Una refinería de Filadelfia invertirá 120 millones de dólares para crear una unidad que convierta residuos orgánicos en gas natural.
Los cambios en el sector energético están avivando las nuevas ideas. Ya no solo se piensa en emplear las fuentes renovables cada vez más, también se buscan métodos para aprovechar los recursos sobrantes , aunque para ello haya que recurrir a combustibles contaminantes. Hablamos sobre todo de los residuos que producimos.
En Noruega conocen la cuestión en profundidad. En este país funcionan plantas con capacidad para deglutir 300.000 toneladas de basura al año. Los desperdicios se queman a 800 grados y el calor sirve para hervir agua. El vapor será el elemento que haga mover la turbina para producir electricidad. Las estimaciones del país nórdico indican que de cada cuatro toneladas de residuo se saca lo mismo que de una tonelada de combustible fósil.
En Filadelfia, Estados Unidos, también han adoptado un enfoque industrial. Las compañías RNG Energy Solutions y Philadelphia Energy Solutions invertirán 120 millones en una nueva unidad en una refinería. Pero será un espacio peculiar. Se dedicará a la digestión anaeróbica de residuos procedentes del sector alimentario.
Este nuevo sistema convertirá residuos orgánicos en gas natural. Lo hará calentando la materia a más de 150 grados como primer paso. Después entran en acción las bacterias que consumen los ácidos grasos. De esta forma se produce un compuesto que es gas metano en un 60%.
Para poder utilizar el resultado como combustible es necesario que el gas tenga mayor pureza, con lo que se evoluciona hasta alcanzar un 99% de proporción en metano. Los responsables del proyecto creen que de esta manera se pueden obtener 90.850 litros de gas al día.
El combustible se empleará para propulsar autobuses, camiones y otros vehículos. Aunque también existirá un subproducto. Se trata de un musgo con alto contenido en nutrientes, que se podrá usar para enriquecer los terrenos de cultivo.
El aprovechamiento de residuos orgánicos para obtener energía
La idea de la planta de Philadelphia no es única. Su mérito consiste en convertir a escala industrial algo que ya se ha investigado anteriormente. El uso de recursos orgánicos para producir energía ya se ha empleado en diferentes formatos.
Uno de los proyectos más llamativos tiene lugar en Dubái. Allí se ha puesto en marcha una iniciativa para sustituir el diésel de los vehículos por biodiesel limpio , elaborado a partir de aceite de cocina usado. El tipo de combustible que se puede crear de esta forma tiene una alta calidad.
Hay muchos sectores que dejan tras de sí una enorme cantidad de residuos aprovechables. Otro es el de las uvas: 13 millones de toneladas al año. Y en la Universidad de Adelaida ya han explorado la posibilidad de utilizar esta masa de desperdicios para producir bioetanol.
Imágenes: StefanSzczelkun, RGN
