Tejidos 3D: el siguiente paso de la microelectrónica

La adaptación al campo de la biomedicina de un dispositivo utilizado en la fabricación de circuitos electrónicos podría permitir, en un futuro no muy lejano, la fabricación de tejidos tridimensionales.

Uno de los retos que tiene la medicina para los próximos años es la fabricación a escala industrial de tejidos, para ser utilizados como implantes en aquellos pacientes que los necesiten. Por ejemplo, quizás estemos en la unidad de quemados de un hospital, y una persona requiera de piel para regenerar la superficie afectada.

Otra idea podría ser la utilización de tejidos 3D en trasplantes, una de las demandas más importantes a día de hoy en el sistema de salud. Si pudiéramos construir órganos de manera rutinaria, mediante la fabricación y superposición de tejidos 3D, podríamos evitar largas listas de espera, y sobre todo, conseguir que los pacientes alargaran sus años de vida.

Pero, ¿es complicado fabricar un tejido 3D? La respuesta instantánea es afirmativa. Nuestras células no se organizan como si fueran un trozo de tela, sino que la complejidad de los organismos vivos es de tal envergadura que resulta extremadamente difícil generar tejidos 3D. A pesar de ello, ya hay algunas iniciativas al respecto, como esa de la que os contamos hace algún tiempo, relacionada con la impresión 3D.

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El siguiente paso en la construcción de tejidos 3D, después de ver las bondades de esta posible manufactura, sería contar con máquinas tan eficientes que nos permitieran fabricarlos de manera (casi) automática. Con este objetivo, la medicina ha puesto sus ojos en la microelectrónica, campo donde desde hace tiempo la fabricación de circuitos electrónicos se realiza de manera industrial.

En este contexto, un equipo de investigación del Institute of Medical Engineering and Science del MIT ha decidido utilizar un dispositivo programable, usado tradicionalmente en microelectrónica, para fabricar tejido 3D de origen cardíaco. De esta manera, y apoyados por una suerte de andamios moleculares, los científicos dirigidos por Martin Kolewe han tratado de entender cómo el tejido cardíaco se organiza en una estructura jerárquica, de manera simultánea a la formación de complejas redes celulares dentro de las diferentes capas de los tejidos 3D.

Probando diferentes tamaños de poros y distintos andamios moleculares, los investigadores fueron capaces de obtener distintos tipos de tejidos 3D, que mimetizaban en buena parte el músculo cardíaco.  Aunque la estructura creada aún no es funcional, lo cierto es que la adaptación de este dispositivo de fabricación en electrónica al campo de la biomedicina ha supuesto un paso de gigante para los investigadores.

Esto es debido a que permite la superposición de distintas capas de tejidos 3D alrededor de este andamio del que hablábamos antes. La disposición en función de los diferentes tamaños de poros y la construcción de una amplia variedad de tejidos 3D permiten imaginar en el futuro en el uso de esta técnica en biomedicina. El futuro nunca había estado tan cerca.

Imágenes | Creativity103 (Flickr), Phalinn Ooi (Flickr)

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