Cuando hablamos de la Antártida, lo más probable es que la primera imagen que venga a nuestro cerebro sea la nieve y el hielo. Tiene sentido, pues prácticamente toda la superficie de tierra está helada. Solo un 2% no lo está. Y a pesar de esto, hay unos pocos animales que viven allí. ¿Quieres conocerlos?
El animal que ves en la foto es una foca de Weddell. No es de los más conocidos, pero sí es de los más fuertes: es el que más al sur puede vivir de todo el planeta, incluso en la misma superficie de hielo de la Antártida.
Precisamente allí nos dirigimos en Siete mundos, un planeta: Antártida, la primera entrega de esta serie de documentales, entretenida y didáctica, producida por la BBC y emitida ahora en Movistar+.
La Antártida, un continente donde las condiciones climáticas son extremas
«De entre todos los continentes, hay uno que los humanos vieron hace solo 200 años y que estamos empezando a entender ahora», introduce el documental. Para entender por qué la Antártida es el continente más hostil de todos tenemos que recordar que de su superficie terrestre un 98% es hielo. La existencia de vida es posible gracias al océano que lo rodea. Aunque éste, por si era poco, también se congela.
Con estas palabras, el documental nos presenta la Antártida. Ese fragmento de tierra que se separó hace 30 millones de años de América del Sur y empezó a viajar hacia el sur, a la deriva.
Los investigadores están interesados en descubrir más sobre este continente, tan vírgen para el hombre y tan asombroso: las temperaturas heladas provocan que la supervivencia en ella sea toda una odisea. Más que en ningún otro, una ventisca puede resultar mortal. Además, se suceden con frecuencia y pueden alargarse varios días, con temperaturas de hasta 40 grados bajo cero. Incluso en primavera.
La biodiversidad en el continente helado, el foco central de Siete mundos, un planeta
Fuera del polo, en el límite del continente, hay islas que no están cubiertas de hielo y donde hay mejores condiciones para la vida. Por ejemplo, en la Bahía de San Andrés convive más de medio millón de pingüinos rey, una multititudinaria comunidad que comparte playas con animales mucho más grandes: los elefantes marinos.
Territoriales, estas criaturas de cuatro toneladas y hasta tres metros se pelean con otros ejemplares por el control de las zonas. Tienen una capa de grasa de 15 centímetros de espesor que les protege del frío, pero no de los golpes que se propinan entre ellos. Las imágenes filmadas de ellos e incluidas en el documental son impresionantes.
La Antártida es un continente de extremos: las corrientes más fuertes de todo el planeta están aquí. Esto implica que arrastran hasta la superficie una cantidad de nutrientes considerable, que lo convierten en uno de los lugares con más alimento del mundo. Lo saben bien las ballenas jorobadas, que aprovechan en los meses de verano para cazar las reservas que necesitan para todo el año.
Más animales que sobreviven en la Antártida
Los albatros son unas aves capaces de generar unos vínculos muy fuertes con sus crías. Sin embargo, estos pájaros no las reconocen cuando éstas se encuentran fuera de los nidos. Los vientos alcanzan los 100 kilómetros por hora, convirtiéndolo también en el continente más ventoso, y su fuerza empuja a menudo a los polluelos fuera de los nidos. En esta primera entrega se aprecia bien la situación a la que se tienen que enfrentar los ejemplares de esta especie en sus primeros días de vida. Cómo son estos vínculos y qué implican.
Los pingüinos Papúa tienen otro tipo de retos. Además de sobrevivir al tiempo, se enfrentan a la fiereza de grandes depredadores como las orcas, mucho más veloces que ellos, y a los leopardos marinos, también más rápidos. Esta primera entrega de la serie Siete mundos, un planeta recoge unas imágenes donde se graba con precisión la caza y huida de estos animales.
En las profundidades del océano también hay vida
Más allá de la superficie, por debajo, también encontramos vida. Las condiciones son más estables, no sujetas a las inclemencias y al fuerte viento. Aquí encontramos especies muy desconocidas para el gran público, pero no por ello menos interesantes.
Como unos gigantescos gusanos de hasta tres metros -los gusanos nemertinos– o una criaturas hermafroditas que apenas pueden ver -los numibranquios- y que buscan a otros para fertilizarse. O también las anémonas de mar, que parecen plantas y están ancladas al suelo. Unas impresionantes vistas nos enseñan sus tentáculos y la perspectiva desde la que son depredadores y al mismo tiempo presas de otros animales marinos.
Una invitación a reflexionar sobre la caza comercial y el cuidado del medio natural
Junto a las ballenas jorobadas, el vídeo plantea la situación del resto de ballenas. Aporta cifras ciertamente desoladoras, como que con la caza furtiva, la población de ballenas francas astrales descendió de 35.000 a 35 hembras en cuestión de décadas. Nos enseña las antiguas estaciones balleneras y nos cuenta por qué este tipo de ballenas fueron las más castigadas por la caza. Su curiosidad les hacía acercarse a los barcos. Curiosidad que los marineros interpretaron como «franqueza». De ahí el nombre.
Las buenas noticias llegan después. Desde la prohibición en 1986 de cazarlas, la población está aumentando considerablemente. Los expertos estiman que ahora hay cerca de 2.000. Las cifras aún están lejos de las de hace varias décadas, pero la situación es mejor que hace treinta años. Además, hace poco hemos sido testigos de la mayor concentración de ballenas conocida hasta el momento. Fue cerca de la costa de Isla Elefante.
El Océano Astral y el deshielo
Pero más allá de los grandes cetáceos, los cambios que está sufriendo la Antártida por el cambio climático afectan al resto de continentes. Los científicos han descubierto que el Océano Astral absorbe de la atmósfera el doble de carbono que la misma selva amazónica.
Una pena que estos datos no sean tan conocidos, pues de serlo, es muy probable que se cuidara más.
Aparte de ello, el deshielo aumenta el nivel del mar. Es una situación que se produce desde hace décadas y cada vez más rápido, debido al calentamiento global.
Pero el problema no solo es que los glaciares aumenten el volumen del agua, sino que toda la materia orgánica que tienen acumulada bajo su superficie quedaría liberada, en forma de gases contaminantes. Está la atmósfera para eso…
En Movistar+
Este primer episodio de la serie Siete mundos, un planeta tiene una duración de 51 minutos. Es el primero de toda una saga increíble, con imágenes espectaculares, que te dejarán con la boca abierta. Lo puedes ver en Movistar+.