Uno de los proyectos más ambiciosos de la NASA, en la actualidad, tiene que ver con volver a la Luna. Y no solo eso. Quedarnos allí. Nuestro satélite natural es un trampolín ideal para futuros viajes espaciales que quieran llegar más allá de nuestras fronteras. Y para hacer esto posible, deberíamos tener bases permanentes en la Luna. Pero, para ello, hay que facilitar su habitabilidad. Volverla habitable al ser humano. Y la propuesta de la NASA para que vivamos en nuestro satélite consiste en instalar tuberías de oxígeno. Una idea extravagante pero, al mismo tiempo, muy interesante.
El programa Artemis de la NASA, Artemisa en castellano, cubre muchos ámbitos. Por un lado, es un proyecto que engloba a muchos países, no solo a Estados Unidos. Esto incluye a España. Que ya tiene su propia agencia aeroespacial, la AEE. Por otro lado, el proyecto principal se divide en varios proyectos. Actualmente, está en su segunda fase, Artemis II. Que orbitará alrededor de la Luna. Su sucesora, la misión Artemis III, alunizará. Y, el resto, ya lo iremos viendo en sucesivos artículos.
En paralelo, la NASA está preparando todo lo necesario para quedarnos en la Luna de forma permanente. Por un lado, trabaja en las telecomunicaciones necesarias para unir las distintas instalaciones, infraestructuras y bases lunares. Y uno de estos trabajos llama la atención especialmente. Se conoce como Lunar South Pole Oxygen Pipeline. En castellano, tubería de oxígeno del Polo Sur Lunar. Y es lo que dice su nombre. Proveer de oxígeno las bases lunares mediante tuberías.
Tuberías de oxígeno para vivir en la Luna
No descubrimos nada nuevo al afirmar que una de las razones por las que hay vida en la Tierra es su atmósfera. La atmósfera terrestre se compone de varios gases, que se combinan generando lo que llamamos aire. Ese aire es una mezcla de oxígeno y nitrógeno, principalmente. Y, curiosamente, también hay aire en las atmósferas de Marte o Júpiter. El primero, compuesto sobre todo de dióxido de carbono. Y, el de Júpiter, de hidrógeno y helio.
La atmósfera cumple varias funciones. Por un lado, nos protege de la radiación solar. Pero también participa en la regulación del clima y contiene los gases que facilitan la vida, como el oxígeno y el dióxido de carbono. Pero en la Luna no es así. De manera que donde no llega la naturaleza, debemos actuar nosotros si queremos poblar el satélite de la Tierra permanentemente.
Una de las ideas que se barajan, cuando alunicemos de nuevo, consiste en aprovechar el agua helada que hay bajo la superficie de la Luna. Y obtener oxígeno. Ese oxígeno serviría para los soportes vitales de las bases lunares, los vehículos y demás infraestructuras habitables. En segundo lugar, el oxígeno es uno de los componentes que se emplean para hacer funcionar los cohetes espaciales.
Para consumir ese oxígeno, como combustible o para soporte vital, es necesario adaptarlo para su transporte. Una tarea que puede hacerse de varias maneras. Comprimiéndolo o licuándolo. Y ambos métodos requieren una infraestructura que facilite ese transporte y manipulación. El proyecto L-SPoP (Lunar South Pole Oxygen Pipeline) quiere ser la solución a este problema. Tuberías de oxígeno para mover este gas por la superficie de la Luna.
Un proyecto extravagante pero eficaz
El proyecto L-SPoP, todavía en el plano teórico, propuso hace un año instalar tuberías de oxígeno, que construirían los primeros robots en alunizar. Según sus defensores, facilitaría el resto de operaciones que hay que hacer en la Luna para habitarla. Y para convertirla en una lanzadera de naves espaciales. Y también sería un método menos costoso que el tradicional transporte de tanques con oxígeno licuado o comprimido.
El concepto inicial planteado a principios de 2023 consiste en unas tuberías de oxígeno de unos 5 kilómetros de extensión. Con esta instalación, se podría transportar oxígeno en estado gaseoso desde una fuente de producción de oxígeno. Por ejemplo, la infraestructura inicialmente planteada para extraer oxígeno del hielo lunar. Pero podría ser compatible con otras propuestas, todavía por desarrollar. Las tuberías se construirían de manera modular. Así se podría expandir la instalación y conectar diferentes puntos de interés. Y se intentarían aprovechar los metales presentes en la Luna, como aluminio, hierro o magnesio, para así depender lo menos posible de materiales transportados desde la Tierra.
Tanto la instalación como el mantenimiento y reparaciones correrían a cargo de robots. Todavía por diseñar y construir. Y no sería necesaria demasiada energía para hacer funcionar este complejo de tuberías de oxígeno. Es más. Su vida estimada superaría la década. Pero para hacer realidad esta propuesta, todavía es necesario recorrer mucho camino. El calendario de la NASA plantea el alunizaje a mediados de 2027. Si no hay cambios ni retrasos. Artemisa es un proyecto muy ambicioso y todo debe salir bien a la primera.