ChatGPT Atlas es la gran apuesta de OpenAI para competir con Google Chrome y aplicaciones similares. Se trata de un navegador web cuyo principal atractivo es, tal y como lo indica su nombre, su integración con ChatGPT. Esto permite a los usuarios interactuar con el chatbot de inteligencia artificial en todo momento, evitando tener que pasar manualmente por Google para encontrar información o sitios web. Pero eso no es todo, ya que también cuenta con un agente que puede concretar tareas complejas dentro del programa sin que las personas deban estar pendientes.
En los papeles suena muy interesante y como el punto de inflexión para la expansión en popularidad de nuevas soluciones que apuntan a robarle mercado a soluciones legacy como Chrome, Safari o Edge. Sin embargo, ChatGPT Atlas todavía no ha logrado generar un verdadero impacto entre el público. No solo porque su disponibilidad se encuentra limitada, sino porque ha puesto en evidencia que aún debe madurar bastante en el aspecto técnico y de seguridad.
ChatGPT Atlas forma parte de una oleada de aplicaciones interesantes. De hecho, no es el primer navegador de inteligencia artificial disponible públicamente. Antes de OpenAI, Perplexity lanzó su propia solución de este tipo llamada Comet. Claro que el desarrollo liderado por la firma que dirige Sam Altman ha captado más atención por la propia exposición de ChatGPT a nivel global.
De la mano de este navegador, OpenAI unifica varios conceptos que había introducido en ChatGPT en diferentes etapas. La compañía ya había dotado a su chatbot con la función de hacer búsquedas en la web. También, de ser capaz de concretar acciones de forma independiente, como compras en línea o reservaciones. Por ende, era lógico que tarde o temprano buscara agrupar estas características bajo el formato de un navegador web.
ChatGPT Atlas es un concepto interesante

Lo que ChatGPT Atlas plantea es interesante porque intenta robarle cuota de mercado a Chrome, que es el líder absoluto del segmento, valiéndose de herramientas propias. Millones de personas en todo el mundo usan a diario el chatbot de OpenAI, por lo que integrarlo a una experiencia de navegación web que brinde interacción directa es una estrategia más que interesante. Esa es, a grandes rasgos, la propuesta de esta nueva herramienta.
Al abrir ChatGPT Atlas, los usuarios se topan directamente con la interfaz de ChatGPT. Esto permite hacer una búsqueda o consulta de forma directa, sin tener que pasar manualmente por Google. Y el resto de la experiencia de uso es bastante familiar: una barra de direcciones para acceder a una web a través de una URL, una interfaz dividida en pestañas, la opción de guardar enlaces en favoritos, etc.
Pero la opción de tener a ChatGPT a un clic de distancia en todo momento es lo atractivo. La interfaz introduce un botón que permite invocar al chatbot e interactuar con él a pantalla partida. Incluso es posible activar la memoria de la IA para que reanude tareas valiéndose del historial de conversaciones anteriores como contexto. Aunque, sin dudas, lo más llamativo es el «modo agente», que se encarga de navegar la web y concretar acciones a partir de una instrucción.
Así, los usuarios pueden pedirle a ChatGPT Atlas que se encargue de ciertas cuestiones que pueden ser un tanto tediosas. Por ejemplo, buscar los ingredientes para la receta que queremos preparar para la cena y agregarlos a un carrito de Instacart, o completar la reservación de un apartamento para nuestras vacaciones a través de Airbnb, por citar ejemplos sencillos. Esto promete ser el punto de partida para una experiencia de navegación más sencilla y automatizada. Pero hay apartados en los que esa promesa todavía se queda corta.
Todavía no es una revolución
Que ChatGPT Atlas dispone de algunas características muy interesantes, es cierto. Sin embargo, todavía está lejos de ser una revolución. El navegador web todavía tiene que resolver algunas cuestiones bastante importantes en materia de seguridad y privacidad, y también es una realidad que la tecnología que impulsa sus características no relacionadas con la IA es tan legacy como la de sus competidores.
Tengamos en cuenta que ChatGPT Atlas se basa en Chromium, de modo que la mayoría de sus funciones de navegación son idénticas a las de Google Chrome, Microsoft Edge y Brave, entre muchos otros. Esto no es algo malo en sí mismo. Después de todo, Chromium es una plataforma confiable y largamente probada. Hoy en día, es la mejor opción para quienes desean lanzar un browser sin tener que desarrollarlo desde cero.

De momento, no se sabe si el plan de OpenAI es crear su propia tecnología para aplicarla en futuras generaciones de ChatGPT Atlas. Parece bastante difícil que ello ocurra en lo inmediato, pero no hay que cerrarle la puerta definitivamente. Lo que sí tiene que resolver la firma californiana es el drama de seguridad que plantea la adopción del «modo agente», que ha demostrado ser una potencial vía de ingreso a nuevos tipos de amenazas.
Poco después de su lanzamiento, se descubrió una grave vulnerabilidad en el modo agente de ChatGPT Atlas. Investigadores descubrieron que dicha función era susceptible a un tipo de ataque conocido como «inyección de portapapeles». La misma permite que la IA copie al portapapeles contenidos maliciosos contenidos en botones o secciones de un sitio web especialmente preparado por piratas informáticos. Esto podría llevar a la introducción de enlaces falsos o capaces de introducir malware en el ordenador, por citar una posibilidad.
Vale aclarar que la inyección de portapapeles no es una problemática que aqueja únicamente a ChatGPT Atlas. Otros navegadores web con IA, como Comet (Perplexity), sufren del mismo problema. Quitar de la navegación al elemento humano, que de por sí está lejos de ser infalible, abre la puerta a nuevos desafíos y problemáticas que todavía no tienen resolución.
La privacidad, otra preocupación que llega con ChatGPT Atlas
Otro punto que genera desconfianza entre el público es el potencial impacto de ChatGPT Atlas sobre su privacidad. Desde OpenAI han dotado al navegador con varios controles para gestionar qué nivel de acceso tiene la IA a la información que se comparte o a las webs que se visitan. De hecho, es posible excluir manualmente a ChatGPT de que vea los contenidos de ciertas páginas. Además, la aplicación llega con la opción de usar los datos de los usuarios para entrenar sus modelos de lenguaje desactivada por defecto.
Sin embargo, existen puntos que seguramente presten a la confusión. Por ejemplo, la opción de compartir los datos de tu sesión de navegación para mejorar la IA de ChatGPT puede estar desactivada. Pero si tienes activada la opción que permite entrenar a ChatGPT con tus chats, la startup está autorizada a usar los registros de tus conversaciones con el chatbot a través de Atlas. Es comprensible que cuestiones de este tipo traigan complicaciones, especialmente a los usuarios menos avezados, pero que quieren experimentar con el software.
Si OpenAI realmente pretende que ChatGPT Atlas se convierta en la alternativa definitiva a Google Chrome y otros navegadores convencionales, también debe trabajar en expandir su disponibilidad. De momento, el software se encuentra únicamente disponible en macOS. Desde la empresa prometieron llevarlo pronto a Windows y dispositivos móviles, pero no se sabe realmente cuándo se concretará. Recién cuando su presencia sea más amplia podremos saber si tiene lo necesario para ser tan masivo como pretenden sus desarrolladores.








