Hemos hablado mucho acerca de las smart cities, pero ya es momento de conocer cuáles son las tendencias en torno a este concepto.
Ciudades como Santander, Manchester, Boston y San Francisco avanzan como smart cities. Todas ellas tratan de aprovechar las ventajas de las TIC para ser más eficientes: con soluciones de smart buildings (edificios inteligentes) pueden ahorrarse hasta un 30% en la factura de electricidad, hasta un 50% con smart lighting (alumbrado inteligente) y entre 30% y un 50% con sistemas de riego inteligente. Esto es lo que conocemos como servicios Green TIC, aquellos que permiten a los usuarios consumir eficientemente recursos escasos como la energía o el agua.
Los retos pendientes de estas y otras grandes urbes —la gestión del tráfico y la movilidad de las personas en el caso de Sao Paulo, la gestión de residuos en Barcelona o el control de la contaminación del aire en México DF, por citar algunos ejemplos— implican novedades continuas. De hecho es mucho lo que queda por hacer y lo que está por llegar en smart cities.
En algunos casos es necesario pasar de los pilotos al despliegue masivo para extender, por ejemplo, las soluciones de smart parking para informar a los usuarios dónde pueden aparcar en cada momento, instalar semáforos inteligentes que se autorregulen en función del tráfico y smart lighting para optimizar el alumbrado público.
Este despliegue será más fácil cuando tengamos estándares para la industria TIC, normas únicas que permitan a todos los desarrolladores promover soluciones que se puedan usar en cualquier lugar del mundo y en cualquier dispositivo. Por suerte la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones) y sus miembros ya estamos trabajando en ello.
Próximamente también veremos versiones más avanzadas de herramientas existentes. Es el caso de los sensores para mejorar la gestión de los residuos generados en una ciudad, que no sólo se situarán en los contenedores de las calles, sino de los domicilios y las empresas, e implicarán a todas las partes implicadas, incluidos ciudadanos y entidades de reciclaje.
El vehículo eléctrico será uno de los grandes beneficiados de estas tendencias: se extenderán por fin las aplicaciones para que los conductores sepan dónde está el punto de recarga de energía más cercano e incluso podrán re-inyectar a la red eléctrica la energía sobrante. Por último, todos los avances tendrán más en cuenta a los ciudadanos aportándoles infinidad de información y opciones para que participen en las decisiones de su ciudad. Un ejemplo muy gráfico podemos verlo ya en Japón: que cualquier persona pueda saber el grado de contaminación que hay en la atmósfera y en el agua, a través de sensores que miden concentraciones.
Queda claro que lo que está por llegar es mucho y muy útil. Ahora bien, ¿cómo se manejan tantísimos sensores y soluciones? ¿Cómo se realiza el seguimiento? ¿Cómo evolucionan esos servicios? ¿Resulta muy complejo? ¿Muy caro? No, siempre y cuando se utilice una plataforma tecnológica que los integre y permita hacer desarrollos de modo asequible y rápido. Ya son varias las empresas TIC que las están desarrollando y poseen pilotos implementados —Telefónica cuenta con una plataforma para los servicios basados en M2M y trabaja para definir el futuro de las redes← y, sin duda, en pocos años su uso se impondrá.
En definitiva, despliegues masivos de soluciones existentes, versiones más avanzadas, plataformas tecnológicas y todo ello con el protagonismo de los ciudadanos. ¿Observas tú alguna otra tendencia que marque el futuro de las smart cities? Podemos debatir sobre el tema en Twitter @Tef_green #GSWMadrid #Smartcities y en la III ITU Green Standards Week (GSW) que tendrá lugar en Distrito Telefónica, del 16 al 20 de septiembre (inscripción gratuita).
Imágenes: v3rbo.com via Compfight cc; Nina Matthews Photography via Compfight cc