Después de varios años de investigación, un equipo científico logra un resultado asombroso, mejor que el esperado. ¿El motivo? El ADN de un hongo venenoso, que permite que las plantas se iluminen con una intensidad extraordinaria.
La imagen es ambiciosa y futurista, pero quizá no está tan lejos de convertirse en realidad: calles que sustituyen las farolas por árboles brillantes. ¿Te imaginas? Ya son muchos los que fantasean con esta posibilidad, que ahora está más próxima que nunca.
Y lo está gracias a un estudio reciente, publicado en la revista Nature Biotechnology, en el que han participado 27 científicos de Rusia, Reino Unido y Austria. Con el título ‘Plantas con autoluminiscencia codificada genéticamente‘, explican con detalle cómo han conseguido crear unas plantas que brillan toda su vida, y con una intensidad inusitada.
Tanto es así que muchos medios de comunicación y usuarios lo comparan con el mayor ejemplo que conocemos de naturaleza iluminada: el bosque mágico de Pandora en la película Avatar.
Un gran descubrimiento para la ciencia
Similitudes y evocaciones fantásticas aparte, el estudio tiene una gran importancia para la ciencia, en especial para la biotecnología. Desde hace varias décadas, diversos equipos de todo el mundo indagan cómo lograr un resultado como éste.
Así lo prueba Keith Wood, que hace 30 años ayudó a crear la primera planta bioluminiscente a raíz del ADN de una luciérnaga. En el informe revela ahora, sin embargo, que la luz conseguida entonces no tiene nada que ver con estas imágenes actuales, bastante más espectaculares.
Tras este primer experimento con el ADN de luciérnagas, los científicos han continuado experimentando con el ADN de bacterias bioluminiscentes. Ilia Yampolsky, coautor del estudio mencionado, junto a Karen Sarkisyan, explica que el problema con la genética de las bacterias es que no funciona bien en organismos más complejos. “Diseñar estas características es más difícil que mover partes genéticas de un sitio a otro”, argumenta.
Finalmente, han encontrado la clave que buscaban en un hongo venenoso y bioluminiscente: el Neonothopanus Nambi. En 2018 descubrieron qué partes eran las responsables de su bioluminiscencia, y desde entonces han investigado su aplicación en las plantas.
Los hongos y las plantas tampoco son excesivamente parecidos, desde luego, pero sí comparten un vínculo común: una molécula, el ácido cafeico. En los primeros es responsable de la bioluminiscencia, mientras que en los vegetales está presente en las paredes celulares y las refuerza. Así, la han utilizado para replicar el proceso en las plantas; y, además, sin dañarlas.
¿Por qué es importante y en qué puede ser útil?
No solo no las perjudica, sino que, en todo caso, puede resultar beneficioso para ellas, pues el brillo conseguido con el experimento es hasta 10 veces más potente que el de las pruebas anteriores, lo que permite ver con gran definición zonas internas y, en algunos casos, desconocidas. Gracias a que las plantas brillan, ahora pueda entenderse mejor el funcionamiento de los vegetales.
Durante la muestra, se aprecia que unas partes brillan más que otras, las más jóvenes, y que las flores lo hacen con especial fuerza. También observaron que a veces el resplandor fluye, indicando procesos internos. Por ejemplo, colocaron cerca una cáscara de plátano, que emite etileno, y el brillo aumentó.
Por si fuera poco, a esta ventaja explorativa hay que añadirle que no utilizan en ningún momento reactivos químicos para mantener la luz, como si era necesario con otros ADNs, sino que éste permanece en la planta durante todo su ciclo, como si fuera natural.
Pero su aplicación no será solo científica, sino también ornamental. Porque, aparte de la parte de investigación, ¿por qué no aprovecharlas para la decoración y otros usos? Y quién mejor que sus creadores para llevarlas al mercado?
En el trabajo han colaborado cuatro organizaciones: la startup rusa Planta, el Instituto de Bioorgánica de la Academia de Ciencias de Rusia, el Instituto de Ciencias Médicas de Londres y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria.
Justo después de publicar el informe y enseñarlo al mundo han creado una compañía para comercializarla: Light Bio.
Según anuncian, de momento, utilizan solo las plantas del tabaco, que son fáciles de modificar y crecen rápido, pero esperan hacer lo propio en rosas y petunias.
¿Correrán la misma suerte? ¿Dispondremos en casa de plantas y flores que brillan y a las que podemos ver mejor? Todo apunta a que sí.
Ilustración de la cabecera: Gonzalo Chávarri. Imágenes: Avatar y Planta.