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Recomendaciones clave sobre el uso de la tecnología para promover la justicia y el bien social

El estudio '#MoreThanCode' de Sasha Costanza-Chock, reconocida profesora del MIT, analiza cómo la tecnología se puede usar para promover la justicia y el bien social.

Hemos visto cómo la tecnología y el Big Data se usan para evitar catástrofes medioambientales o crisis humanitarias. También vemos cómo, gracias de nuevo a la innovación tecnológica, avanzamos hacia una sociedad más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Sin embargo, ahora también nos tenemos que fijar en cómo nos puede mejorar como sociedad, y cómo puede promover la justicia y el bien social.

El estudio ‘#MoreThanCode’ de Sasha Costanza-Chock, reconocida profesora del MIT, habla de esto mismo. El informe, que fue financiado por NetGain, Fundación Ford, Mozilla, Code for America y OTI, analiza con 109 entrevistas, 11 grupos focales e información de miles de organizaciones cómo la tecnología puede ayudarnos como sociedad. Además, hace cinco recomendaciones de alto nivel para quienes desean utilizar la tecnología para el bien social.

«Existe una amplia gama de roles para las personas que usan la tecnología para avanzar interés público, y no solo en el ámbito de los desarrolladores de software», indica Sasha Costanza-Chock.

La labor de los códigos tecnológicos no se puede quedar solo en la función tecnológica. La primera recomendación clave es que cuando los inversores y las organizaciones forman equipos de trabajo, deben pensar en los diferentes perfiles. “Desarrolladores de software, diseñadores gráficos, investigadores y expertos en dominios. Aun así, el miembro más importante del equipo es alguien con experiencia en la condición particular que se supone que la tecnología debe abordar», apunta Sasha en el informe.

Otra recomendación clave es tratar la información y los datos pensando de una forma respetuosa con la sociedad. Tener mucho cuidado con géneros, etnias y minorías. «Recopilar y divulgar datos de diversidad y establecer objetivos públicos con plazos específicos para los objetivos de diversidad e inclusión son dos aspectos principales que sabemos que funcionan en las organizaciones. Las buenas intenciones no son suficientes».

De hecho, el informe relata que muchos de los entrevistados han vivido experiencias con racismo, sexismo, transfobia y otras formas comunes de marginación en webs o fuentes que tienen que ver con la tecnología. «Alrededor de la mitad de las personas con las que hablamos para el informe dijeron que tenían experiencias como esa», comentan en ‘#MoreThanCode’.

A la hora de establecer un código o un nuevo avance tecnológico, debemos pensar también en el efecto que tendrá en la sociedad. Más allá de su utilidad, hay que realizar proyectos respetuosos y que sigan un patrón ético.

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