30% de las empresas que se dedican al RISP en España lo hacen a través del desarrollo de aplicaciones móviles y un 70% lo hace en el ámbito de las aplicaciones de escritorio o servicios web con los que ofrecer informes personalizados e información tratada y estructurada.
El RISP y los desarrolladores
Los datos de España son extrapolables a otros lugares del mundo en los que las administraciones públicas están apostando por el Open Data, por ejemplo, Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Colombia, Chile o Perú. Los datos que se publican y se comparten son un gran recurso que puede ser utilizado por los desarrolladores a la hora de conceptualizar nuevos servicios y productos donde el RISP pueda tomar un papel relevante y marcar la diferencia con respecto a otros servicios similares que ya estén en el mercado.
Cada vez son más las aplicaciones móviles que aprovechan este tipo de recursos. Incluso, las hay que superan a las propias aplicaciones desarrolladas por algunas administraciones públicas. El hecho ejemplifica el potencial de esta oportunidad de negocio y las posibilidades que tiene si atendemos al App Economy y el consumo de información por parte de los usuarios, a través de las aplicaciones móviles frente al uso de la navegación tradicional.
El Open Data es una filosofía que nos lleva hacia un ecosistema sustentado en la optimización de recursos y en la transparencia en la gestión administrativa, pilares que contribuyen a establecer un flujo de datos entre administraciones públicas, empresas y ciudadanos para aportarles valor y abrirles las puertas hacia nuevos yacimientos de negocio basados en la transformación de datos en información y conocimiento. De hecho, el RISP es algo más que una filosofía puesto que, desde hace tiempo, está ya en marcha y ha propiciado la aparición de un nuevo tejido empresarial capaz de desarrollar ideas de negocio rentables alrededor de la reutilización de la información, un mercado en plena expansión donde aún hay mucho territorio que explorar.
Imágenes: Deloitte, Red.es y Daniel Ygo