En vacaciones puedes relajarte y olvidar por unos días el estrés del trabajo, la ciudad, los atascos... Pero hay cosas de las que no puedes descansar, y proteger tu móvil es una de ellas.
En verano nosotros disfrutamos del sol, de nuestras playas, descubrimos otras culturas o nos adentramos en la naturaleza más indómita. Mientras, nuestros smartphones sólo pueden pensar en una cosa: cómo sobrevivir a esta época en la que no paramos y los riesgos para nuestros terminales se multiplican exponencialmente.
Por eso, es imprescindible que nos aseguremos de que nuestro móvil esté bien protegido ante cualquier imprevisto que pueda provocar que nos quedemos sin teléfono y, de este modo, fastidiarnos las vacaciones.
El agua: archienemiga de la electrónica
Como si de la kriptonita de Superman se tratara, el agua es el peor enemigo que puede existir para cualquier aparato electrónico, incluyendo nuestros smartphones y tablets. Así pues, debemos tratar de mantenerlos lo más lejos posible de cualquier fuente de líquido que pueda ahogar los chips electrónicos y acabar con nuestro querido smartphone.
Pero, ¿qué podemos hacer si metemos por error el móvil en agua o se derrama algún líquido? En primer lugar hay que valorar la situación: no es lo mismo que se haya “bañado” literalmente en el mar que le hayan caído unas pocas gotas; tampoco es lo mismo agua salada que agua dulce.
De hecho, si nuestro móvil ha estado en contacto con agua salada, debemos –aunque parezca contraproducente- enjuagar con una servilleta mojada las zonas afectadas antes de que la sal cristalice.
Una vez nos hemos asegurado de que no queda resto alguno de sal en el terminal –y ya habiendo separado la batería y la tarjeta SIM del dispositivo- podemos utilizar un secador para eliminar el grueso del agua antes de emprender el paso final, el que elimina no sólo el líquido visible sino también la que está acumulada en el interior de nuestro smartphone. Para ello, tan sólo necesitamos un bol de arroz crudo en el que dejar reposando nuestro terminal durante un día entero, tiempo en el que el cereal irá absorbiendo toda la humedad que quede.
En la prevención está la clave: fundas y bolsas herméticas
Para no desesperar tratando de salvar nuestro móvil de las temibles garras del agua, lo mejor que podemos hacer es prevenir que entre en contacto con líquidos. En ese sentido, actualmente se comercializan numerosos modelos de fundas y bolsas herméticas, transparentes y resistentes al agua con las que podremos seguir usando nuestro smartphone en la playa o en la piscina sin preocuparnos de nada.
Así mismo, cada día proliferan más modelos de teléfonos resistentes al agua, lo que permite sumergirlos en pequeñas profundidades sin que el terminal sufra cualquier daño.
El sol: otro de los males del verano para nuestros móviles
Siguiendo con nuestra lucha contra los elementos, el sol es el otro gran rival de este verano para los smartphones. Una larga exposición al sol puede ser fatal, así como sobrecalentar la pantalla y la batería, que puede llegar a explotar.
Móviles rugerizados: la forma de evitar caídas y golpes
Si lo tuyo son los deportes de montaña como el alpinismo, el barranquismo, la escalada o mountain bike, prácticamente la única de forma de asegurarte de que tu móvil no se va a caer o sufrir un golpe fuerte es contar con un móvil rugerizado. Este tipo de dispositivos están especialmente preparados para soportar impactos de cualquier índole y son además resistentes al polvo o la arena.
Al principio estaban destinados a un público muy específico pero con el paso del tiempo han llegado a democratizarse hasta tal punto que algunos de los smartphones más populares de la actualidad, como el Sony Xperia Go, ya cuentan con esta protección extra.
Imágenes OficinaMóvil / Lifeproof