Pocket, Readability, Instapaper... Si todavía no conoces los servicios para leer después, te estás perdiendo una gran utilidad. ¿Con cuál te quedas tú?
Uno de los usos que se le da a los favoritos en Twitter es un servicio improvisado para leer después. Vemos un tuit con un titular interesante y lo marcamos como favorito para cuando tengamos más tiempo o acceso al ordenador para poder leerlo con calma. El problema es que esto no suele ocurrir casi nunca, y que además es un método tedioso y desordenado. Para eso se inventaron los servicios para leer después, una forma sencilla, organizada y multiplataforma de tener acceso a los artículos que queremos leer y de los que sólo hemos visto el titular, pero no hemos podido hacerlo en su momento.
Su uso es sencillo: suelen funcionar como extensiones o complementos de aplicaciones mayores, como cualquier navegador o la mayoría de los clientes de Twitter. Allí podemos añadir cualquier tipo de contenido alojado en la web, desde artículos hasta imágenes, vídeos, o webs completas. Con un botón para ‘enviar a‘ lo haremos llegar a nuestra lista de pendientes, a la cual podemos acceder desde su web o desde cualquiera de sus aplicaciones, para luego marcarlo como leído y bien archivarlo, compartirlo en redes sociales, etc. No es una cuestión baladí: hasta Facebook estuvo probando un servicio así para implementar en su red social hace unas semanas.
Uno de estos servicios es Pocket, que ha ido actualizándose para ofrecer nuevas funcionalidades tras rebautizar al antiguo Read It Later, y ahora es uno de los servicios para leer después más usados en la red. Tiene aplicaciones para iOS y Android, así como una no oficial para Windows Phone llamada Pouch. Tiene extensiones para varios navegadores y ofrece una experiencia realmente buena. Su gran baza es quizá la extensión para Chrome que permite descargar todos los artículos para leerlos sin conexión.
Otro servicio bastante popular es Instapaper, que nació como una aplicación exclusivamente para iPad pero no tardó en comenzar a crecer, y ahora es otro de los más famosos servicios para leer después. Eso ha incluido ir puliendo sus aplicaciones para las distintas plataformas, como la de Android, que durante un tiempo era acusada de ser de peor calidad que la de iOS, u optimizar la propia de Android para su uso en tablets. Además, el formato web es realmente bueno.
El tercero en discordia, quizá dañado tras el lanzamiento de Pocket, es Readability, que no sólo basa su funcionamiento en la misma mecánica de los otros servicios para leer después, sino que desde el principio puso el foco en que la legibilidad de los artículos guardados fuera óptima (y de ahí su nombre). No obstante, a día de hoy todavía no ha podido solventar el problema a la hora de mostrar las imágenes, que fallan con demasiada frecuencia. A cambio, la colección de tipografías que permite elegir para usar en los artículos es excelente y dejará satisfechos a los más puristas.
Alternativas hay varias, y para todas las plataformas. Ahora sólo hay que elegir una, e implementarla en nuestros agregadores de contenidos particulares, como los clientes de Twitter que usemos o el navegador, y comenzar a enviar lo que no podamos ver en ese momento. Eso sí, muy pocos han conseguido ir dejando ese inbox a cero de forma recurrente. La tónica habitual es adoptar el Síndrome de Diógenes virtual e ir almacenando sin fin artículos que consultar en otro momento. ¿Ves viable ser la excepción?
Imagen: krossbow.