Durante muchos años fueron una estampa recurrente en las carreteras españolas. Los postes SOS asomaban en las vías, con su naranja y su azul brillante. Para que se vieran bien. Para que si alguien los necesitaba supiera encontrarlos fácilmente. Se encontraban situados cada cierta distancia en las autopistas y en carreteras secundarias.
Su función consistía en permitir las llamadas de emergencia, por causa de accidentes o imprevistos en la vía. Conectaban directamente con los centros de operaciones y seguridad vial, que derivaban a los servicios de emergencia competentes. En las autopistas, los postes SOS estaban situados cada dos kilómetros. De tal forma que cubrieran la máxima extensión posible de vía, pero sin que el usuario tuviera que caminar largas distancias.
El origen de los postes SOS
Las emergencias en carretera siempre han sido un problema a resolver. Lo siguen siendo ahora y con mucho más motivo lo eran décadas atrás, cuando no existían móviles. Estos han proporcionado una forma de comunicación rápida en cualquier momento, ante cualquier imprevisto. Pero antes no era así.
A partir de los años 60, cuando el coche comenzó a popularizarse en España, cuando las carreteras se convirtieron en riadas de vehículos a principios y a finales de agosto, no existía ninguna forma de avisar con rapidez sobre una emergencia en la vía. No fue hasta el año 1982 cuando llegaron los primeros postes SOS. “Durante 30 años se ha utilizado para solicitar ayuda. Era el hilo de comunicación directa con la Dirección General de Tráfico (DGT) para que los automovilistas pudieran pedir ayuda inmediata ante cualquier tipo de emergencia”, comenta un portavoz de la DGT, el organismo encargado de gestionar su flujo de llamadas.
Con el paso de los años adquirieron mayor importancia y cubrieron una extensión más amplia de carreteras. “Se instalaron en carreteras convencionales y autopistas. Y estaban pareados, de forma que se pudieran encontrar en ambos sentidos de la circulación. En total, llegaron a cubrir más de 7.000 kilómetros de vía”, apuntan desde la DGT.
Los postes SOS formaban parte de una remesa de nuevas tecnologías aplicadas al transporte en carretera. Era la época en que comenzaron a instalarse las estaciones de toma de datos de tráfico o los paneles de aspas y flechas. La electrónica llegaba a la señalización.
El funcionamiento de los postes SOS
La distribución estratégica de los postes SOS permitía que el conductor solo tuviera que andar unos cientos de metros o un kilómetro hasta el punto más cercano. Estaban preparados para que la gestión de las emergencias fuera lo más rápida posible. Hoy es difícil de concebir la importancia de su posicionamiento en carreteras, pues los teléfonos móviles han implantado un sistema de comunicación sin fronteras físicas. Pero cuando la telefonía se basaba únicamente en el cable, el espacio era de suma importancia.
Las cabinas telefónicas suplían la función del teléfono del hogar cuando el usuario no estaba en su casa. Había incluso quien no tenía teléfono en casa. Si así era en una ciudad o en un pueblo, mucho más difícil era contactar desde una carretera. Y normalmente también era más urgente hacerlo. De ahí que no solo tenía que haber postes SOS, también tenían que ser fáciles de usar. Especialmente cuando hablamos de circunstancias de cierta o extrema tensión.
“El conductor que lo necesitaba solo debía andar unos metros hasta el poste más cercano, apretar un botón que estaba conectado directamente con la DGT y explicar al operador su emergencia, normalmente una avería o un accidente. El centro de gestión, por su parte, localizaba la llamada y enviaba una grúa, ambulancia o daba información al usuario sobre hospitales, talleres, gasolineras o taxis”, explica el portavoz de la DGT.
La decadencia
Con el paso del tiempo su uso disminuyó. La causa es de todos conocida: los móviles. Su popularización a partir de principios de los 2000 hizo caer en picado la utilidad de los postes SOS. En el año 1999 las llamadas efectuadas desde estas instalaciones fueron 53.320. Mientras que en el 2009 se redujeron a 11.879, tal y como señalan desde la DGT.
“En los años 90, cuando comenzó a popularizarse el teléfono móvil, los conductores llamaban directamente a las aseguradoras, a los servicios de emergencia o al servicio de carretera”, concretan desde la DGT. Esto hacía que los postes cayeran en uso, pues los móviles eran la mejor opción. Ahora, los conductores ni siquiera tenían que desplazarse unos cientos de metros. Bastaba con sacar el teléfono del bolsillo y hacer la llamada.
En algunos centros de gestión, como el de Madrid, se pasó de recibir decenas de llamadas diarias a recibir una o ninguna. Esto hizo que el coste medio por llamadas se disparara a unos 360 euros por cada emergencia atendida en el año 2009. Desde luego había una explicación sencilla. Por cada llamada recibida desde un poste SOS, la DGT recibía 117 llamadas por vía telefónica convencional.
Una desaparición anunciada
Si la aparición de los móviles había preconizado la obsolescencia de los postes SOS, la tendencia de uso lo confirmó. La extensa red de instalaciones dejó de ser útil en muchas regiones. Aunque aún perduraba en ciertas zonas, como túneles o áreas sin cobertura móvil.
En 2011, la DGT hizo una evaluación del gasto que suponía esta infraestructura, incluido su mantenimiento. Llegó a la conclusión de que se necesitaban dos millones de euros anualmente para que siguieran funcionando. Es más, habría que actualizarlos. Muchos de ellos estaban instalados hacía dos décadas y necesitaban mejoras. Esto costaría otros 3,5 millones de euros.
Sin embargo, costaría medio millón de euros desmontarlos, estimó la DGT en aquel momento. Y esta fue la opción escogida. “El desmontaje de los postes SOS comenzó en 2011 y ahora solo se mantienen aquellos que la normativa obliga, en túneles. El resto ya es historia”, concluyen desde el organismo de tráfico.
Entre 2011 y 2014 se retiraron los postes de las vías. La fibra de vidrio de las famosas carcasas naranja y azul, que tan representativas habían sido de las carreteras, se recicló. Y con ello se acabó una parte de la idiosincrasia de las autopistas del país. Aunque aún quedan algunos lugares donde se pueden ver estos postes. Esos puntos ciegos sin cobertura en áreas remotas, donde una llamada de emergencia aún se puede realizar desde un tótem naranja, con las letras SOS brillando sobre fondo azul.