El rechazo al teléfono en sus inicios

Los primeros años del teléfono fijo y el miedo a lo nuevo

Todos lo hemos vivido con nuestros padres y abuelos. No comprenden que no podamos despegarnos de nuestro smartphone, que nos llevemos la tablet al trabajo o la universidad o que en Internet encontramos toda la información y el entretenimiento que necesitamos. Pero, ¿ha sucedido siempre? Cuando el teléfono daba sus primeros pasos, a finales del siglo XIX, ¿se dio una situación parecida? ¿Había quien se adaptaba rápidamente y a quien le costaba más adecuarse a la innovación?

Los “nativos telefónicos”

Un concepto del que se habla mucho hoy en día es el de los nativos digitales, aquellas personas que han nacido después de que los ordenadores e Internet se hayan convertido en elementos habituales en nuestra vida. Para estos nativos, conectarse a la red o utilizar un smartphone es totalmente habitual, mientras que los no nativos han tenido que aprender su funcionamiento y, en algunos casos, han llegado a rechazarlo.

Algo así ocurrió hace más de 100 años. En el siglo XIX, los burgueses pensaban que el telégrafo era el no va más de las comunicaciones de la época. Como muchos inventos de la historia de las tecnologías de la información y la comunicación, un ingenio que evolucionó a lo largo de años y años, durante los cuales se hicieron pequeños avances, hasta que se asentó un modelo concreto. En 1858 se instaló el primer cable submarino de telégrafo transatlántico que unía la isla de Valentia, en Irlanda, con el este de la isla de Terranova, en América.

Muchos de los ciudadanos de la época preferían comunicarse con sus seres queridos recurriendo a lo que es hoy casi una reliquia del pasado: el correo ordinario. Las cartas eran populares y como reza el dicho más, más vale malo conocido…

El telégrafo contra la telefonía

A finales del siglo XIX, el teléfono todavía era un invento minoritario, no solo por la falta de interés de los usuarios sino por la tecnología y las instalaciones que, en pañales, empezaban a asentar el futuro de las comunicaciones sin que muchos se percatasen de ello. En España, los inicios del teléfono están marcados por las redes de telefonía, que empezaron a proliferar sin control, hasta que en los años 20, concretamente en 1924, se creó la CTNE, la Compañía Telefónica Nacional de España, ahora Telefónica, para unificar todas ellas.

A partir de ahí, el desarrollo y asentamiento de la nueva forma de comunicación se hizo patente. Las nuevas tecnologías, los últimos avances y la innovación habían derrotado a las primeras reticencias. Este rechazo o resistencia inicial, lógico ante los cambios y lo desconocido, se repite a lo largo de la historia con cualquier novedad, hasta que el progreso se impone. El teléfono también sufrió el rechazo de algunos de sus contemporáneos hasta que se asentó, como ahora lo hacen los últimos avances en telefonía móvil.

Imágenes | Wikipedia

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