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El reto de la tecnología wearable, hacerse invisible

La tecnología wearable tiene que evolucionar, alejándose de los dispositivos aparatosos y ajustando el diseño a la ropa y el cuerpo.

Ver pasear a alguien con una banda de plástico sobre su frente acompañada de unas gafas grandes de realidad aumentada u observar cómo una persona parada ante un paso de cebra toquetea una pantalla de cuatro pulgadas adosada a su antebrazo da la sensación de cyborgs más que de seres humanos. La tecnología wearable ya no es tan aparatosa como los primeros prototipos, pero sigue teniendo que mejorar. Pasada su juventud futurista y entusiasta, el diseño se presenta como un factor clave para los próximos dispositivos, que serán adoptados más rápidamente cuanto mayor sea su integración con la ropa y los complementos de los potenciales usuarios.

Para estar lista para el mercado de consumo, una de las prioridades de la tecnología wearable pasa por hacerse invisible, integrarse con la vestimenta o los complementos de una persona, tal y como sugiere su denominación. De esta forma los consumidores serán más propensos a utilizarla y su uso se normalizará sin dificultades.

“Creo que gran parte de la tecnología wearable que vemos está diseñada por hombres de Silicon Valley para hombres de Silicon Valley y hay mucha más gente en este mundo aparte de hombres de Silicon Valley”, comentó Sonny Vu, fundador de Misfit Wearables en una charla sobre este tipo de dispositivos. Con el juicio que le da su experiencia en el sector, Vu hace una distinción entre dos formas de construir esta tecnología. “Quizás el wearable 1.0 trataba de que te parecieras a Iron Man y el wearable 2.0 va de intentar convertirte en el Hombre Invisible”, apunta.

Aunque el juego de palabras pierde sentido al traducirse del inglés, el significado mantiene su fuerza. Y es que existe un tipo de dispositivos wearable que destacan claramente en cualquier usuario que los lleve. La impresión futurista que pueden causar unas gafas inteligentes con un módulo adosado a la patilla o en torno a los cristales produce asombro en un primer momento. A partir de ahí, lo asombroso se convierte en extravagante y reúne todas las miradas.

Algo raro a simple vista

Uno de los dispositivos de tecnología wearable más populares es también uno de los que no pasan desapercibidos en la calle. El avance de Google Glass ha sido notorio respecto a los primeros prototipos de gafas inteligentes, pero un usuario llama irremediablemente la atención con unos cristales cuya montura sobresale varios centímetros.

El siguiente paso sería lograr que las Google Glass fueran lo suficientemente discretas como para encajar con la idea que todo el mundo tiene de unas gafas. Así, únicamente llamarían la atención al fijarse detenidamente en ellas.

Tecnología wearable: un objeto más que no destaca

Sin embargo, hoy en día ya existen dispositivos capaces de mimetizarse con la ropa y los complementos del usuario de tal manera que quienes lo vean no notan nada fuera de lugar. El smartwatch Pebble combina un diseño sencillo con la tecnología necesaria para sincronizarse con un smartphone.

En la muñeca de un portador/usuario no desluce un dispositivo así, mientras que cuando aparecieron los primeros «relojes» Zypad la impresión era totalmente opuesta.

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Imagen: caseorganic

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