Frente al periodismo digital, que a priori tiene muchos más beneficios que la prensa escrita, cabe preguntarse si a esta última le queda un hueco en el nuevo mundo que estamos viendo emerger
Uno de los grandes afectados por la revolución digital es el sector de la prensa escrita. El modelo de negocio tradicional del periódico en papel basado en la publicidad y en el pago por los contenidos no funciona en el siglo entrante, y se alzan las voces de los profetas que vaticinan la desaparición total de esta rama del periodismo. Los periódicos digitales nacieron con la llegada de Internet en el último lustro del siglo XX. Los editores trasladaron las versiones en papel a la red intentando aprovechar los formatos multimedia para enriquecer el contenido y ampliar, por medio de la globalidad del mundo digital, su espectro de influencia. Pero ya desde el principio se detectó que algo no funcionaba.
La caída de las ventas de las ediciones impresas se acentuaba mientras que nadie en el sector parecía saber cómo rentabilizar la presencia digital. Las soluciones que se fueron aplicando en los primeros años del nuevo siglo partieron de mezclar la prensa con contenidos relacionados con el ocio y el espectáculo, que a juicio de algunos expertos, degradaron en gran medida la función periodística en términos éticos y de credibilidad. La crisis acentúa este empobrecimiento de la oferta periodística, pues a la hibridación antes mencionada se suman los recortes de medios y de personal, que han socavado la capacidad de los medios para llevar a cabo un periodismo de calidad.
¿Queda un hueco para el periodismo escrito de calidad en un mundo digital o está condenado a desaparecer? Esta reflexión vertebra el libro de Bernardo Díaz Nosty, director del Departamento de Periodismo de la Universidad de Málaga, La prensa en el nuevo ecosistema informativo. «¡Que paren las rotativas!», que ha publicado recientemente Fundación Telefónica.
De cara a plantear escenarios de futuro, el autor establece una serie de hipótesis de trabajo que contribuyen a aclarar diversos aspectos de la situación prensa escrita frente al entorno digital:
- Una de las principales aportaciones del mundo digital frente a la prensa en papel es la posibilidad de ofrecer información continua, llevando a cabo una narración de la realidad cada vez más completa y compleja, algo que la distribución física de ejemplares no puede igualar.
- Díaz Nosty distingue entre crisis en el modelo de oferta formativa y crisis en la función periodística, y argumenta que esta última no tiene por qué estar produciéndose necesariamente dado que la demanda de información ha crecido, no se ha reducido.
- La demanda de información del ciudadano en ocasiones queda insatisfecha por una oferta informativa convencional muy sujeta a intereses comerciales y de los grandes grupos políticos. Esto conduce a que se emprendan experimentos paralelos de seudoperiodismo intentando satisfacer dicha demanda.
- La tecnología desbarata el modelo tradicional dado que “abarata y acerca, conecta e interactúa, al tiempo que posibilita formas de comunicación periodística menos dependientes de sistemas comerciales de producción y distribución”.
- La hibridación reciente entre el periodismo y la industria del ocio y el entretenimiento ha llevado en gran medida a una pérdida de credibilidad de éste, alejándolo a menudo de los valores éticos y democráticos.
Bernardo Díaz Nosty además ofrece pistas que nos pueden orientar acerca de qué factores redefinen y configuran la prensa en éste su nuevo entorno.
- Rentabilidad social: el autor detecta que los medios que mejor soportan la crisis son los que basan sus oportunidades en la credibilidad y la reputación.
- Panorama global: el entorno digital impone la globalidad a los medios; ya no tienen sentido las parcelaciones territoriales que ahora no son más que sinónimo de provincianismo.
- Multimedia: la narración de la actualidad se articula ahora en un lenguaje multimedia: los formatos se combinan y funden construyendo una sola historia continua, y en la medida de lo posible, en tiempo real.
- Alternativas: los medios informativos buscan formas alternativas de supervivencia, en la medida de lo posible, alejadas de las industrias culturales y de ocio, en cuyos modelos han caído involuntariamente.
- Otros modelos financieros: dado que el soporte digital no tiene el mismo tirón que el físico para los anunciantes, el modelo de ingresos por publicidad tradicional debe complementarse con otras fuentes de financiación, por ejemplo, basadas en el pago por contenidos.
- Las masas mandan: parafraseando una canción del grupo de rock Black Sabbath (“The Mob Rules”), el panorama actual, y en especial las tecnologías 2.0, otorgan al lector una parte del control del medio de comunicación digital a diferencia del modelo clásico en el que el editor era el único que tomaba las decisiones. Las masas de internautas, la audiencia, influye sobremanera en los contenidos y en la forma de relatar y presentar la realidad que lleva a cabo el medio.
No obstante, no todo son elementos negativos. Podemos aprender de los errores cometidos en el pasado reciente y beneficiarnos de la comunicación continua como un elemento que nos permite pintar un fresco cada vez más perfecto y completo de la realidad. La tecnología nos ha permitido reflejar los sucesos en tiempo real o casi real de forma muy transparente, y analizar su significado y su implicación, también, prácticamente, en el momento en que tienen lugar. En palabras de Bernardo Díaz Nosty:
“El medio continuo descubre una oportunidad de futuro en su mayor independencia y en la posibilidad de erradicar las malas prácticas que llevaron a la prensa a la pérdida de credibilidad, a su alejamiento de la sociedad y a la connivencia interesada con distintas expresiones de poder”.
¿Conseguirá la prensa encontrar un modelo de negocio de supervivencia en el escenario digital?
Imágenes: dsevilla via Compfight cc; Thomas Leuthard via Compfight cc