En la costa noroeste de Inglaterra se ha puesto en funcionamiento la Walney Extension, el parque eólico marino más potente hasta la fecha.
La Walney Extension es una extensión de 145 kilómetros cuadrados en la costa noroeste de Inglaterra. Desde que se han terminado los trabajos, financiados por las compañías danesas Orsted, PKA el fondo de pensiones del mismo país PFA, esta superficie de mar está sembrada de aerogeneradores. La marca de Vestas y la de Siemens Gamesa se puede ver en estos gigantes, que se alzan decenas de metros sobre las olas.
Walney Extension se ha convertido tras su puesta en marcha en la mayor planta eólica sobre el mar. Es el que más capacidad tiene, nada menos que 659 MW. El anterior parque eólico marino más grande del mundo estaba también junto a Inglaterra. Concretamente se halla frente a la desembocadura del río Támesis y se extiende a lo largo de 100 kilómetros cuadrados a 20 kilómetros de la costa de Kent. El London Array, como se le llamó, tiene una capacidad de 630 MW, algo menos que su hermano mayor.
Son 87 aerogeneradores que pueden cubrir las necesidades de unos 600.000 hogares de Reino Unido. Se trata de una capacidad considerable para ser un parque sobre el mar. Y la principal promotora de la obra, la compañía energética Orsted, tiene otras instalaciones de este tipo en torno a Inglaterra. En total puede dar cobertura a 1,2 millones de hogares británicos.
En búsqueda de extensas superficies inutilizadas
Las plantas eólicas necesitan viento al igual que las solares necesitan sol. Resulta pueril decir esto, como también lo es recordar que ambas necesitan extensas superficies. Lo que no resulta tan trivial es llev ar estos sencillos conocimientos consabidos a la práctica. Y es que ambas energías tienen lugares aparentemente ideales para instalar molinos y paneles.
La energía solar podría usar los desiertos, según una lógica sencilla, y la eólica, tiene los mares para sí. Esta lógica sencilla no es suficiente para llevar a cabo las instalaciones. Hay dificultades técnicas que resolver y, sobre todo, cuestiones relacionadas con los costes. Pero ciertamente estos escenarios tienen sus ventajas.
Y así lo demuestra el interés a lo largo de distintos países por construir este tipo de instalaciones. Inglaterra y los Países Bajos son dos de los estados que más han trabajado para construir parques eólicos marinos. Pero también en las latitudes nórdicas son comunes estas instalaciones –cruzando el puente de Oresund, entre Copenhague y Malmo, se divisan largas plantaciones de molinos en el agua– mientras que en Japón también apuestan fuerte por este tipo de plantas marinas.
Imágenes: David_Kaspar, hpgruesen
